Capítulo 6

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—¡La encontré! ¡La encontré! —grita papá con todas sus fuerzas a nadie en específico— Oh cielos, Millie ¿estás bien? —me palpa la frente, las mejillas y los brazos en busca de una herida grave o lago por el estilo. No encuentra nada porque todo está oscuro y apenas nos llega un poco de luz de la luna menguante; es igual a la uña de un bebé.

No se entera de mi mejilla amoratada tras haber caído desmayada después de que Aren poseyera a uno de los encapuchados en el bosque. Sigo preguntándome por qué lo hizo, por qué Alison gritó de forma aterrorizante, todo se puso negro y Charlie quedó inconsciente... Lo único que agradezco es haber despertado con Finn cuidándome.

—Vámonos, ya —dice papá, lo encuentro paranoico—Tenemos que huir de aquí —respira hondo preparándose para gritar nuevamente: — ¡Millie está aquí! ¡La encontré!

Las hojas crujen y las ramitas se rompen con el andar de mi madre que viene a toda velocidad hacia nosotros. Detrás de ella viene alguien más y me alarmo creyendo que es un encapuchado hasta que entorno los ojos tratando de acostumbrarme a la oscuridad y los abro mucho porque me doy cuenta de que se trata de Paige.

Nunca me he alegrado tanto de ver a mi hermana mayor. No quiero perderla nunca más, ojalá pudiera pasar mi vida entera discutiendo con ella sobre bobadas, haciéndonos bromas, poniéndonos sobrenombres graciosos, correteándonos por toda la casa... De ahora en adelante le diré lo mucho que la quiero porque antes no lo hacía, en su lugar, le decía que era insoportable y una gruñona, en plan broma desde luego. Si es que alguna vez se lo creyó esta es mi oportunidad de hacerle saber que la quiero con toda mi alma y que por ella haría y daría lo que fuera sin importar nada.

Paige me estrecha entre sus brazos y me vuelvo un mar de lágrimas de felicidad genuina.

—Debemos seguir buscando a Charlie —susurra mamá, como cuando nos despertaba para ir a la escuela, suavemente.

—Está conmigo —digo y señalo en dirección al campamento.

Entonces reparo en Finn; nos ve a hurtadillas tras un árbol. Mamá también lo ha visto porque enseguida le pregunta con voz firme:

—¿Quién rayos eres tú? —mamá se le acerca con paso resuelto y Finn retrocede instintivamente.

—¡Es de los buenos! —me interpongo entre ambos y tomo las manos de mi madre— Él y sus amigos nos brindaron ayuda a Charlie y a mí.

Comienzo a relatar lo que sucedió a partir de que papá y mamá salieron de la casa en busca de Paige luego de que Aren se la llevara, sin embargo, papá me interrumpe en las primeras palabras.

—Nos cuentas más tarde, Millie. Debemos huir al Cempal. Llévanos con Charlie —me pide.

Asiento, pero antes de que pueda avanzar nada, Finn me toma del bazo, me impide caminar.

—Es una trampa —asegura él— ¿Cómo es que lograste escapar de Aren? —le pregunta a Paige— ¡Nunca deja libre a nadie!

—No lo recuerdo —concede Paige—, desde que salí con él de casa no recuerdo nada. Sólo de repente estaba en el bosque completamente sola. Me alejé, corrí y corrí hasta que mis padres me encontraron.

Tragué grueso.

—Entonces ya viene a por ti, Millie —Finn me mira con los ojos desorbitados—. Ya viene. No intentará hacer el ritual con Paige, vendrá directo hacia ti.

—¿Ese sujeto, Aren, quiere a Millie? —pregunta papá.

Finn asiente.

—Debemos irnos —insiste mamá— ¡Llévanos con Charlie!

Feint [Fillie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora