Capítulo 15

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Hoy he sanado a la ultima víctima. El sótano ha quedado vacío y las familias del pueblo finalmente están completas —vale, a excepción de cuyos miembros murieron en medio de su dolor y no tuve oportunidad de sanarles; no sé si podré vivir con ello—, de manera que Aren ha decidio premiarme por mi arduo labor dejándome salir al jardín para respirar aire fresco tras haber estado casi un mes encerrada.

Por poco y me ahogo con todo el aire que aspiro en cuanto las puertas se abren.

El jardín es precioso, hay muchísimas flores por aquí y por allá, de distintos colores.

—Le diré a Finn que te prepare bocadillos —dice Aren y acto seguido me deja sola.

Ojalá pudiera echarme a correr y huir, pero resulta imposible porque todo el perímetro está bardeado con muros de piedra demasiado altos como para trepar al otro lado. Es frustrante, estar aquí es jodidamente frustrante y a veces me pregunto cómo es que no he enloquecido pues he visto a personas con poderes, he presenciado hechos surreales y he experimentado el verdadero terror en carne viva. No sé si podré soportar otro mes aquí en la guarida. Cuando estaba en el bosque, mi amor por Finn era mi anestesia ante todo el caos que me rodeaba. Con ello pude sobrevivir, me mantenía en un estado en el que nada me importaba.

Hablando del susodicho...

En efecto, Finn me trae una canasta llena de bocadillos, y una manta la cual extiende bajo un árbol de manzanas.

—Aren dice que puedes estar afuera el tiempo que desees —hace una pausa y agacha la mirada mientras se acomoda un tirante que ha resbalado por su hombro—. Me pidió que te acompañe.

—¿Acompañar o vigilar?

—Tómalo como desees —se sienta sobre la manta y comienza a beber jugo de naranja.

Esta es la primera vez que hablamos luego de aquella noche en la que nos besamos y se quedó a dormir conmigo. En todo este tiempo habíamos estado evadiéndonos y fingiendo que el otro no existía. Nos salía de maravilla.

—¿No quieres un poco? —menea su vaso con jugo.

—Que si vas a estar aquí mejor regreso a mi cuarto.

—No, no. Por favor, quédate —me lo pide de un modo tan... Tan preocupado, es decir, no quiere fastidiar las cosas.

Por un segundo me recordó al Finn noble y dulce que conocí en el bosque del pueblo.

—Yo debería irme —se levanta y al pasar junto a mi se detiene—. Gracias, Millie, por haber sanado a Nick.

Finn me mira a los ojos, sé que teme que reaccione y estalle o le grite y le escupa todo el odio que le tengo, sin embargo, no haré nada de eso porque ya aprendí a vivir con ello. Manifestarlo a cada rato es desgastante, no resuelve nada ni borra lo que ya está hecho. Creo que Finn sabe muy bien lo que hizo y recordárselo está demás, asimismo, quien salió perdiendo de los dos, fue él. Finn se ganó una condena mientras que yo desarrollé mi don de sanación. Me llevé un mal sabor de boca al saber que Finn me hechizó, eso sí, pero hasta allí. Yo lo superaré, lo olvidaré a la larga, principalmente cuando encuentre a la persona indicada que me quiera y yo le quiera de forma genuina. Finn, en cambio, nunca podrá experimentar ese tipo de amor. Lo sacrificó por el amor de familia, un acto que, sinceramente, yo también hubiera hecho ya sea por Paige, o por Charlie, y mis padres.

Así que ya está. Quiero avanzar y dejar todo atrás.

—Y también quiero decir que lo siento —añade— siento haberte hechizado. No te pido que me perdones, sé que es imposible. Pero en verdad lo lamento. Era la unica forma de que desarrollaras tu don sin ser torturada. Eras la unica que podía sanar a mi hermano porque intenté hacerlo con mi magia y no surtió efecto. Y aparte...

Feint [Fillie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora