Feint [Fillie]

Capítulo 19

Por fortuna a Finn se le soltó el morral durante la pelea cuerpo a cuerpo con Sadie. No está muy lejos de donde me encuentro. Lo recojo y busco en el interior las semillas de mostaza. Me tranquiliza haber encontrado las necesarias para cada herida de Noah. Se las introduzco, falta esperar. Me preocupa que se deba conjurar algún hechizo. Ojalá hagan el trabajo por sí solas, que sean mágicas.

A Noah le pesan los parpados, le hablo y le abanico para que se mantenga despierto. Cuento del uno al diez y a la vez coloco las manos sobre su cuerpo.

Cuando abro los ojos veo que las semillas de mostaza han hecho su trabajo. Noah ha dejado de sangrar y las aberturas se le han cerrado.

Se mira las manos y se toca la piel comprobando que es verdad lo que ve y no se trata de una alucinación producto de la pérdida de sangre.

—Me parece que tu don anda fallando. No moriste —me encojo en hombros y suspiro de alivio.

—¿Pero cómo? —dice escéptico— Sigo percibiendo muerte, Millie. Y no puedo sentir qué sucederá después de este día.

—Quizá percibes muerte porque Aren morirá.

No me quedo a discutirlo.

Sé qué hacer a continuación.

Me paro cerca de Sadie y Finn. Ella va ganando la pelea, Finn está lleno de cardenales. Extiendo las manos, suspiro profundo. Me armo de valor, reúno toda la tranquilidad que me es posible emplear e infundo toda mi fuerza para decir:

—¡Deténganse ahora!

Lo hacen al instante. Sadie cae al lado de Finn. Se limpia las lágrimas de coraje y se cubre el rostro.

—Finn esta poseído, Sadie. El no hubiera querido atacado a Noah —le digo.

Finn, mejor dicho, Aren se rie y escupe sangre.

—Ya ves lo que hace el amor, Millie. No buscas quién te la deba sino quien te la pague. Sadie está loca de amor por Noah, pero es todavía más peligrosa porque sus sentimientos son verdaderos, reales —su voz me penetra los huesos y me provoca un escalofrío espantoso—. En cambio, tú... acuérdate que Finn te hechizó y merece pagar por lo que te hizo.

—Finn me ayudó a despertar mi don —repongo.

—Como sea, no me iré de su cuerpo, no quiero. La única forma de sacarme es matándolo o matar mi cuerpo, pero ya ves que mi preciosa Alison me está protegiendo bastante bien. Si no se apresuran y matan a Finn, me mudaré al cuerpo de Noah y entonces lo tendrán que matar a él. Pero no quieres eso ¿cierto, Sadie? —no busca una respuesta— Pues bien, Finn tiene que morir.

—Alison morirá —dice Sadie llena de convicción— y tú morirás después, Aren.

—Te aconsejo que no te acerques a Alison —dice Aren— . Si la llegas a tocar, automáticamente absorberá tus dones, será tan poderosa como tú, y puede que acabe contigo enseguida porque ambos sabemos cuan exhausta estás. ¡Observa! La propia Geraldine está hecha polvo, ya no puede defenderse.

En efecto. Geraldine no puede levantase del suelo, esquiva sin éxito los ataques. Alison no se detiene.

—Y Millie no sabe luchar —dice Aren con lastima fingida— En cuanto a Noah... ¡Vaya! Noah ha sanado. Pero tampoco puede hacer gran cosa. No hay alternativa. La muerte de Finn es lo único que pido y prometo dejarlos en paz. Los dejaré ir. ¡No pongas esa cara, Millie! Él nunca te quiso. No vale la pena que llores. Ahora bien —gruñe por lo bajo ante el dolor de sus costillas. Abro los ojos asustada porque hay una mancha de sangre fresca en su camisa, justo donde Peyton lo apuñaló; la herida se le abrió— dejaré que lo mediten, que se lo piensen bien...