- Hyunjin, vamos. No quiero que llegues tarde a tu primer día - gritaba un hombre alto pelinegro desde el final de las escaleras.
- Ya voy - un pequeño niño salió corriendo escaleras abajo con una mochila en la espalda. Llegó al pie de las escaleras para encontrarse con su padre - Estoy listo, vámonos - dijo con entusiasmo jalando del brazo a su padre hasta la puerta principal.
El Im mayor se despidió de toda la servidumbre de su casa. No eran muchos, solo tenía una mucama, un chef y su mayordomo. Todos decían que eran innecesarios pero los tres cuidaban y querían mucho a su hijo. Algo de mucha ayuda cuando tenía giras y horarios muy apretados.
Caminaron al garage donde guardaba su colección de autos.
- Vámonos en el Ferrari, ¿podemos? - el pequeño niño hizo ojos de cachorro. Sabía que su papá no podía contenerse.
- No, no puedo llevarte a tu primer día en un deportivo. ¿Qué pensarán las personas de mí? - dijo el pelinegro mientras caminaba a su auto más reciente. Una camioneta familiar.
- Quizá piensen que eres un papá genial. - el pequeño pelinegro hablaba con suma inocencia - Y llegar en un deportivo me hará muy popular, ¿no crees?
- Deja de jugar a persuadirme y sube. Llegaremos tarde si seguimos con esto - el mayor abrió la puerta de la parte de atrás para que su hijo entrara. No iba a negar que su pequeño de casi 6 años era demasiado elocuente cuando se lo proponía.
El niño entró de mala gana y con un pequeño puchero en sus labios.
Habían días en los que se parecía mucho a su madre.
••••
- Yeji, ¿ya estás lista? El autobús no tardará en llegar - gritó desde la cocina un hombre con cabello color azabache, alto, con complexión algo delgada.
Una niña salió corriendo por el pasillo que conectaba las habitaciones con la cocina del apartamento. Llevaba el pelo suelto y una mochila color azul en su espalda.
- Mamá, ¿me ayudas con el cabello? No puedo atarlo como quiero. - la pequeña frunció el ceño, irritada.
El hombre dejó su tarea de pelar una manzana para acercarse a su pequeña.
- ¿Te parecen dos coletas con trenza? - dijo mientras tomaba de la mano a su pequeña y la guiaba a una silla del desayunador. La cargó y la sentó. Quedando casi a la misma altura.
La niña al oír la propuesta asintió con una sonrisa que hacía que sus ojos desaparecieran por completo.
Esa sonrisa, los ojos, casi todo lo había heredado de su padre. Cualquiera que los viera juntos se cuestionaria si de verdad son madre e hija.
Porque sí, a pesar de ser un hombre era un omega. Por lo tanto había dado a luz a su pequeña. Así que estaba en todo su derecho de ser llamado mamá.
Con cuidado cepilló y ató el cabello de su hija. Cuando terminó la pequeña lo abrazó y lo llenó de besos.
- Te amo mami, nunca lo olvides.
Y qué más necesitaba Jinyoung si su hija lo amaba tal y como era.
Tanto sus amigos cercanos como su familia le dio la espalda cuando se enteraron que había quedado embarazado.
En la sociedad todavía era raro ver a un hombre omega. Por lo general, eran signo de deshonra.
Yeji era a la única persona que necesitaba para sentirse feliz.
Bueno, eso pensaba casi siempre. Todavía pensaba en aquel alfa que había alegrado sus días en el pasado.
••••
- ¿Tienes todo?
- Si - respondió alegremente Hyunjin desde el asiento trasero de la camioneta.
- ¿Estás seguro?
- Tan seguro como que me llamo Im Hyunjin, ¿ya llegamos?
- Falta poco, el tránsito está algo pesado a esta hora - Im Jaebeom fruncia el ceño mientras apretaba el claxon con mucha pasión - Mañana, saldremos un poco más temprano. ¿Te parece?
- Estoy totalmente de acuerdo - respondió Hyunjin imitando la expresión de su padre.
Le gustaba hacer eso, imitar todo lo que su padre hacía.
Pasaron 20 minutos y por fin estaba estacionando la camioneta detrás del edificio. Jaebeom volteó a ver el asiento trasero y vió que su pequeño había quedado dormido en una posición incómoda.
Salió del auto para así poder abrir la puerta trasera y cargó a su hijo. Agarró la mochila y caminó a toda prisa hacía la puerta de entrada.
La sacudida que su padre provocaba al caminar tan estrepitosamente lo despertó. Tardó un momento en ubicarse hasta que vió a muchos niños que lo miraban raro.
Abrió los ojos como plato y empezó a quejarse.
- Papá, ¿puedes bajarme? - susurró el menor al ver como unas niñas susurraban y reían. - Papá, todos están viendo.
Pero Im Jaebeom no oía, estaba más ocupado en encontrar la dirección.
Cuando al fin encontró una puerta con la palabra "Dirección" sonrió orgulloso para si mismo. Reguló su respiración y vió a su hijo, el cual lo fulminaba con la mirada.
- Mi reputación como el niño popular quedó arruinada - dijo mientras forcejeaba para que su padre lo bajara.
- Vamos, no te enojes. No fue nada grave. - Jaebeom reía divertido ante la situación.
Entraron a la oficina y conocieron a la agradable directora del establecimiento. Los acompañó hasta el salón de los niños que estaban en su último año de preescolar.
La directora tocó la puerta y la abrió una maestra joven. Hablaron por un momento entre ellas.
- Bueno hijo, hasta aquí llego yo. - Jaebeom se había arrodillado frente a su hijo - Toma tu mochila. Portate bien. No hagas travesuras y recuerda, si tienes alguna duda levanta la mano, no lo dudes. - Hyunjin asentía a todo lo que su padre decía - Haz muchos amigos, ¿si?. Vendré por ti, aunque todo depende si el trabajo me lo permite.
Hyunjin no se enfadó por esa respuesta. Sabía muy bien que el trabajo de su padre a veces requería de todo su tiempo.
- Te amo papá, nos vemos - el niño se abalanzó contra su padre para darle un fuerte abrazo.
La maestra llegó junto a Hyunjin y le preguntó si estaba listo. El pequeño Im asintió con energía y con una mano se despidió de su padre.
- Muy bien clase, tenemos a un nuevo amigo. Por favor, preséntate.
- Hola, mucho gusto. Soy Im Hyunjin, espero que nos llevemos bien - dijo terminando con una leve inclinación. Pasó su mirada por todo el salón.
Muchos le sonreían y otros lo saludaban. Pero distinguió a alguien de entre todo el grupo que no lo recibía de la misma manera.
Lo miraba con el ceño fruncido desde una mesa en la esquina de la parte de atrás del salón.
Una niña con dos coletas trenzadas. Con ojos rasgados que casi no se veían.
Le sostuvo la mirada por un rato y una sensación extraña dentro de él despertó.
Bueno, dejaré unas aclaraciones para esta historia.
1. Los omegas hombres son discriminados. Con las mujeres no es tanto, tienen más libertad.
2. Los hombres beta no pueden quedar embarazados.
3. Se define si son alfa, beta u omega hasta que tienen 8 años.
4. Por la razón de que los omegas son discriminados no pueden conseguir buenos trabajos.
Eso sería todo, hasta el momento. Si tengo más aclaraciones conforme la historia avance las pondré al final de cada capítulo.
Espero que disfruten mi primer Omegaverse :3

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I Fall In Love, Again
FanfictionDos niños destinados a conocerse. Dos personas destinadas pero separadas por el qué dirán de la sociedad. √Omegaverse