12. La Academia de Moscú

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Ayer había logrado romper una pequeña parte del piso de concreto de mi celda, estaba aburrida, y gracias a eso ahora tenía miles de piedritas que me dedicaba a arrojar constantemente hacia la pared metálica a través de las rejas de mi celda, desde hace tres horas debieron de llevarme por mi desayuno al comedor.

-I'M HUNGRY!!- grité echando mi cabeza hacia atrás recargándome sobre mi cama, ya que estaba sentada en el suelo.

En eso abrieron la puerta, por lo que rápidamente de un salto me puse de pie y con bastante prisa me acerqué a las rejas olvidándome completamente de la línea amarilla y recargándome en las barras con emoción; se trataba de la chica gorila (como yo misma la había bautizado al igual que a la bruja).

-¿Qué quieres?- dijo con tono brusco asomando solamente la cabeza sin entrar realmente, yo arqueé una de mis cejas.

¿Qué no me había escuchado gritar que tenía hambre? Igualmente le voy a contestar por cortesía.

-Quería saber cuándo me llevarán a tomar el desayuno, tengo hambre- dije haciendo un leve puchero y con tono infantil.

-Hoy no veras a tu amigo, esta vez comerán por separado en sus respectivas celdas- me respondió con el mismo tono y un rostro completamente serio.

Yo la mire con seriedad un par de segundos, analizándola, ¿de verdad no me iban a llevar a desayunar a un después de que ayer me dieron sedantes en mi cena para que me quedara dormida?

-Tienes una nariz muy bonita- dije con un leve tono coqueto sin quitar mi seriedad, ella me miró fijamente unos segundos.

-No me gustan las chicas

-No has probado a esta todavía- le dije con un tono galante sonriendo de lado, luego arqueé mis cejas para morderme mi labio inferior con coquetería.

-En unos minutos vendrá Wolfgang a traerte tu desayuno- dijo con simpleza antes de cerrar la puerta con violencia, yo bufé aburrida para con pereza caminar hacia mi horrible cama.

Con cansancio miré hacia arriba encontrándome con más rejas y luego un muro de metal, mi celda no tenía esa pequeña conexión con la torre central como la celda de Dazai y todos los demás criminales, la mía era "especial" para mi, creada con un sistema completamente independiente así que cuando él alterara el mecanismo de la suya no me ayudaría mucho, sólo causaría una leve distracción ya que estaba segura de que preferirían encontrar el daño al sistema que vigilar cualquier mínimo caso que pueda ocasionar cualquier otro preso.

Deje de perderme en mis pensamientos cuando escuché como se abría la puerta nuevamente, con una sonrisa divertida dirigí mi vista hacia ahí creyendo que se trataría de la gorila.

-Me lo he pensado bien, creo que no eres realmente mi tipo- dije poniéndome de pie, pero entonces noté que era el sargento Wolfgang quien había entrado.

Él me miraba extrañado arqueando una de sus cejas, luego suspiró y negó con la cabeza acercándose a la celda.

-Pues déjame decirte que tú tampoco eres el mío, linda- dijo mostrándome un sobre y una bolsa de papel que traía en la mano- tu desayuno y el correo- dijo pasado ambas cosas por entre las rejas.

Extrañada me acerqué a revisarlas, lo primero que abrí fue mi desayuno y me sorprendió ver que se trataba de una rebanada de oh de zarzamora, un vaso térmico sellado perfectamente con un latte, unas deliciosas galletas de mantequilla que eran mis favoritas y una pequeña bolsita con gomitas de osos; prácticamente era como mi comida favorita, con una sonrisa tomé el café mientras abría el sobre viendo que eran tres hojas con varias preguntas por ambos lados.

Dioses y Demonios ||SOUKOKU||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora