8. Tragedia de Domingo

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ADVERTENCIA: esto será una completa adaptación y en realidad puede que no tenga nada que ver con el hilo cronológico original de la historia, igualmente disfruten :).
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Bien, casi perfecto... aunque Chūya casi me mata a golpes y ahora no me dirigía la palabra desde entonces, ya que creía que el que hayan atrapado a Céline era mi culpa pero sin duda alguna no iba a contarle todo el plan que habíamos entretejido.

Hacia unos dos meses que la habían atrapado, yo seguía sin saber algo de sus avances y mientras Jackie se hacía cargo de su mafia, la Agencia y la Port Mafia casi se van al diablo gracias al infame u tal vez el más horrible demonio de todos... Fyodor Dostoyevski. Pudimos detenerlo y lentamente todo volvió a la normalidad, Kunikida estuvo en la cárcel y ya salió para volver a gritarme estresado (más de lo normal por la falta de su novia~ ), la Agencia recibió un agradecimiento público, Rampo resolvió un caso raro, más casos casos... ¡ABURRIDO!

En fin, aunque para el resto parecía que no hacía nada (como usualmente era mi mayor y mejor tarea) en secreto hacía todo lo posible por rastrear a dónde habían llevado a Céline, pero parecía que en cuanto la arrestaron ella sólo desapareció del mapa, tuve que incluso pedirle ayuda a Katai convenciéndolo de que fuera un secreto entre ambos, con quien sólo pude conseguir leer un mensaje que envío la mujer a alguien que tenía registrado en griego pero yo no sé hablarlo así que me conforme con lo que pude traducir que estaba en ruso:

"Diles a los perros de caza que nosotros ya tenemos a los Dioses, que ellos se encarguen de los Demonios".

Un mensaje que no me tranquilizaba en absoluto ya que no entendía por completo las palabras del mensaje, más bien a qué se refería.

De lo de Dostoyevski debió pasar un tiempo de un mes, curioso que entre ambos acontecimientos hubo una diferencia de un mes, ¿debería preocuparme que pase algo?

En fin, todos estaban en sus asuntos mientras que yo había decidido mantenerme algo apartado buscando lo máximo posible sobre Céline, lo malo es que ni si quiera había registros de que la hubieran detenido bajo sospechas o algo parecido... era un caos. En ese momento mis pensamientos se vieron interrumpidos por la puerta de la habitación que fue abierta lentamente, al alzar la vista de mi computadora pude ver a Chūya parado en el umbral recargado en el marco de la puerta mientras me miraba molesto con los brazos cruzados.

-Oh, hola amor mío- dije con tono juguetón sonriendo, me sentía fatalmente cansado pero no iba a dejar que me viera en ese estado- sé qué probablemente todavía no me hablaras pero por lo menos sé que tratarás de vigilarme, no te preocupes desgraciadamente sigo con vida pero pronto haré lo posible por irme con mi amada muerte- dije sonriente ladeando mi cabeza ligeramente mientras notaba como mi pelirrojo hacía un pequeño puchero molesto.

Sin decir nada camino lentamente hacia la cama, donde yo estaba sentado por cierto, y se subió con pasos suaves para luego gatear (no necesariamente sensual pero para mi cualquier cosa que hacía lo era) hacia mi, se quedó de rodillas frente a mí en esa posición a lo que yo arqueé una de mis cejas divertido.

-¿Qué sucede?- pregunté con curiosidad, notando como un pequeño sonrojo iluminaba sus mejillas.

Lentamente cerró mi computadora y la hizo a un lado, luego de eso se acercó un poco más y puso sus manos alrededor de mi cuello, me quede completamente embelesado admirando sus bellísimos ojos azules.

-Eres un grandísimo imbécil y un inútil- dijo en tono suave a pesar de sus duras palabras y después de tanto tiempo sin escuchar su dulce voz eso fue casi como escuchar palabras divinas.

-Ah, pero que lindo es el amor~ -dije con tono cantarín llevándome una mano a la mejilla- tu podrías estarme maldiciendo y yo consideraría esas palabras las más bonitas

Dioses y Demonios ||SOUKOKU||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora