17. Una de los doce

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-¡WOW! Este lugar es genial, ¿eso significa que podremos instalarnos aquí?- dijo con emoción Jeffrey abriendo la puerta de la que sería su habitación, en el segundo piso del edificio en el que nos quedaríamos.

-Espero que tengan dulces, mi fantástico cerebro no podrá procesar a un buen nivel sin mis dulces- dijo Rampo a mi lado mientras terminaba de comerse una bolsa de papas.

-Oh, aquí tengo un chocolate Rampo-san, seguro que eso debe servir por el momento- dije sacando una barra de chocolate de mi chaqueta para dárselo al detective que estaba a mi lado.

-Bien hecho, Mr. Fancy hat- dijo con entusiasmo recibiendo el dulce distrayéndose completamente.

Por encima de su hombro pude ver que a unos metros de nosotros estaba Kunikida hablando con Jacob y Dazai, los tres se veían bastante serios y aunque muy en el fondo me arrepentía por haber golpeado a Dazai no significaba que estaba dispuesto a perdonarlo tan fácil.

-Ay, Céline- escuché un murmullo triste a mi lado, al girarme me encontré con Platón, quien se había encargado de llevarnos hasta ahí dándonos un recorrido por prácticamente todo el lugar.

Él miraba hacia el frente, a Jefferson y a Jackie que parecían estar hablando de algo, Platón parecía estar viendo específicamente a Jackie de una forma entre incómoda y triste, pero, ¿por qué?

-Gracias- dije llamando su atención, él me miró curioso para luego sonreírme con amabilidad.

-No hay problema, es mi trabajo- dijo mientras bajaba lentamente su mirada, en ese momento noté que observaba el anillo de compromiso en mi mano, yo traté de ocultarlo juntando mis manos- Eres Chūya, ¿cierto?- me dijo amablemente a lo cual yo asentí parpadeando sorprendido- he escuchado mucho de ti- dijo extendiéndome su mano en cortesía y en forma de saludo.

-¿Q-Qué...?- tartamudeé sonrojándome levemente, para después nervioso aceptar su mano, él asintió.

-Sí, me alegra por fin poder conocer al mejor amigo de la niña que me encargué de criar- dijo soltando mi mano para luego hacerme una seña para seguirlo- Céline me ha hablado mucho de ti- me dijo cuando comenzamos a caminar lado a lado hasta llegar a las escaleras que nos guiarían hasta el piso de arriba.

-¿Céline? Yo...- balbuceé confundido, para luego bajar la vista, la verdad es que no sabía que decir realmente- la verdad es que yo no he escuchado nada de usted, lo siento- mencioné mientras lo seguía piso arriba hasta una tercera puerta casi en medio del pasillo.

-Lo sé, ella también me dijo eso y tiene sentido, ella tiene la obligación de nunca exponer este lugar ni a los que estén relacionados- me explicó cálidamente abriendo la puerta frente a nosotros- esperaba que tu y Dazai pudieran estar aquí juntos, espero que no sigas enojado con tu prometido- me dijo sonriente yo fruncí el ceño y estuve a punto de insultar al idiota de Dazai hasta que me di cuenta de lo que me había dicho.

-¿Qué? ¿Usted cómo sabe que...?- pregunté mirándolo sorprendido, él seguía sonriendo con amabilidad la verdad es que a pesar de saber todo de mi había algo en el que me inspiraba confianza.

-Céline y Dazai me lo dijeron, además no fue difícil deducirlo teniendo en cuenta que todo este tiempo Dazai también estuvo usando su anillo de compromiso completamente idéntico al tuyo- me dijo dulcemente, yo me sonrojé ante la idea de Dazai usando nuestro anillo, ¿realmente había hecho eso?- sé que tienes derecho a estar enojado, pero reflexiona un poco, te aseguro que tiene sus razones- yo le sonreí levemente por su consejo.

En ese momento vi como se ponía serio y desviaba la mirada luciendo extrañamente irritado.

-Debería seguir mis propios consejos- murmuro distraídamente para luego respirar profundamente y volver a sonreírme- en fin, iré por Dazai si no te molesta, en el armario hay ropa que creo te quedará si no te gusta podemos cambiarla- dijo antes de darse la vuelta y dirigirse a las escaleras.

Dioses y Demonios ||SOUKOKU||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora