10. La polilla y el faro de luz

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Como siempre, Angelina ya los estaba esperando cuando ellos bajaron todos juntos en busca de su auto. A Polo le sorprendió su atuendo considerando las versiones que había visto de ella hasta ahora. Él había conocido a la Angelina de las camisetas negras de pijama, a la Angelina de los equipos deportivos negros y a la Angelina del uniforme amarillo y sudoroso, sin embargo, nunca había visto a la Angelina de la noche.

La chica vestía más provocadora de lo usual, con unas botas de plataforma largas hasta arriba de la rodilla y un conjunto que consistía en una minifalda de tiro alto y un top del mismo color que dejaba sus hombros al descubierto. Seguía vestida de negro, de pies a cabeza, pero ahora llevaba maquillaje. Polo notó que seguía usando las muñequeras deportivas. Las dos tiras negras de al menos cinco centímetros sostenían sus cigarrillos y su encendedor. Parecía sumamente incómodo, sin embargo el chico no hizo ningún comentario. Suba la miró durante un tiempo más prolongado de lo educado y Harley lo codeó para que siguiera caminando, aunque el muchacho también la observaba. Asher, sin embargo, miró a Polo.

-Luces bien- le dijo y luego miró a Marco- tu también, colorado- agregó. Los demás hombres vestían de manera similar: pantalón de vestir, camisas abotonadas informalmente y zapatos. Harley, sin embago, llevaba zapatillas negras y continuó mirando a Angelina mientras ésta daba la vuelta alrededor del auto para meterse en el asiento del conductor. A pesar de que a Polo no le gustaban las mujeres, entendía el interés de los muchachos. Angelina podía verse menuda al lado de los chicos, pero era alta para ser una chica y eso hacía que sus piernas largas y musculosas fueran irresistibles para todo aquel que las mirara. La chica tenía sangre latina, además y había sido dotada con unas curvas proporcionalmente grandes, aunque no tanto como para que resultaran agresivas a la vista.

A pesar de todo, Polo sabía que eso no era lo que captaba mayoritariamente la atención de chicos como Suba y Harley, que eran lo suficientemente atractivos como para conquistar a cualquier chica que se propusieran, si no el simple hecho de que Angelina parecía inalcanzable. Ella caminaba por allí y atraía a la gente, como la luz a las polillas, pero tal como sucedía en ese caso, acercarse a ella significaría una muerte inmediata.

-Después, Harley- gruñó Angelina desde adentro del auto porque Harley estaba tardando demasiado en meterse. Polo se instaló en la parte trasera del vehículo y se relajó contra el costado. Alguien había puesto un almohadón allí y Polo reconoció que lucía como una de las almohadas de la habitación de Angelina. Probablemente Asher la había puesto allí para él, sin embargo, había oído decir que los chicos tenían terminantemente prohibido entrar a la habitación de la muchacha.

¿Era posible que..? El Entrenador le había dicho que Angelina había unido al equipo. Ella podía ser una perra la mayor parte del tiempo (o todo el tiempo) pero los había dejado quedarse y los dejaba dormir en su propia cama todas las noches. Angelina los llevaba en su auto a todas partes, Angelina mantenía a las Bestias motivadas, Angelina protegía a Marco todos los días y Angelina, ahora Polo estaba seguro, había dejado esa almohada en la parte de atrás para que Polo no viajara incómodo. Porque ella era la reina de las perras pero mantenía a sus cachorros confortables (cuando no les estaba lanzando cuchillos o aplastándoles el estómago con una pelota de handball).

El muchacho la miró entre los asientos, ella viajaba en silencio mientras escuchaba la radio en español y los muchachos conversaban animadamente. Polo se preguntó que haría si a alguno de ellos le pasara algo. No se refería a si mismo y Marco, sino a los otros tres. Ellos eran mayores pero había sido la chica quien los había envuelto bajo su ala protectora, debían significar algo para ella, ¿Verdad? Polo intentó recordar algún momento en el que haya sido amable hacia ellos, sin embargo no puedo invocar ningún recuerdo. Hablaba más con Harley que con el resto, discutía menos con Suba cuando jugaban al Handball y dejaba que Asher a veces se saliera con la suya cuando el muchacho quería hacer algo fuera de su rutina habitual, a parte de eso, no mostraba ninguna actitud amistosa hacia ellos. Era como si fuera una guardia de seguridad agresiva y con mal carácter al que ni siquiera le pagan.

¿Qué te motiva todos los días a levantarte, Taylor? Pensó Polo. El muchacho sabía que no debía intersarse tanto por la muchacha, el estaba aquí escondiéndose con Marco y su padre asesino los buscaba, sin embargo le inquietaba el hecho de no poder descifrarla. Polo no tenía muchas cualidades de las que estuviera orgulloso, sin embargo siempre había podido afirmar que era bueno leyendo a las personas y sus intenciones.

Sintió picazón en el tatuaje en su clavícula y se rascó a través de la camisa azul marino, quizás no había aprendido tan bien de su padre como creía.

Cuando por fin llegaron, Angelina estacionó en un lugar reservado. Polo frunció el ceño y Asher rió por su reacción.

-Taylor puede ser muy persuasiva- dijo burlonamente y Polo pensó que la muchacha había amenazado de muerte a alguien para que la dejaran estacionar justo en frente del club, sin embargo, cuando Harley gruñó por el comentario, Polo se imaginó que podría ser por algo más.

La muchacha caminó con confianza, varios se quejaron cuando la vieron adelantándose la fila, algunos muchachos le silbaron ganándose una mirada fulminante por parte de Harley, el resto de las Bestias, Marco y Polo la siguieron hasta la puerta de entrada.

-Angel- le dijo el portero con voz melosa corriéndose a un lado para dejarla pasar. Angelina no le contestó y el grupo la siguió. Polo escuchó como Harley lo amenazaba en voz baja al pasar, confirmando sus sospechas.

Adentro la música electrónica sonaba con intensidad, arruinando los parlantes, el resto del grupo se adelantó para buscar una mesa, sin embargo Polo llamó a Angelina. La muchacha les indicó que siguieran y lo miró.

-Me llamo Bruno- le dijo y no supo porqué pronunció aquellas palabras. Quizás era por todo lo que había estado pensando en el camino, sentía que debía recompensarla de alguna manera. Polo se propuso no pensar tanto la próxima vez. Angelina lo miró con indiferencia.

-Tienes cara de Bruno- le dijo y se volteó para reunirse con el resto del grupo, que les hacían ceñas desde la distancia para mostrar el sitio que habían encontrado. Polo tomó la mano de Marco con fuerza, no vaya a ser que alguna pareja bailando lo separara de él y siguió a la muchacha pensando que ahora mismo, él parecía una polilla más del montón. Le había dicho su nombre real y ella ni siquiera había tenido que persuadirlo para que lo hiciera.

Era una polilla más, pensó Polo mirando a su faro de luz, y si seguía acercándose más, se terminaría quemando.

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