15. Maníaca y destrozada, pero útil

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Polo no entendió cuan famosa Angelina era en el mundo del Handball hasta que vio los fans en la puerta del hospital.

Aprendió también varias cosas sobre ella como por ejemplo que no estaba tan sola en el mundo como el Entrenador había predicho: su tío y su prima habían ido a visitarla el primer día de su internación. El hombre se quedó tan solo unas horas ya que quizás la muchedumbre y el movimiento de gente constante lo inquietaba, por lo que se fue tan rápido como vino. Su prima, sin embargo, se quedó al lado de su cama y no se despegó de ella a menos que tuviera que ir al baño.

A pesar de todo cuando Angelina finalmente despertó ambas discutieron y la echaron de la habitación, por lo que la chica se fue y no volvió desde entonces.

Desde aquel momento pasaron dos días más y llegó finalmente el momento, el día en el que por fin la dejarían salir de aquel lugar, y la noticia se había expandido como pólvora. Por todos lados la gente tomaba fotografías, hacía videos, actualizaba su twitter, entrevistaban a las Bestias en diversos canales de deporte y en cada momento Polo solo podía pensar una cosa: que su cara y la de Marco no se hubiera divulgado por televisión nacional.

No es que a la gente les importaran ellos realmente, todos estaban allí por Angelina y su equipo, pero solo bastaba con que sus rostros aparecieran en el fondo de una fotografía o pasando justo cuando las Bestias estaban respondiendo a alguna entrevista una sola vez para que todo terminara.

Polo intentaba preocuparse por ella pero no podía sacarse las cámaras y los celulares de la cabeza. Tenía un muy mal presentimiento.

Cuando volvieron el Entrenador, la Consejera Universitaria, la Médica de los Deportistas y la Psiquiatra de Angelina se encerraron en la habitación de la muchacha con ella por horas y cuando salieron trajeron una nueva noticia: Angelina pasaría tres semanas en un psiquiátrico para evaluar si era apta para dejar la medicación. Su psiquiatra coincidía con su médica en que a estas alturas no sabían si las pastillas eran más perjudiciales que beneficiosas para ella y, para llevar un seguimiento de su abstinencia, debían internarla. Si todo salía bien ella podría volver al equipo al terminar su recuperación.

Angelina no se había quejado, de hecho no había dicho nada en absoluto desde su discusión con su prima. Aquella noche su tío llamó y Polo descubrió que debía haber hablado con él aquella vez que salieron del club, sonaba igual de ansiosa mientras le explicaba que no podría ir a visitarlos a pesar de todo.

Dos días y se iría. Solo dos días para que Marco y Polo quedaran totalmente desprotegidos. Aquel era el momento para huir, lo sabía, algo dentro suyo le decía que las cosas estaban mal, estaban muy mal y que si se quedaban, se terminaría arrepintiendo.

Pero no podía dejarlos, no así. No podía dejar a Angelina justo antes de que fuera a rehabilitación.

-No podré cumplir con nuestro trato- le dijo la muchacha desde la ventana. Todos se habían ido a dormir y ninguno tenía ganas de hacer uno de sus entrenamientos nocturnos. Era la primera noche después de varios días de estrés y cansancio en la que Angelina estaba de vuelta y era más fácil olvidarse de cuan arruinadas estaban las cosas si simplemente permanecían dormidos.

-¿Por qué lo hiciste, Angelina?- preguntó Polo sentándose en el marco de la ventana junto a ella. La muchacha hizo una O con su boca y el humo del cigarrillo salió formando aquella extraña figura. Polo se hubiera festejado aquel truco si él no fuera Polo y si Angelina no fuera Angelina, si ellos no fueran ellos y si vivieran en otra vida donde la chica no acababa de salir del hospital por estar a punto de morir.

-Sabía que me atraparías- dijo ella- tienes ese complejo de héroe, aunque seas un cobarde de mierda.

-¿Un héroe cobarde?- repitió Polo- No sabía que esos existieran.

-Todos los héroes son cobardes que se levantaron y se enfrentaron al mundo a pesar de todo- dijo ella- es por eso que son héroes.

Polo sonrió, burlón.

-Aclamada por los chicos, de belleza exótica, de talento innato y una sabia profeta- dijo con tono dramático- ¿Hay algún talento que Angelina Taylor no posea?- preguntó Polo levantando sus manos hacia el cielo. Angelina miró en la misma dirección que él, como si ella también estuviera esperando a que ella respondiera.

-No sabía que tuvieras una prima- le dijo el chico. Angelina apagó su cigarrillo en la suela de su bota y lo guardó en su muñequera.

-No lo sabías porque no te lo había contado- le contestó ella, fastidiada- y prima es solo una formalidad, ellos no son mi familia.

-Ellos lo son, ¿Verdad?- preguntó Polo mirando hacia la habitación donde las tres Bestias descansaban. Angelina no contestó, era demasiado orgullosa como para admitirlo.

-Sin embargo ella estuvo a tu lado durante todo el tiempo, estabas dormida así que nunca lo hubieras sabido- le aseguró Polo. Angelina se encogió de hombros.

-Lo hace porque se siente culpable- dijo ella, totalmente ajena al acto bondadoso de su prima.

-¿Por qué?- Angelina no contestó, sin embargo, cambió el tema.

-Tu chico es fuerte como el padre de los Increíbles- dijo ella, sorprendiendo al hijo del mafioso. Polo no imaginaba un universo en el que Angelina viera una película como los Increíbles, sin embargo, al parecer era algo que había sucedido- nadie puede levantar a otra persona con tanta facilidad como él lo hizo- quizás no estaba tan inconsciente después de todo.

-Él también tiene poderes- confesó Polo- superfuerza.

-La pregunta es- contestó Angelina levantándose- ¿Posee superfuerza física o también mental?

-No lo entiendo- contestó Polo.

-Solo digo que hay quienes dicen que el cerebro es un músculo- dijo ella estirándose hacia atrás tan intensamente que su nuca quedó paralela al suelo- quizás para arreglarlo deberías hacerlo...ejercitarlo.

BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora