Bruno hubiera ido hasta el final allí mismo que pero sabía que no era el momento.
Cuando Daniel le sonrió, fue como volver a respirar. Bruno no había notado la angustia que se había ido acumulando dentro suyo hasta ese momento. El hijo del mafioso inhaló profundamente y cuando exhaló sus ojos se humedecieron.
-Te extrañe tanto, nunca podrías imaginarlo- le dijo acunando su rostro entre sus manos. Era algo extraño que decir considerando que nunca lo había perdido del todo- ¿Cómo sé que no volverás a...?
Las palabras murieron entre sus labios porque eran tan horribles que ni siquiera quería imaginarlo.
-No lo haré- aseguró Daniel, sus ojos fijos en la boca de a Bruno- hay algo que siempre he pensado, incluso cuando no lograba ordenar las palabras en mi cabeza para decírtelo.
-¿Qué cosa?- le preguntó Bruno. Daniel sonrió, una perfecta línea de dientes entre sus labios.
-Que tienes unos labios preciosos- le dijo y lo besó.
Bruno nunca hubiera podido describir con palabras lo que sintió al tener los labios de Daniel sobre los suyos de vuelta.
Pero sus poderes si lo hicieron.
En el momento que sus labios se tocaron todas las puertas de los casilleros se abrieron expulsando afuera todo su contenido. Bruno escuchó a Daniel reírse entre sus labios y sabía que el muchacho haría algún chiste así que lo besó con más fuerza para que no se separara.
Bruno dejó que Daniel se encargara porque, aunque quisiera, no podría hacerlo. Su cuerpo se había descompensado, sucumbiendo contra el suyo, terminando de aplastarlo contra el casillero. Bruno se aferró a la camiseta de Daniel para no caer y el pelirrojo lo sujetó del rostro mientras lo besaba una y otra vez. El beso no era delicado, ni lento si no más bien agresivo e intenso, como si ambos quisieran arrancarse los labios del otro. Bruno soltó un ruido cuando Daniel abrió más la boca y deslizó su lengua entre sus labios.
-¿Por qué no hay camas aquí?- se quejó Daniel sin dejar de besarlo. Bruno rió entre los besos.
-Hay un sofá en la sala de descanso- contestó Bruno. Daniel se quejó mordiéndole el labio.
-Volvamos al edificio, ellos entrenarán por un rato más- propuso el pelirrojo.
Bruno le hubiera dicho que si. La palabra estaba allí, a punto de escaparse. Pero no podía. El hijo del mafioso dejó de besarlo y se separó un poco, lo suficiente como para poder estudiar su rostro.
-Daniel, de veras, ¿Cómo se que mañana o en unas horas no volverás a desconectarte? No sabemos como funciona tu cerebro, no sabemos lo que mi padre te hizo. Esto sucedió tan rápido, todavía no creo que sea posible.
Daniel suspiró, el momento había pasado.
-No va a pasar- aseguró- pero...si sucede, me volverás a besar, me volverás a recordar todo. Nunca podría olvidarte, no del todo.
-¿Recuerdas lo que hicimos todo este tiempo?- preguntó Bruno peinándole el cabello a su novio. Aún seguían recargados contra los casilleros, Daniel había separado las piernas y Bruno se había colocado entre ellas. El pelirrojo rodeó la cintura de Bruno con sus brazos y dejó que se entretuviera con su pelo.
-Recuerdo momentos- confesó el muchacho- recuerdo entender lo que sucedía y lo que hacía pero era como estar viendo algo por televisión, era como si estuviera jugando un videojuego: yo podía elegir que pasaba pero a la vez las cosas no dependían de mi, no me afectaban.
-Cuando Angelina te lanzó la pelota...
-Sabía que venía hacia mí y que me haría daño si me golpeaba pero una parte de mi cerebro me decía que no valía la pena molestarse, como si fuéramos dos entidades separadas.
-No entiendo como te has salido del trance - dijo Bruno con el ceño fruncido. Daniel acarició el corte en su mejilla y se encogió de hombros.
-Supongo que siempre he estado peleando conmigo mismo, en mi cerebro. Marco y Daniel. El zombie y la persona. Hasta ahora no había sucedido nada que me diera las fuerzas suficientes como para vencerlo, a Marco me refiero. Tenía momentos en los que él era más débil: cuando me tocabas, por ejemplo. Él no sabía reaccionar a esas sensaciones, el no te amaba como yo. Me dabas fuerza, cuando estabas cerca mío me sentía más vivo que nunca. Esos momentos me mantuvieron luchando. Supongo que cuando Asher intentó propasarse algo dentro de mí estalló.
-Algo llamado celos- contestó Bruno con una sonrisa. Daniel no lo negó, si no que volvió a besarlo. El muchacho, de alguna manera, estaba más tranquilo. Quizás Daniel tenía razón, quizás había vencido su bloqueo para siempre. Él se entendía más que nadie y Bruno no era nadie para contrariarlo.
-Deben tener al menos dos horas más de entrenamiento- dijo Bruno y una sonrisa salvaje se dibujó en el rostro de Daniel.
-El edificio está lejos, no sé si tenemos tanto tiempo- comentó Daniel sin dejar de sonreír. Bruno lo besó en la boca.
-Entonces será mejor que corramos.
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Blue
حركة (أكشن)Bruno Denver compite contra el tiempo mientras intenta escapar de su padre. Y Daniel Cuzis no se lo facilita. O lo que queda del muchacho. Su padre lo había torturado hasta la locura y, mientras no estuvieran a salvo, no había nada que Bruno pudier...