21. La promesa de las cinco vidas

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-Harley, pasa al asiento trasero- le dijo Bruno. A estas alturas ninguna de las Bestias discutiría nada de lo que Bruno dijera, por lo que el muchacho obedeció al instante y pasó con esfuerzo entre los asientos para ubicarse entre sus dos amigos.

-Polo, ¿Podrías explicarnos qué está pasando?- preguntó Asher.

Bruno titubeó, realmente no los conocía hace mucho pero a su vez ellos tampoco lo conocían y lo habían dejado vivir con ellos y estaban en el auto con él, cuando podrían haberse desentendido de la situación.

-Mi nombre es Bruno, mi nombre real y Marco se llama Daniel. Estábamos escapando de mi padre, es un Mafiosos importante y supongo que nos descubrió porque de alguna manera salimos en las noticias cuando internaron a Angelina.

-¿Por qué secuestrar a Daniel?- preguntó Harley mirando el contador de velocidad del auto comenzando a elevarse- Ustedes estaban dormidos e indefensos, si quisiera herirlos podría haberlo hecho en el momento.

-Mi padre sabe que lastimar a Daniel es lo peor que puede hacerme- contestó Bruno, sus manos fuertemente agarradas al volante, su pie a fondo en el acelerador- Daniel era una persona completamente diferente a la que conocieron, mi padre lo torturó hasta volverlo así.

Los tres muchachos en la parte trasera tardaron en contestar, hasta que Suba finalmente dijo:

-Eso es una mierda.

Pero, de nuevo, no parecían especialmente horrorizados por la situación y aquello llevó a Bruno a preguntarse qué habían hecho o qué había sucedido en sus vidas para que alguien tan arruinado como Angelina decidiera tenerlos a su lado o para que el Entrenador los admitiera en el equipo.

-No sé si me parece a mí pero..¿No estamos yendo más lento?- preguntó Asher mirando por la ventana.

-Si- contestó Suba mirando por el lado izquierdo- Creo que el motor se ha roto.

-No necesitamos el motor- contestó Bruno- solo las ruedas.

El auto aceleró a una velocidad casi imposible y Bruno comenzó a esquivar autos, motos y camiones a toda velocidad.

Las Bestias se aferraron con fuerza a los asientos mientras sus espaldas se pegaban a los respaldos.

-Bruno, ¡Nos vas a matar!- gritó Asher, pero Bruno no lo escuchaba. Sus ojos estaban fijos en la carretera buscando la jeep de Angelina. No recordaba su patente pero si un sticker de Chita en el medio del vidrio trasero.

-No creo que Angelina esté bien para manejar- dijo Bruno, su mente funcionando a toda velocidad- y no podemos darnos el lujo de detenernos.

Los autos les tocaban bocina al pasar y por momentos, Bruno pasaba peligrosamente cerca de ellos. Solo esperaba no cruzarse con ningún auto de policía.

-Cuando veamos a Angelina conduciré hasta colocarnos a su lado y voy a lanzarlos dentro de su auto.

Bruno escuchó una risa nerviosa en la parte trasera.

-¿Qué?- preguntó Harley- No harás eso, vas a matarnos.

-Necesitamos el auto de Angelina- contestó Bruno, sus ojos fijos en la carretera- este auto no está preparado para ésta velocidad, el motor empezará a recalentarse y si no somos rápidos, explotará.

-Angelina está herida- le recordó Asher- si no la quitamos del volante por la fuerza ella no parará hasta matarse.

-Asher tiene razón- coincidió Suba- hay que correr el riesgo.

-Bien- se decidió Harley. Sus ojos se encontraron con los de Bruno en el espejo retrovisor, los del primero llenos de convicción, los del segundo de furia- dinos qué hacer.

-Voy a alcanzarla y ubicarnos a la par lo más cerca que pueda de su auto- explicó Bruno- luego abriré sus puertas y necesito que se encojan lo más que puedan. Peguen sus rodillas a su pecho, escondan su cabeza entre las rodillas y rodeen sus piernas con sus brazos, de esta forma será más fácil para mí meterlos en el otro auto.

La imagen era graciosa, aunque Bruno no estaba de humor en aquel momento.

-¿Lo hiciste alguna vez?- preguntó Asher.

-No- contestó Bruno con sinceridad. Ninguno contestó, sin embargo cuando el muchacho los miró a través del espejo retrovisor, no detectó miedo en sus ojos. Por algo les decían las Bestias.

Cuando Bruno divisó el Chita en el vidrio trasero, todo su cuerpo se puso alerta.

-Angelina está justo al frente - les advirtió acelerando incluso más- Cuando yo les diga, prepárense.

Bruno manejó hasta estar a la par de Angelina, sin embargo ella no bajó las ventanillas. El hijo del mafioso intentó llamarla pero nadie contestó.

Fue en ese momento cuando notó que el auto zigzagueaba peligrosamente.

-Se ha desmayado- dijo Bruno- perderá el control si no hacemos esto rápido.

Asher respiró sonoramente, Suba bajó la ventanilla y Harley se inclinó sobre él para asomarse.

-¡Angelina!- gritó- ¡Angelina, despierta!

No tenían tiempo para eso. Bruno hizo que las dos puertas derechas de Angelina se abrieron y abrió las dos puertas izquierdas de su propio auto. La chica estaba recargada contra el volante del auto, completamente inconsciente.

-¡Prepárense!- gritó Bruno intentando controlar su voz.

En ese preciso instante tenía cinco vidas en sus manos y, si se equivocaba, no se lo perdonaría nunca.

Bruno mataría a su padre esa noche. Lo haría. Así por fin podría dejar de huir.

Era una promesa.

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