4. Pagando por adelantado

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Cuando llegaron al auto, la chica estaba esperándolos apoyada contra una camioneta Jeep Compass negra y Polo se preguntó de dónde habían sacado el dinero para comprarla. Angelina terminó su cigarrillo y lo apagó con la suela de su sandalia para luego guardárselo en el bolsillo del buzo negro, llevaba el mismo atuendo que tenía puesto hace unas horas y Polo se preguntó si siquiera había dormido.

Angelina se subió en el asiento del conductor y Harley subió en el asiento del pasajero. Fue en ese momento que Polo notó que solo entraban tres en la parte de atrás y ellos eran cuatro por lo que había una persona extra.

-Que el rubio vaya en el baúl- dijo Angelina desde adentro del auto. Polo no se quejó, estaban en su derecho de mandarlo donde quisieran, después de todo él y Marco se habían metido en el grupo solo porque Angelina lo había permitido.

Polo se subió en la parte trasera de la camioneta y descubrió que, por suerte, había tanto espacio que podía estirar las piernas si quería, de todas formas no lo hizo ya sentarse significaba perder de vista a Marco y eso era algo que no podía permitirse, a pesar de que se encontraban en el mismo auto. Polo se consolaba pensando que tantos meses prófugos le daban derecho a sentirse así de paranoico.

Harley encendió la radio y empezó a pasar las estaciones rápidamente sin siquiera escuchar qué trasmitían, cuando se detuvo, sonaba una transmisión en español de quién sabe qué.

-¿Saben español?- preguntó Polo.

-No, Angelina sabe. Tiene ascendencia Venezolana- contestó Asher. Polo los miró con fastidio, ¿Acaso hacían todo lo que ella quería? Eran perros, más que chitas.

-¿Por qué hacen todo lo que quieres?- preguntó Polo en español, estaba demasiado indignado para guardarse su opinión para sí mismo.

-Porque saben que en algún momento necesitarán mi ayuda- contestó ella y a Polo le sorprendió escucharla hablar en su idioma. Debía tener ambas lenguas maternas puesto que no tenía acento hablando en ninguno de los dos idiomas- me están pagando por adelantado.

-¿Qué eres, asesina a sueldo?- preguntó Polo.

-Soy todo lo que quieran que sea- contestó ella- menos una compañera amorosa, sexual o amistosa. No soy un hombro en el cual llorar ni una amiga a la que puedas hablarle solo porque tienes ganas, espero que no lo olvides.

Ninguno de los tres hombres recriminó que estuvieran conversando en un idioma que no entendían y, por supuesto, Marco continuó en su estado de ensimismamiento de siempre.

Después de eso Angelina subió el volumen de la radio y Asher empezó a hablar con Suba y Harley de los resultados del Campeonato Nacional de Handball del año pasado y a discutir qué tendrían que hacer para no repetir los mismos errores que ya habían cometido. Al parecer habían salido terceros y ninguno estaba satisfecho con el puesto, a pesar de haber clasificado como el tercer mejor equipo del país considerando que venían de un lugar tan exiliado como El Paso.

El camino hasta la cancha de handball fue relativamente corto. La misma se encontraba en el extremo opuesto del campus en un sector exclusivo para practicar deportes. Allí también se encontraba la cancha de básquet, de baseball, de fútbol americano y demás. A Polo le sorprendió lo bien cuidadas que estaban las estructuras, considerando el tipo de estudiantes que aceptaba.

Angelina dejó su auto en el estacionamiento reservado exclusivamente para los atletas y el grupo bajó del auto.

Polo llamó a Marco, pero el pelirrojo no se movió, sino que encendió un cigarrillo y se quedó quieto contra el capo del auto. Polo no sabía si volver a llamarlo o no, considerando que sería extraño mostrarse tan insistente para que entrara.

-Déjame hablar con él un momento- dijo Angelina pasando por su lado. Polo la detuvo tomándola del brazo pero, en menos de un segundo, ella había deslizado una cuchilla fuera de su buzo y la sostenía contra su garganta. Polo no tenía que mirar para saber que el resto de las bestias se había congelado frente al ataque de su líder, sabiendo lo que era capaz de hacer- no vuelvas a tocarme, primera y última advertencia- dijo y se separó para seguir su camino en dirección a Marco.

-No te dirá nada- le grité pero ella me ignoró.

Asher se acercó con una mirada de arrepentimiento.

-Tendría que habértelo advertido- se lamentó- a Angelina no le gusta que la toquen, no lo hagas jamás.

-Gracias, justo a tiempo - contestó Polo con sarcasmo sin apartar la mirada de la chica que ya se había parado al lado de Daniel- ¿Algo más que deba saber?

-No le hará daño- dijo Asher y llamó su atención. Polo lo miró- Angelina no ataca sin provocación.

-¿Y qué me dices de ésto?- preguntó Polo señalando el corte en su mejilla. Asher sonrió.

-Eso es otro asunto- comentó, sin dar muchas explicaciones- si hubiera querido dañarte en serio lo hubiera hecho. Ahora ven, entremos, quiero mostrarte el lugar antes de empezar a entrenar.

Polo miró una última vez a Marco, parecía tranquilo mientras escuchaba lo que Angelina le decía y quedarse allí significaría mostrarle desconfianza a las palabras de Asher.

El afroamericano parecía ser el único al que Polo le agradaba por lo que se decidió a no perder a su único aliado en ese lugar y lo siguió.

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