24. La Reina y la Torre

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-No inventes- contestó Bruno y los cables de luz relampaguearon a su alrededor. Bruno Denver Padre estalló en carcajadas.

-Hijo, siempre creí que eras algo blando pero nunca creí que fueras estupido- contestó- ¿Cómo crees que los obtuviste?

-Mis poderes son un milagro- contestó Bruno- algo como esto no puede provenir de alguien como vos.

Como toda respuesta, su padre tomó la Jeep de Angelina y la elevó en el aire.

-¡No!- gritó Bruno con tanta fuerza que creyó que se le desgarraría la garganta.

Fue como si todo sucediera en cámara lenta.

El auto comenzando a descender sobre las Bestias, los tres hombres intentando huir, Angelina empujándolos fuera del camino, la muchacha cayendo al suelo del esfuerzo, el auto a centímetros de su cabeza.

Bruno lo detuvo justo a tiempo, o eso creía, ya que los brazos de Angelina luchaban por arrastrarla de debajo del vehículo. Suba y Harley la tomaron uno de cada mano e intentaron arrastrarla fuera pero su padre estaba presionando la el techo del vehículo contra su espalda. Lo único que evitaba que la aplastara era Bruno.

El problema era que su padre había vivido más que él, conocía mejor sus poderes y Bruno había estado utilizándolos durante todo el camino.

Durante un momento, el poder de su padre lo abrumó y Angelina soltó un grito aplastante que fue como un interruptor que le dió fuerzas para seguir presionando.

-Eres débil hijo- habló Bruno Denver Padre- siempre lo haz sido.

Angelina volvió a gritar. Las Bestias apenas habían quitado su torso de debajo del vehículo. Al lado de los dos muchachos, Asher lloraba y se debatía sobre si debía llamar a la policia y si ellos podrían llegar a tiempo.

Los ojos de Bruno se humedecieron, las lágrimas volviendo a mojar sus mejillas. Su padre mataría a Angelina y a todas las Bestias por culpa suya. Ninguno podría llegar a ser un deportista olímpico ni Angelina podría llegar a ver lo buena que la vida podría ser y Daniel...Bruno miró hacia el auto y fue como si se hubiera comunicado por telepatía.

Un estallido en el maletero trasero y éste salió volando hasta caer a unos metros de Bruno. El hijo del mafioso vio la abolladura en el acero y cuando volvió a ver el auto, allí estaba emergiendo, como un titán en la tierra. Enorme, majestuoso, fuerte.

Thunder.

Daniel se dirigió hacia el padre de Bruno sin titubear. El hombre intentó frenarlo pero Daniel era fuerte y había entrenado con Bruno antes de que todo se fuera al demonio.

Bruno Denver Padre no podía concentrarse en dos cosas a la vez por lo que aflojó su ataque hacia Angelina y se concentró en Bruno. El rubio estaba haciendo tanta fuerza que la Jeep salió volando por los aires hasta convertirse en un punto en la distancia.

Angelina se desplomó en el suelo y Bruno quiso correr hacia ella pero luego miró a Daniel, su padre se estaba dirigiendo hacia él hecho una furia. Iba a matarlo, Bruno lo sabía.

-¡Ve con tu novio!- le gritó Angelina con fastidio, como si el dolor que tenía fuera debido a un intenso entrenamiento y no el haber estado a punto de morir aplastada.

Bruno vio como Harley la levantaba con cuidado.

-Chicos, tienen que irse de aquí- les dijo Bruno. El muchacho apreciaba su ayuda pero no había nada que pudieran hacer.

Y ellos también lo sabían.

-Iremos a la carretera y llamaremos a una ambulancia- le avisó Asher- Ve a vernos cuando todo termine.

Bruno asintió y las Bestias se fueron corriendo con rapidez. El hijo del mafioso de volteó hacia su padre y Daniel. Los tres estaban en el medio de la calle. Daniel de un lado, Bruno del otro y su padre en el centro.

Bruno Denver Padre había matado a la madre de Daniel, había arruinado su vida y luego lo había torturado hasta volverlo loco.

Había hecho que la madre de Bruno Denver Junior se suicidara, que el chico creciera rodeado de muerte y dolor, le había hecho perder al amor de su vida y casi asesina a unos inocentes, inocentes que lo habían protegido como si fueran parte de su familia.

Bruno y Daniel. Blue y Thunder. El mafioso estaba en el medio de ambos. La verdad es que, ambos estaban muy enojados.

Y no lo dejarían salir de allí con vida.

BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora