14. El chico que controla los fluidos

614 102 0
                                    

Mientras Polo se explicaba Suba caminaba de un lado al otro, su piel tan blanca como la pared, Asher se había arrodillado frente a Angelina que sonreía como una maniaca y la observaba con ojos vidriosos, como si estuviera a punto de llorar, Harley estaba tan rojo de la furia que podría haber partido una pared allí mismo.

-¿Estás demente?- le gritó Asher a Angelina moviendo sus brazos con impotencia, el muchacho quería zarandearla pero sabía que no era una opción- Sabía que estabas mal de la cabeza pero nunca creí..¿Tan mal la pasas? ¿Ibas a abandonarnos así como así?

Asher comenzó a llorar de la frustración. Él era el que más se esforzaba por mantener a todos felices. Sabía que Angelina no era feliz pero nunca la hubiera imaginado capaz de hacer algo así. Harley soltó un gruñido de fastidio.

-¡Está viva, maricón! No seas dramático- le espetó aunque su propia voz salió temblorosa. El también miraba a Angelina acusadoramente. Los tres muchachos se sentían traicionados.

Cuando Angelina habló, todas las miradas de la sala se posaron en ella.

-Esa caída- dijo, su voz sonaba como la de una caricatura- Nunca me he sentido más viva..¡Y pensar que luego hubiera terminado todo!- Angelina se rió en completo extasis y se cayó del sofá mientras imaginaba las posibilidades.

Suba y Asher miraron a Harley a la vez, en un gesto que solo ellos comprendían. Entonces Harley palideció, comprendiendo.

-Está teniendo un episodio maníaco. Chicos, las pastillas...- susurró. Suba dio dos zancadas y ya estaba frente a Harley. El filipino era callado y a Polo lo sorprendió escucharlo hablar con tanta furia en su voz.

-¿Cuantas le has dado, White?

-Tres- dijo con voz temblorosa, lucía peligrosamente alarmado- me dijo que no bebería...

Asher miraba de Harley a Angelina por turnos, su rostro parecía enfermo como si tuviera ganas de vomitar.

-¿Se puede saber qué carajo pasa?- preguntó Polo empezando a impacientarse. La risa demente de Angelina era cada vez más fuerte y más deformada, como si se estuviera atragantando.

-Ella no puede beber medicada, mezclar las pastillas con el alcohol...

Polo entonces comprendió que no era una risa deformada: la chica realmente se estaba ahogando mientras reía.

Angelina cayó al suelo hasta quedar tendida en la madera, una espuma amarillenta salía de su boca, sus ojos estaban desorbitados y llorosos, su rostro rojo, las venas de su frente sobresaliendo, su cuerpo convulsionando. Asher y Suba estaban paralizados, Harley parecía a punto de desmayarse pero Polo había crecido en el horror y él podía moverse.

Así que se movió.

El chico, este chico era Bruno, no Polo, corrió y se arrodilló a su lado poniendo el cuerpo de la chica de costado.

-Angelina, voy a hacerte vomitar- le advirtió aunque dudaba que ella pudiera comprender lo que pasaba en su estado de demencia. Bruno metió sus dedos en la boca de la chica y en seguida empezó a vomitar en el suelo. Pero ese no era el problema mayor, ella estaba intoxicada, necesitaban hacer algo antes de que la mezcla de las pastillas y el alcohol terminaran por acabar con ella.

Bruno pensó en sus poderes. Podía controlar todo tipo de elementos fisicos, electrónicos e incluso el aire, ¿Podría hacer lo mismo con los líquidos?

Al menos Angelina ya no convulsionaba.

-Una ambulancia está en camino- dijo Harley, que por fin había logrado moverse.

Bruno se concentró con todas sus fuerzas y cerró los ojos. Una gran cantidad de líquido comenzó a emanar de la boca de la muchacha.

-Polo- susurró Asher, que no podía creer lo que veía.

En el fondo, Bruno esperaba que las ambulancias se dieran prisa: él podía estar limpiando su estómago pero gran parte de la medicina ya se había filtrado en su sistema. El chico no entendía nada de medicina pero estaba seguro de que si no llegaban pronto aquella mezcla la terminaría matando.

Cuando ya no salió más líquido, el cuerpo de Angelina quedó completamente postrado en el suelo, entre su vómito y sus propios líquidos internos. Respiraba tan débilmente que, si Bruno no se concentraba lo suficiente, parecía que no respiraba en absoluto. Aquella imagen era desgarradora: La gran central de los Chitas, Angelina Taylor, luchando contra la muerte en un charco de sus propios desperdicios.

Para sorpresa de todos, fue Marco quien la levantó del suelo y la cargó en brazos. El hijo del mafioso no había notado que se había despertado. Luego se regañó mentalmente, Marco podía estar traumatizado pero no estaba sordo.

Polo sabía que aquello no le había supuesto un esfuerzo alguno, para su novio de fuerza sobrenatural el peso de la chica debía ser relativo al de levantar una chinche. Fue entones que escucharon las sirenas en la distancia.

Sin ella despierta la habitación parecía mucho más pequeña, casi sofocante.

Bruno, Marco y las Bestias salieron de la habitación con su pequeña lider en brazos preguntándose si alguna vez terminarían las desgracias para ella.

Quizás por eso es una perra con todos. Pensó Bruno. Para que cuando el mundo se volviera a caer sobre ella, estuviera lista para cargar con su peso y volver a construirlo.

BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora