Había comenzado a llover. Bruno podía sentirlo en el techo de chapa del edificio. Cuando el muchacho lo miró lo supo:
Era su mirada, era su respiración, era él. Bruno lo tenía tan cerca que era casi embriagador, sin embargo sabía que aquello no duraría mucho si no hacía algo al respecto. Bruno tomó a Daniel por los hombros y los hizo cambiar posiciones, ahora el pelirrojo estaba acorralado contra la pared. El muchacho se dejó llevar por el hijo del mafioso, casi en un trance.
Bruno llevó sus manos a la cabeza del muchacho y enterró sus dedos en su cabello.
Empezó a llover más fuerte, era como si el mundo se cerrara a su alrededor, un mundo donde sólo estaban ellos dos.
-Esto- dijo acercándose tanto que sus narices se rozaban- tu padre te dio esto. Odias a tu padre casi tanto como yo al mío, ¿Lo recuerdas?
Daniel, como respuesta, frunció el ceño.
-Tu cara, tus ojos, tu cuerpo- continuó Bruno deslizando su mano izquierda por el cuello y el pecho del muchacho, la otra aún en su cabello- No hay nadie así, no de donde vienes.
Bruno podía sentir los músculos de Daniel bajo su ropa, sabía que nadie entraría a aquel vestuario, Angelina se aseguraría de ello.
-Tu madre y su mejor amiga te formaron- continuó Bruno deslizando ambas manos por los musculosos brazos del pelirrojo, su vientre uniéndose con el del muchacho. El casillero se quejó cuando ambos cuerpos se pegaron al mismo con insistencia- te hicieron duro como una roca.
Daniel seguía mirándolo, su boca entreabierta, como si las palabras de Bruno fueran su único oxigeno y anhelara más y más.
-Sos intenso y despiadado, como una llamarada en la tierra- le dijo Bruno acariciando su cuello, las venas de sus manos- creía que lo tenía controlado hasta que llegaste e incendiaste todo lo que conocía, ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos?
Daniel dejó caer la cabeza contra el cuello de Bruno, en extasis, el muchacho podía sentir la necesidad del pelirrojo entre sus piernas.
La lluvia era cada vez más fuerte. Bruno tuvo que gritar para hacerse oír.
-¿Recuerdas lo que decían? ¿Lo que gritaba el público cuando te vio? Ni toda la electricidad del mundo podría hacerme sentir lo que provocaste cuando te subiste al ring. Sabía que eras diferente, todos lo sabían.
Bruno besó tímidamente el cuello de Daniel y las manos del mismo se aferraron a su espalda, como si pensara que Bruno podría desvanecerse en cualquier instante.
Ya no se oía nada al exterior. La lluvia los había envuelto completamente. Estaban en su mundo.
Bruno levantó la cabeza del muchacho y la sostuvo entre sus manos. Había desesperación en el rostro de Daniel, dolor, angustia, deseo, soledad...era como si todos sus sentimientos se hubieran estado acumulando dentro de él, como si durante todo aquel tiempo hubiera estando encerrado en sí mismo y Bruno fuera la única llave que podría liberarlo de aquel infierno, del infierno en el que Daniel se había convertido.
-¿Recuerdas la primera vez que nos emborrachamos juntos?- preguntó Bruno, sus ojos perdidos en los de Daniel- me dijiste algo, me dijiste que querías jugar un juego que jugabas con tu mamá. Yo me sentía adolorido pero honestamente hubiera hecho cualquier cosa que me pidieras.
Las manos de Daniel se aferraron a las caderas de Bruno y lo presionó contra él, como si no creyera que estaban lo suficientemente cerca.
-"Juguemos al Marco Polo" dijiste - Bruno jadeó, ya no podía contener su deseo entre las piernas. Daniel metió sus manos bajo la camiseta de Bruno, quemándolo con el tacto y encendiéndolo después de meses de abandono- y jugamos. Ganaste, habías practicado toda tu vida.
Formar oraciones comenzó a volverse más difícil, las manos de Daniel se movían desesperadas, poseídas, en llamas. Lo necesitaban, necesitaban todo de él, necesitaba la cercanía para recordar como todo solía ser, no podía permitirse desconectarse de nuevo, no podría soportarlo.
-Tenía el pelo azul cuando me conociste- consiguió decir Bruno entre suspiros, su frente contra la de Daniel, sus respiraciones entremezcladas- Blue, solía llamarme.
-Blue- repitió Daniel y la habitación se puso blanca por un rayo en el exterior, el hijo mafioso sabía lo que seguía. Bruno sintió su cuerpo temblar. Las manos de Daniel se detuvieron en su cintura, el pelirrojo lo observó, era él de nuevo, de alguna manera, allí estaba.
Electricidad pura, una electricidad que él no podía controlar.
-¿Sabes quién eres?- preguntó Bruno, su voz se quebró cuando lo dijo, era la pregunta que había estado escondida en su garganta durante todo aquel tiempo, la pregunta que nunca se había atrevido a pronunciar.
Cuando el trueno sonó fue tan fuerte que las paredes temblaron. Bruno pudo sentir la electricidad corriendo entre sus dedos, en su cuerpo, en su alma.
Cuando Daniel habló, no quedaba rastro de Marco en él.
-Thunder.
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Blue
AcciónBruno Denver compite contra el tiempo mientras intenta escapar de su padre. Y Daniel Cuzis no se lo facilita. O lo que queda del muchacho. Su padre lo había torturado hasta la locura y, mientras no estuvieran a salvo, no había nada que Bruno pudier...