22. La fase final

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Sin saber como, Bruno se las arregló para enviar a las tres Bestias al asiento trasero de la Jeep y saltar él mismo al asiento del copiloto justo antes de que el auto del pobre conserje empezara a lanzar humo por el motor. Bruno, a pesar de que sabía que sería un desastre que la gente viera eso en plena autopista, hizo volar el auto y lo lanzó fuera del camino para que no pudiera herir a nadie con la esperanza de que lo atribuyeran a los alienígenas y no a los chicos que volaban de coche en coche.

No había nada que hacer. No tenía tiempo para idear algo mejor y el efecto de las drogas todavía seguía alentando sus pensamientos.

Bruno cerró las puertas y miró hacia adelante. El camión del cual Angelina hablaba estaba a unos metros de ellos y, en la distancia, Bruno divisó la salida.

-¡Angelina!- gritó Harley que estaba ubicado en el medio. El muchacho se inclinó hacia adelante y la sacudió, pero ella cayó de costado, inconsciente.

Bruno enfocó sus poderes en el acelerador y el volante para que el auto se condujera solo y no perdiera velocidad. Acto seguido elevó el cuerpo inconsciente de Angelina en el aire y la hizo flotar enviándola hacia atrás para colocarla horizontalmente sobre los tres muchachos. Bruno pudo ver lo tensos que estaban, los seis brazos levantados como si los estuvieran apuntando con un arma.

-Nos matará si despierta- dijo Suba mirando los pies de la muchacha sobre sus piernas como si fueran radioactivos.

Asher, sin embargo, respiró sonoramente y colocó sus manos bajo la cabeza de Angelina de forma de almohada.

-Vamos, Taylor resiste- susurró.

-Hay que despertarla- dijo Harley. Suba lo miró como si estuviera loco.

-¿A caso quieres morir?- preguntó- ¿Y cómo sabes qué hay que hacer eso?- preguntó, alterado. El auto comenzaba a desplazarse a más velocidad. Bruno se había pasado al asiento del conductor y perseguía al camión desde muy cerca, atento al desvío que se aproximaba.

-Lo vi en las películas- dijo Harley, igual de nervioso- dicen...dicen que si una persona tiene una contusión es mejor mantenerla despierta, no sé porqué pero...demonios Hari no podemos dejar que muera, no así.

Bruno observó a Asher a través del espejo retrovisor. El muchacho se encontraba inspeccionando la herida, realmente concentrado. Los Chitas podrían tener su propio médico pero definitivamente él era el médico (mucho menos experimentado) de las Bestias.

-No es profundo- dijo, aliviado mientras examinaba a la muchacha con concentración. También tenía un profundo corte en la mejilla izquierda y otro en la ceja derecha- esos necesitarán puntos.

-¿Y por qué no despierta?- preguntó Harley alterado.

-Un golpe en la cabeza es algo serio White- contestó Asher, tenso y sacudió a Angelina con fuerza.

-¡Eso debe ser peor!- lo frenó Harley pero Asher lo golpeó con el codo y siguió sacudiéndola.

Los párpados de la muchacha se movieron un momento y al segundo se abrieron. Los tres hombres dieron un respingo y se pegaron al respaldo con sus manos en alto.

Angelina se levantó rápidamente y los observó con una mirada mortal, para luego llevarse la mano a la cabeza. La Reina Bestia se miró las manos manchadas de sangre y luego a Bruno, que conducía su auto.

-¡Angelina, no te muevas!- le advirtió Asher pero ella no le hizo caso y pasó entre los dos asientos para ubicarse en el asiento del copiloto.

Bruno la miró, estaba casi verde y sus labios estaban desprovistos de color. Aquel moviendo debe de haberla mareado puesto que la muchacha bajó la ventanilla y vomitó fuera del vehículo. Acto seguido cerró la ventanilla, se limpió la boca con el buzo negro y miró las manos de Bruno sobre el volante.

-¿Se puede saber qué carajo hacen ustedes cuatro en mi auto?- preguntó. Las Bestias enmudecieron, sin embargo Bruno contestó.

-No hay tiempo para explicaciones- contestó el muchacho- ahí está el desvío. Seguro lo tomarán.

-¿Cómo están tan seguros?- preguntó Harley. Angelina también había mencionado la salida del autopista.

-Ellos saben que Bruno va a seguirlos- contestó Angelina con voz débil- van a salirse de la avenida porque no les conviene un enfrentamiento a la vista de otros vehículos. Lo más probable es que nos ataquen en cuanto tengan la oportunidad.

-Te refieres a...

-Intentarán dispararnos- respondió Bruno. El camión comenzó a desviarse hacia la derecha cruzando los carriles con rapidez y ganándose las bocinas de varios autos. Bruno lo siguió esquivando autos y en cuestión de segundos ambos autos estaban descendiendo por la salida de la autopista.

-Hay unos barrios bastante pobres en esta zona- agregó Angelina- No se molestarán por unas balas así que estamos solos a partir de ahora. Esto es tierra de nadie.

El camión se internó entre las humildes calles y la puerta trasera del vehículo empezó a abrirse lentamente.

-Escóndanse- dijo Bruno. La puerta del camión terminó de subir y Bruno divisó varias cajas en el interior y, sobre ellas, el cañón negro de las ametralladoras. Daniel debía seguir inconsciente justo detrás de toda aquella armería.

-¿Qué harás?- preguntó Angelina.

Bruno volvió a concentrar su poder en el volante y el acelerador; el auto se conduciría solo a partir de ahora y abrió la ventana del techo ubicada entre los dos asientos para pararse y asomar su torso fuera del vehículo.

Cuando la ametralladora disparó, Bruno usó el aire como pared invisible y desvío los tiros, sin embargo, cuando los disparos pegaban en su pared de aire, era como recibir pinchazos en las palmas de sus manos.

-Voy a salvarnos- dijo Bruno y extendió ambas manos, preparado para lo que se venía. A continuación, se dirigió a los secuaces de su padre- denme lo mejor que tengan.

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