24

3.4K 298 307
                                    

Habían pasado dos días desde que volvieron del pueblo. Dos días en los que se habían dedicado completamente a sus hijos.

Eran las nueve de la mañana y todos se encontraban en el comedor desayunando.

—Sí, papi debe ir a ver que tal va todo en la empresa, cariño —explicó Zayn a su hijo mayor.

—Pero yo quería jugar contigo —se quejó Matthew.

—¿Qué te parece si mañana te llevo al parque?

—¡Sí! —chilló feliz.

—Yo también quiero ir al parque —dijo Ania haciendo un pequeño puchero.

—Iremos todos —aseguró Zayn sonriente.

—Yo no puedo, amor —mencionó Liam algo desanimado.

Sus hijos se quejaron tristes.

—¿Por qué no, bebé? —cuestionó su esposo.

—Las sorpresas aún no terminan, Zee, solo estamos en un pequeño break de ellas para estar con los niños. Y bueno, mañana saldré con los chicos para preparar las cosas.

—¿Y sí iremos hoy a casa de los abuelitos, papi Li? —preguntó Ania.

—Por supuesto que iremos, princesa —respondió su castaño padre—. Quiero ver a mi papá —sonrió.

—Bueno —habló Zayn dejando sus cubiertos, ya había terminado su desayuno al igual que los demás— diviértanse mucho. Yo ya debo irme —sonrió sin mostrar los dientes—. ¿Puedo retirarme? —pidió. Le estaban enseñando a sus hijos a pedir permiso de retirarse de la mesa.

—Puedes retirarte —afirmó Liam sonriente.

—¿Yo también puedo retirarme, papi Li?
—¿Puedo retirarme?

Preguntaron sus hijos al mismo tiempo.

—Pueden retirarse.

Todos tomaron sus trastes sucios y los pusieron en el lavavajillas.

Zayn se acercó a cada uno de sus hijos para abrazarlos y besar sus mejillas como despedida, y con su precioso esposo se tomó su tiempo. Lo sostuvo por las caderas y lo acercó lo máximo posible, Liam lo rodeó por el cuello como de costumbre.

—Iugh —se quejó Matthew saliendo de la cocina.

—No seas tonto, Matt, esto es muy lindo —dijo Ania saliendo también con Noah de la mano.

Ambos rieron y comenzaron con un lento y húmedo beso. Jugaban con sus lenguas y mordían sus labios de vez en cuando.

—Tan bueno como siempre —halagó el moreno apenas se separaron.

Liam rió bajito y jugueteó un poco con los oscuros cabellos.
—Tú igual —frotaron sus narices en un tierno beso de esquimal.

—Te amo.

—Yo también te amo.

Comenzaron un nuevo beso, uno más corto, y se despidieron.

—Me saludas a mis suegros —pidió el moreno.

—Y tú a los míos —ambos sonrieron caminando hasta la puerta de salida—. ¡Que te vaya bien! —gritó el castaño cuando su esposo subió al auto.

—¡Gracias!

Payne se quedó mirando hasta que el auto desapareció de su campo visual y entró.
—¿Quién está listo para ir a casa de los abuelitos? —preguntó en tono alegre a sus hijos.

Don't leave me please || Ziam PalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora