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Era viernes por la mañana, y como siempre Liam se encontraba en la cocina preparando el desayuno para su hermosa familia. Esta estaba conformada por su esposo Zayn; con el que ya llevaba catorce años juntos (cuatro años de noviazgo y díez de casados), sus hijos: Ania de casi doce años, Matthew de ocho años y el pequeño Noah de tres años.
Los cuatro eran su mundo entero, la razón de su alegría.

Recuerdo•

Zayn y Liam se conocieron en el parque que estaba cerca de la casa del castaño cuando este apenas tenía dieciséis años y el moreno ya tenía diecinueve.

Liam recuerda haber ido a jugar básquetbol con sus amigos, Harry y Shawn, como siempre hacían al salir de la preparatoria y quedar hipnotizado al ver a un misterioso chico fumando bajo la sombra de un gran árbol. Mentiría si dijera que no se sintió atraído desde ese momento. No tuvo problema con que fuera un hombre, ya que Liam era abiertamente gay (al igual que sus amigos), y ese chico había llamado su atención como nadie más lo había hecho.

No hablaron aquella vez, pero sí al tercer día consecutivo de verlo por allí; Liam estaba solo, sentado en una banca, ya que sus amigos estaban teniendo un partido de básquetbol.
Por su parte, Zayn se encontraba sentado bajo el mismo árbol de siempre fumando. Notó que aquel lindo rizado no dejaba de mirarlo "disimuladamente", así que se levantó y, sin pensarlo dos veces, fue hacia donde él. Al llegar a su lado dio una última calada a su cigarrillo y lo tiró apagándolo posteriormente con su bota.

Liam estaba en shock, de pronto sus zapatos parecían muy interesantes, así que bajó la mirada y se quedó viéndolos totalmente quieto.

—¿Te gusta lo que ves? —cuestionó Zayn.

—¿Q-qué? —dijo Liam, confundido.

—¿Te gusté? —volvió a preguntar—. O ¿por qué no dejabas de mirarme, hermoso?

—¿Me... me dices a m-mí? —cuestionó, aún sin mirarlo.

—¿Ves aquí a alguien hermoso que no seas tú? —dijo, antes de sentarse a su lado.

—Pues sí: Tú —respondió, sonrojado dirigiendo por fin su vista hacia él. Nunca había dicho algo así a nadie, las palabras salieron solas.

Ambos sonrieron y se perdieron en la mirada del otro por un largo y mágico momento. Después se presentaron y siguieron hablando por unas horas (las cuales parecieron minutos para ellos).

Cuando ya estaba oscureciendo, Shawn anunció a Liam que debían irse.

—Aaah... ¿T-te veré luego? —cuestionó Payne, antes de irse.

—Claro, hermoso, como siempre lo haces —respondió Zayn, guiñándole un ojo, haciendo al menor sonrojarse—. Aunque sería genial si me pasaras tu número... Ya sabes, para poder oír tu linda voz y mensajearnos, ¿te gustaría? —sugirió, un tanto nervioso (algo muy raro en él).

—¡Sí! —respondió, más rápido y feliz de lo que le hubiese gustado—. Perdón, es decir —aclaró su garganta—... Sí, sí me gustaría —sonrió un tanto apenado.

Intercambiaron números y Zayn se despidió del menor con un beso en la mejilla haciéndolo sonrojar una vez más.

Pasaron dos meses en los que se seguían viendo y mensajeando "como amigos", hasta que un buen día Zayn tuvo valor de invitar a Liam a cenar a un lujoso restaurante francés.
Había trabajado horas extras desde su ordenador, ayudando a su padre con algunos papeleos de la empresa para que este le diera un poco más de dinero y poder costear una buena cita.

Ya cuando habían terminado de cenar, sacó una pequeña cajita del bolsillo de su pantalón y la abrió frente al rizado.
—Liam James Payne, sé que solo llevamos dos meses conociéndonos, pero con eso me basta y sobra para ver lo hermoso que eres por dentro y fuera, y lo mucho que me gusta estar contigo. Quiero ser esa personita especial para ti, como tú lo eres para mí —respiró hondo—. ¿Quieres...? ¿Quieres ser mi novio?

Don't leave me please || Ziam PalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora