pink car

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Era un simple auto viejo, ni sabía qué modelo era, pero era suficiente para llevarlo al colegio y de vuelta. No era el auto con el que había soñado cuando pasó su examen de conducir, pero de algún modo se logró encariñar de él.

Cuando sus padres le dijeron que tenían una sorpresa para él en el garaje, esperó encontrar el auto que había pedido siquiera empezaron sus clases de conducción, pero en su lugar se encontró con un viejo auto rosado, los asientos estaban forrados con cuero marrón que ya estaba desgastado. Era muy amable como para quejarse, incluso después de que su padre dijera con una sonrisa en su rostro que ese auto era heredado de un tío que había escuchado decir demasiadas veces que estaba harto de ese "pedazo de carcacha inservible".

Lo había tenido por solamente un año cuando cosas raras empezaron a suceder. Bueno, no cosas, sino una sola.

La primera vez que sucedió fue cuando estaba solo, estaba yendo al colegio, tenía un examen de matemática del cual tenía miedo de fallar, no se podía concentrar en manejar gracias a su mente yendo una y otra vez por todas las formulas y ecuaciones que tenía que usar, tampoco ayudaba que su profesor no les quiso dar una hoja trampa, y matemática nunca había sido su fuerte.

Entonces la radio del auto se prendió sola, una canción instrumental sonando por los parlantes. Pensó que la radio ya estaba perdiendo su tiempo de vida, así que trató de apagarla, pero no sucedía nada, extrañado, estacionó el auto y trató de ver que sucedía. La pantalla mostraba el nombre de una canción que no conocía y estaba en la opción de cd, lo que lo confundió más porque solo tenía tres cds en el auto: Dookie de Green Day, Enema of the State de Blink 182 y Riot! de Paramore, y ninguno de esos discos tenía esa canción en específico, trató de sacar la radio, pero esta parecía atascada, así que suspiró y decidió seguir manejando, no quería llegar tarde a sus clases de todos modos.

Increíblemente la música instrumental que su auto había empezado a tocar le relajó, y cuando llegó al colegio logró apagar la radio.

-¿Alguna vez la radio de su auto empezó a poner música por si sola?

Decidió preguntar en la hora de almuerzo, sus amigos mirándolo antes de responder.

-Nunca.

-Ni una sola vez.

-No, creo que tu radio está mal, Tyler.

Esas fueron las únicas respuestas que recibió, así que no elaboró más y asintió, dándole una mordida al sándwich que su madre le había preparado.

La siguiente vez que sucedió fue a los pocos meses del primer incidente, acababa de estar en una cita con la chica que le gustaba y los dos se encontraban en el auto, estaban frente a la casa de la chica, la cita había terminado, pero ambos querían besarse, pero ninguno sabía quién iba a dar el primer paso ni cómo reaccionaría el otro.

Fue antes de que ella pudiera decir que tenía que entrar a su casa que Little Things de One Direction empezó a sonar, dejando a Tyler atónito, porque sabía que a ella le gustaba esa banda y que él no tenía ningún disco de ellos. Se terminaron besando y se prometieron otra cita.

Entre más tiempo pasaba, Tyler aprendió a aceptar que su auto de algún modo sabía cómo se sentía y ponía canciones dependiendo de su estado de ánimo o de acuerdo a la situación en la que se encontraba, y eso hizo que se encariñara del auto.

Se encariñó tanto de él que lo seguía teniendo hasta la universidad, sus padres le habían ofrecido otros autos, mucho mejores que el que tenía, pero siempre los rechazaba, amaba demasiado a su auto como para poder dejarlo.

Ese día no era uno especial, acababa de terminar su última clase del día y solo le quedaba una cosa por hacer: comprar un nuevo ukulele. No es que había nada malo con el que tenía, simplemente ya tenía muchos años y no sonaba muy bien en grabaciones para sus proyectos de universidad, así que entró a su auto y se dirigió a la tienda de música más cercana que había, su auto poniendo una de sus bandas favoritas de fondo.

¡+! tøp one shots ¡+!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora