angel

187 10 14
                                    

((Ship: joshler))
((Advertencia: mención a suicidio???, tiene más partes))

Siempre fueron los dos.

Desde el inicio de los tiempos, desde Adán y Eva, siempre fueron los dos.

El ángel, con suaves rizos, una amable sonrisa y el corazón más grande del mundo, su nombre era Robert.

Y el demonio, cabello rojo semejante al de las llamas del infierno, ojos parecidos a los de un reptil y un deseo de hacer el mal de como sea posible, su nombre era Joshua.

Se conocieron en el Edén, Joshua acababa de tentar a Eva, ahora solo quedaba regresar a casa. Subió por las murallas del jardín y se sorprendió al encontrar a un ángel ahí mismo, haciendo que cambie su forma de serpiente, a una más humana, alas negras gigantes abriéndose y haciendo que el ángel lo mire.

-¿Qué haces aquí? ¿No se supone que deberías estar en el inframundo?  —Robert preguntó confundido, sus manos unidas y descansando sobre su abdomen, estaba admirando el desierto, pensando sobre cada uno de los granos de arena en ese lugar.

-Tenía que tentar a alguien hoy.

-No creo que a Dios le guste eso.

-Oh, cállate, es parte de su plan, todo esto.

-Huh.

-Soy Joshua —el demonio se presentó, observando al ángel detenidamente, sus suaves rizos volando en el aire.

-Robert.

-¿Robert? No pareces un Robert.

-Es mi nombre, y me gusta —el ángel miró a Joshua de reojo, sus ojos encontrándose con unos amarillos y pupilas alargadas—. Tú tampoco pareces un Joshua.

-Es mejor a Robert.

-¿Te crees gracioso, no? —el ángel dijo, no de un modo defensivo como debería estar haciendo, porque son dos seres opuestos, más bien, era un tono de broma, como si quisiera seguir el chiste al demonio.

-Tengo unos cuantos chistes debajo de mi manga.

Lo que ninguno de los dos sabía era que en ese momento empezaron a surgir sentimientos entre los dos, sentimientos los cuales ni el ángel ni el demonio comprendían, porque eran sentimientos que jamás debieron sentir el uno por el otro.

Otra cosa que ninguno de los dos sabía era que esta iba a ser la primera vez que llovería en el mundo. Y mientras los dos se sonreían ante el pequeño intercambio de palabras que acababan de tener, las primeras gotas cayeron, Robert, en un acto de solidaridad levantó su ala, esperando que el demonio se meta debajo para que las gotas no le lleguen. Joshua hizo exactamente eso, moviéndose hasta terminar debajo del ala y miró el desierto, apreciando como las gotas caían sobre la arena.

-

La siguiente vez que se conocieron fue cuando Noé estuvo embarcando su barca y el diluvio estaba por empezar.

Robert se encontraba observando todo, no estaba asegurándose de nada, más bien solo se encontraba como espectador, listo para irse a otro lugar que no fuera Israel, o tal vez regresar al cielo, tampoco le parecía tan mal plan.

-¿Qué está sucediendo ahí? —una voz lo sacó de sus pensamientos, haciendo que voltee a ver quién estaba hablando.

Era Joshua.

-Oh, el diluvio va a empezar, así que tienen que preparar la balsa.

-¿Y quienes están entrando en la balsa?

¡+! tøp one shots ¡+!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora