Capítulo 34

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Sabiendo a dónde ir ahora, Hipo estaba tranquilo antes de la tormenta mientras yacía en la cama con su esposa. Dándole una sonrisa, Hipo suspiró mientras respiraba profundamente. Nunca supo que ayudar a su padre a hacerle un favor a un amigo terminaría en su regreso a casa con una esposa de verdad. Pero él no podía dejarla incluso si él también quisiera. Sabía eso antes de que terminaran los primeros tres días. Verdaderamente fue amor a primera vista
Pero esa necesidad y deseo no solo de protegerla, sino de asegurarse de que no tenga que vivir en un estado constante de miedo sin saber lo que va a suceder debido a un par de tontos que querían salirse con la suya. Se alegró de alguna manera cuando ella cedió a su madre y lo que le pidió. De esa manera, él sería capaz de luchar sin distracciones cuando se tratara de eso.

-Sabes que cuando piensas mucho en las cosas, los latidos de tu corazón cambian-

Dándole una sonrisa mientras bostezaba y se sentaba a su lado, Hipo suspiró. -¿Y eso te despertó?-

Asintiendo mientras le sonreía, Mérida extendió los brazos sobre su cabeza. -Lo hizo. No estoy segura de por qué, pero lo hizo. Mamá siempre me decía que mientras crecía podía dormir con cualquier cosa. A veces me sacaba de la cama para despertarme-

Riendo mientras la veía estirarse, Hipo se cruzó de brazos. -Bueno, tendré que recordar eso la próxima vez-

Riendo mientras asentía, Mérida se puso seria. -¿En qué estabas pensando de todos modos? Abrí los ojos y te miré y tenías esa mirada tan distante en tus ojos que tienes cuando estás pensando. Y tu corazón latía fuerte y rápido al mismo tiempo-

-Estaba pensando en lo que se avecina. Pasando por alto que tengo todo perfecto para cuando aparezcan-Hipo dejó que sus ojos se cerraran y su cabeza cayera hacia atrás. -Por lo general, todo va de la manera que planeo cuando tengo que planear cosas como esta. Pero esto es diferente. Tiene que salir perfecto. Así que creo que me estoy estresando más que cualquier otra cosa-

Moviéndose para sentarse de rodillas junto a él, Mérida le dirigió una mirada extraña mientras parpadeaba. -Pero mientras se termine, y nos dirigimos a Berk, eso es todo lo que realmente importa, ¿verdad?-

-Eso es. Y ese es el objetivo final. Pero también he visto de primera mano que cuando algo sale mal, pueden ocurrir cosas catastróficas que incluso arruinan los mejores planes-Hipo se sentó por completo y suspiró con una pequeña sonrisa cuando extendió la mano y le tomó la cara en la mejilla. -Y la amenaza de que lo que podría arruinarse es que te pierda y no podría soportarlo si eso sucediera-

Riendo mientras sacudía la cabeza, Mérida le tomó la mano y se la quitó de la cara. -Pero es por eso que tenemos el plan que hacemos. Tu padre y el mío van tras Lord Macintosh, y tú persigues al joven Macintosh después de que yo los saque a todos en Fire. -Luego dejó escapar un gemido cuando dejó caer la cabeza. -Luego paso el resto de esta batalla épica con mamá aquí en el castillo. Cuando preferiría estar allí contigo-

-¿Por qué aceptaste tan fácilmente volver aquí con tu madre?- Cuando tuvo una media mirada fulminante, Hipo se echó a reír. -Era solo una pregunta-

Moviéndose para que ella y Hipo se apoyaran en la cabecera, Mérida abrazó su brazo y apoyó la cabeza sobre su hombro con un suspiro. -Es por su embarazo en este momento. Había una niña de la que soy amiga de la aldea. Acababa de tener un bebé, pero hace dos años también estaba embarazada. Se estresó demasiado y perdió al bebé por eso. No quiero que eso le pase a mamá-

-Estoy seguro de que ella lo aprecia- Hipo respiró hondo cuando él puso su mano sobre su regazo. -Después de todo. En solo unos días, la pelea estará aquí, y un par de días después podremos ir a Berk- Realmente tranquilizará su mente

Riendo Mérida asintió. -Esa es la mayor parte de la razón por la que lo hice. No quiero que ella tenga que pasar lo mismo que mí amiga-Pero luego lo miró mientras parpadeaba. 
-Pero sabes, he conocido a tu papá. Conozco a tus amigos. Realmente no hemos hablado de tu mamá. ¿Cómo es ella?-

Riendo mientras sonreía, Hipo la miró. -Bueno, ella te amará para empezar. Y no solo por mí tampoco. Tú y ella se parecen mucho en realidad. No aceptes un no por respuesta, no retrocedas y no se detendrá hasta que entiendas quieres al final. Y puedes tener un lado dulce y amoroso-

Mirándolo, Mérida mantuvo su sonrisa. -Bueno, ¿es así? ¿Y cuándo no soy franco o desafiante?-

Moviéndose mientras él se inclinaba y la besaba, Hipo ahuecó su rostro, y luego suspiró cuando ella se relajó y le devolvió el beso. Separando sus labios de los de ella, se rió mientras sonreía. -Cada vez que hago eso, todo tu comportamiento cambia de esa chica abierta con el temperamento ardiente, a la versión dulce y amorosa-

-Eso no es justo, quiero que lo sepas- Al abrir los ojos mientras lo miraba a medias, Mérida nunca perdió su sonrisa. -Además, no es como lo haces todo el día, ¿verdad?-

Riendo cuando se recostó en la cabecera, Hipo suspiró cuando ella recostó su cabeza sobre su hombro. 
-Bueno, nunca se sabe. Hasta que mí padre llegó aquí, no tuvimos exactamente el tiempo para hacerlo todo el día, ¿verdad?- Cuando ella gruñó, él se rió y suspiró. -Pero no hay que olvidar a mi madre. Ella piensa como yo cuando se trata de los dragones- Respirando profundamente, Hipo levantó la vista hacia el techo. -Sin embargo, mamá no estuvo allí durante quince años. Cuando era un bebé pequeño y los dragones atacaban, uno entró en mí casa, y cuando llegó mí padre, agarró a mamá y se fue volando. Asumimos que la mataron. . Pero hace unos años pasamos por una guerra de dragones y la encontramos de nuevo. Ella vivió con los dragones todo ese tiempo. Así que todavía estoy aprendiendo de ella sobre los dragones también-

-No puedo esperar para conocerla- Bostezando, Mérida respiró hondo y suspiró mientras doblaba las piernas y las apoyaba sobre las de él y dejaba que sus ojos se cerraran. Estaba cansada, se sentía segura. Y en solo unos días, todo iba a estar bien para ella. No tendría que preocuparse por Macintosh, joven o viejo. No tendría que preocuparse por Mordu, ni por su posible hermanita. La vida estaba a punto de ser perfecta.

Sintiendo que su cuerpo se volvía completamente flácido mientras volvía a dormirse, Hipo suspiró mientras usaba su pie para levantar una manta y arrojarla sobre ellos para que no se enfriara. Una mano sobre sus piernas, la otra descansando sobre sus manos que todavía estaban en su brazo. -Estoy segura de que mamá tampoco puede esperar para conocerte-

Un favor a un amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora