Capítulo 39

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Mirando como en cámara lenta, Hipo contuvo el aliento mientras las espinas volaban alrededor de Mérida y se acercaban. No podía ver si lo golpearon, pero tanto él como Mérida cayeron hacia atrás. Levantando su mano para evitar que Fire lo volviera a hacer, corrió hacia ellos y agarró su mano tirando de ella. Cuando ella agarró su ropa, él suspiró mientras la abrazaba. -Estás bien. Te tengo. Te tengo-

Dejando volar sus lágrimas, Mérida se aferró a Hipo. Ni siquiera podía mirar hacia atrás para ver qué le había sucedido a Macintosh. O si ella incluso quisiera ver un cadáver. Pero ella tenía que saberlo. -¿Ya terminó? ¿Realmente terminó?-

Mirando a Macintosh con varios picos en el cuerpo, uno en la cabeza, Hipo suspiró. -Así es. Se acabó. Ya no es un problema. Vamos, vamos ...-

-¡Hipo! ¡Mérida!-

Mirando a la derecha, Hipo se quedó sin aliento cuando vio a Astrid y Eret volando hacia él. -¿Están bien ustedes dos? Cuando la vi caer, me olvidé por completo de ustedes dos-

Con Storm Fly deteniéndose cerca de ellos, Astrid suspiró. -Sí, me lo imaginé. Los liberamos, pero luego escuchamos algo que nos asustó de regreso al castillo. Ese enorme grito de dragón- Una mirada a Macintosh y cómo Hipo estaba protegiendo a Mérida, suspiró. -Fuimos a ver si podíamos ayudar allí, ya que estabas camino a ella, estábamos seguros-

-Sí, también escuché eso. ¿Qué fue eso?-Con los ojos curiosos ahora, Hipo levantó a Mérida en sus brazos y comenzó a alejarse del sitio. -Lo escuché, pero no pude hacer nada al respecto-

Mientras caminaba con él mientras los cuatro dragones lo seguían, Eret tomó la mano de su esposa. -Bueno, ese dragón es la mamá del dragón que tenía la niña. Ella apareció y se comió a su padre- Señalando sobre su hombro. -Tan pronto como sucedió eso, verificamos a todos cuando ella se afirmó como la líder del Clan y luego vinimos por aquí buscándolos a ustedes dos-

-Me alegra que ustedes dos estén bien- Una mirada de vuelta a los círculos de piedra, Hipo suspiró. -Pero al menos las tres amenazas para ella se han ido. El oso está muerto, al igual que Macintosh y su padre ahora- Una vez que estuvieron lo suficientemente lejos como para que ella no pudiera ver lo que había allí atrás si lo intentaba, Hipo la sentó justo antes de abandonar la hilera de árboles. 
-Quieres volar hacia arriba o ...- Pero entonces sus ojos se entornaron cuando ella levantó la vista. Se rascó el cuello. -Tu cuello….-

Parpadeando mientras ponía una mano temblorosa en su cuello, podía sentir el rasguño que estaba allí
-Oh- Parpadeando y luego bajando la cabeza, Mérida respiró hondo mientras sostenía la mano de Hipo. 
-Solo dile a mamá que sucedió cuando me caí. No le hagas saber que lo hizo-

Con una risa mientras la acercaba, Hipo sacudió la cabeza. -No sucedió-Mirando a Fire mientras se acercaba a ella y la empujaba, él se echó a reír. 
-Creo que ella también estaba preocupada-

Con una risa, Mérida se volvió y abrazó a su dragón mientras sonreía. 
-Ella envolvió sus alas a mí alrededor mientras caíamos a través de los árboles, luego me salvó con sus púas. Es la mejor-

Riendo cuando todos se subieron a sus dragones, Hipo observó a Mérida también. -Bueno, volvamos con tu madre ahora. Apuesto a que es un desastre-

-Probablemente-Mérida se echó a reír cuando los cuatro volaron hacia el cielo y se dirigieron al castillo.

X

Mirando por la ventana, esperando cualquier señal de que su hija estuviera bien, Elinor estaba a punto de ponerse frenética por el momento. Pero luego se quedó sin aliento al ver a los dragones despegando del Bosque del Sur. Uno de ellos rojo. Mirando más de cerca, suspiró mientras ponía su mano sobre su corazón. -Ella está bien- Luego se dio la vuelta y huyó junto a su esposo, salió por la puerta, subió las escaleras y se dirigió a la cima del castillo justo cuando aterrizaban. -¡Mérida!-

Deslizándose de su dragón, Mérida abrazó a su madre mientras suspiraba. -Estoy bien. La sacaron de balance y nos caímos. Tuve que esperar hasta que estuviera despierta. No podía dejarla- Cuando su madre dio un paso atrás, vio la herida horrorizada y Mérida se echó a reír.
-Es solo un rasguño por culpa de una rama. Ella para evitar más heridas envolvió sus alas a mí alrededor y suavizó el golpe cuando aterrizamos y quedó inconsciente por un tiempo-

Poniéndose detrás de su esposa, Fergus suspiró. -Lord Macintosh está muerto. ¿Qué hay de su hijo?-

Levantando la vista cuando su padre se acercó a él, Hipo suspiró. -Se fue. Ella aterrizó en el círculo de piedra, no estaba lejos de ellos- Con una carcajada cuando le rodeó la cintura con el brazo cuando Mérida se acercó a él, Hipo sonrió. -Ella recibió un buen golpe de Macintosh, luego llegué allí. Entre yo y un poco de ayuda de Fire, él también está muerto-

-¿Mordu mostró su cara fea?- Fergus suspiró mientras se cruzaba de brazos. Ahora sabía que nadie volvería a interferir con la vida de sus hijas. Al menos en el mal sentido.

-Muerto- Al ver su rostro sorprendido, Hipo se echó a reír y asintió. 
-Chimuelo le dio una gran pelea, y luego derribó una de las rocas y lo aplastó-

-¡Esa es una noticia maravillosa!- Levantando las manos, Fergus se echó a reír. -Mañana nos damos un gran festín, entonces puedes irte. El clan Macintosh está bajo una nueva regla, Mordu está muerto y todos están bien. ¡Celebramos!-

Con una pequeña risa mientras asentían, Hipo y Mérida se miraron. Iban a guardar lo sucedido con la muerte de Mordu. Nadie más necesitaba saber qué sucedió o pueden pensar que están locos.

X

El resto del día de la pasaron haciendo cosas diferentes. Hipo se sentó con Eret, Patán, Brutacio, Estoico, Bocón y Fergus. Mientras que Mérida pasó el resto del día con su madre. Todos los demás estaban frenéticos por la fiesta que iba a suceder al día siguiente. Luego Hipo tomaría a su esposa y se iría a casa. Tendrían que hacerlo todo de nuevo.

Respiró hondo cuando giró un poco la cabeza y la apoyó contra la de ella mientras ella dormía acurrucada contra él. Una sonrisa de satisfacción en su rostro. Una de sus manos cubría su cintura y la otra sostenía su mano que estaba sobre su pecho. Una vista de la que nunca podría tener suficiente, y que iba a ver toda su vida.

Dejando escapar un suspiro después de una respiración profunda, Hipo dejó que sus ojos comenzaran a cerrarse. No podía esperar para comenzar su nueva vida juntos una vez que llegaran a Berk. Con los viajes anuales de regreso aquí para ver a sus padres, nuevos hermanos o hermanas. Pero eso le daría tiempo para estar lejos de Berk y ser él mismo. Dejando que el sueño finalmente lo sacara, Hipo dejó que una sonrisa jugara en su rostro. La vida era buena ahora.

X

Al entrar en su habitación después de un largo día preparando las cosas para la celebración del día siguiente, Fergus parpadeó para ver que su esposa aún estaba despierta y sentada en la ventana. -¿Por qué no estás en la cama amor?-

Con los ojos brillando con una mezcla de alegría y tristeza, Elinor respiró hondo mientras se acercaba a su esposo. -No puedo dormir ahora Fergus. Estoy pensando en Mérida-Girando para mirar hacia la luna, Elinor dejó escapar un largo suspiro. 
-Después de mañana ella no estará aquí. Ya no podré verla todos los días-

Dirigiéndose a su esposa, Fergus la empujó a ponerse de pie con él. Un brazo alrededor de su cintura y el otro en su cara. -Va a estar bien amor. Hipo me dijo hoy nuevamente que tiene toda la intención de ir y venir, asegurándose de que ella venga a visitarnos tan a menudo como puedan. La verás. Y nuestros nietos también estoy seguro-

-No puedo esperar por eso tampoco-Con un suspiro mientras la besaba, Elinor respiró hondo. -Todavía digo que Estoico envió a Hipo aquí solo para evitar que los juegos continúen como deberían-Pero cuando le dirigió una mirada fulminante, Elinor se echó a reír. -Pero tengo que decir que estoy agradecida de que lo hayas hecho. Nunca la había visto tan feliz como cuando estaba con Hipo. Me recuerda a nosotros cuando nos casamos por primera vez-

-De hecho lo hace- Besándola de nuevo, Fergus la levantó y la llevó a la cama y la tumbó. -Ahora mismo dormimos. Tenemos un largo día de fiesta mañana-

-Tienes razón- Elinor se acurrucó con su esposo y dejó escapar un suspiro de satisfacción mientras cerraba los ojos. Odiaba verla irse, pero no podía esperar para ver la vida que se construye también.

Un favor a un amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora