"Capítulo VEINTICUATRO"

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|Gabriella Derricks|

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|Gabriella Derricks|

<<Cuídate mucho, confía en las personas que tu crees que valen la pena porque veo en ti sangre pura.>>

<<Un alma pura como tu no debe estar con un ser que ha pecado muchas veces.>>

Me levanto de la cama intentando respirar profundamente, Adam acerca su mano a mi rostro inmediatamente intentando calmarme.

—Esta bien...tranquila. Fue solo una pesadilla.

—Estaba la mujer...su voz.—digo exasperada.

—Mírame, todo esta bien—lo observo detenidamente, concentro mi atención en él.—. Solo fue un mal sueño. Estuviste unos segundo balbuceando mi nombre, eso me pareció lindo.

—Que extraño.

—Justo fui a pedir el desayuno, regrese y te veía todo encantado.

—Los sueños no son muy comunes en mi. Sabes si hay noticias de mi hermana.

—Recién me levante, pediré informes dentro de veinte minutos. Te despertaste tarde , pero a tiempo para un buen desayuno.

—¡Qué horror! Encima me duele la cabeza, qué mas puedo pedir.

—Ayer te lo iba a dar, pero tómalo después del desayuno. Es mejor que descanses al menos por una hora para que la pastilla haga efecto.—señala la mesa donde se hallaba una bandeja.

—Solo una hora. No más. Tenemos que preguntar a las personas que viven por aquí.—me mira asombrado de mi entusiasmado estado— ¿Te cause problemas ayer? Bueno hoy en la madrugada.

—No, pero fuiste mi preocupación durante cinco minutos. No vuelvas a hacerlo, me volverás loco.—retengo mi risa al ver lo serio que se encontraba. ¡Uf! qué humor.

—Fue el momento. Tu padre me advirtió que el apellido Anbramsem es intachable, que una mala pasada puede arruinar con todo.—él me mira enarcando una ceja y negando soltando un vago suspiro.

—Él no puede advertirte o decirte palabras fuera de lugar. Además le tengo que hacer recordar que no siempre fue así porque yo podría ponerlo en su lugar llegando a Londres o Italia y seré muy duro con él.

—Esto quería evitar. No reacciones así, es tu padre.

—Y él no tiene el derecho de hablarte de una manera tan déspota—termina dejando la conversación cuando el sonido del timbre se presenta entre nosotros.—. Debe ser el personal del hotel.

Cómo podía hablar de su padre, es muy duro con él. Tal vez tenga sus razones, pero sí, como olvidar lo enojado que estaba. Aunque tampoco, su padre, tenía porque desahogarse conmigo, podía preguntarle a su hijo. Pero no, fui yo quien acabo arrebatada de palabras.

AMAR PARA PERDONAR| Pasiones secretas N°2 (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora