VIII. Nueva vida

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Cuando despierto me siento desorientado. Mi cabeza duele y no entiendo qué demonios pasó. Cuando enfoco me asusto. Estoy en un tipo de celda. ¿Qué mierda? Los recuerdos comienzan a dispersar mi mente y maldigo. Tsubaki, sonrisas, besos y luego esos tipos que ni idea de donde salieron, luego todo de negro. Supongo que me golpearon.

Gimo de dolor y me levanto. Inmediatamente escucho pasos acercarse. Levanto la vista y la misma sonrisa amable que tenía en la cafetería permanece en sus labios. Solo que ahora su mirada no es tan dulce como la recordaba. Oh espera, al parecer ella me mintió sobre lo que sentía. Como que mi corazón acaba de ser estrujado de manera cruel.

—Hola Inu—la miro con verdadero resentimiento. ¿Mi vida será ser secuestrado por pandillas? Estoy hartándome de esto, lo peor es que por lo menos Kagome me trata como un insecto al que no quiere matar. El tipejo de antes me trata como un insecto que desea matar.

—¿Quién demonios eres?—pregunto agarrando los barrotes y ella sonríe con dulzura.

—Soy Tsubaki, tu novia—comenta mirándome.

—Anja, eres una pandillera ¿por qué? Por dinero no es, tus padres te dan todos los jodidos gustos—ella me sonríe como si fuese un ignorante.

—Exactamente, ellos me consienten en todo, me mantienen oculta del mundo gracias a los caprichos. Eso cansa, estoy cansada de eso, deseo peligro, adrenalina y sin saberlo terminé en esta pandilla que me da eso y mucho más—ella lame sus labios.

—Me mentiste—murmuro y ella frunce el ceño.

—No, nunca lo he hecho—bufo molesto.

—Es obvio que no sientes lo mismo que yo por ti—antes de que ella pueda replicar sigo hablando—¿por qué me secuestraron?—pregunto despacio. Sin ánimos de nada salvo estar en casa comiendo y durmiendo, no debí irme con ella. Mierda, solo a mí me ocurren estas cosas.

—Necesitamos a un hacker—responde con total tranquilidad. Cierro los ojos un segundo respirando con calma para apaciguar mi ira.

¿En qué jodido momento mi vida cambió tanto? Si mi memoria no me falla fue desde el momento en donde se realizó esa jodida carrera, en donde descubrieron mis habilidades como hacker y donde dos pandillas de mierda me buscan por eso, no, no me buscan, me secuestran por esa razón de mierda.

—No soy lo que buscas entonces—contesto con tal tranquilidad que me sorprende.

—Si eres lo que busco—ella hace una seña y veo como dos tipos muy musculosos entran a la celda luego de ella abrir, sin darme tiempo a nada me sujetan con fuerza.

Me hacen caminar a la fuerza y memorizo por donde paso, Tsubaki sigue hablando con tranquilidad y quiero en este momento insultarla y eso que trato de nunca insultar a una mujer. Pero, mis sentimientos están un poco heridos. Ella de verdad me gusta, o por lo menos quería intentarlo, pensé que, si valía la pena, que ella si lo valía.

Me sientan en una silla y me amarran, mis intentos de lucha son en vano, estos musculosos son muy fuertes para mí.

—¿Ya llegó el muñequito de la zorra?—una voz se hace autoridad en el lugar y veo como Tsubaki se pone seria de inmediato. Eso me deja en claro que la persona que viene es alguien a quien ella le debe respeto, el líder de este circo, supongo.

—Lo tenemos desde hace una hora jefe—el tipo de aquella vez me mira con odio—¿cree que ellos mantengan algo? Ella puede ser muy persuasiva si se lo propone—comenta. Un tipo de mirada oscura y larga cabellera me mira con suspicacia.

—No, ellos no mantienen una relación de ese tipo, creo que ella solo lo buscaba con el mismo propósito que nosotros, utilizarlo—¿escuchan eso? Es mi corazón que acaba de ser roto por las palabras de la chica que me gusta. La miro y ella me sonríe con lo que supongo quiere ser pena.

Guerra de pandillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora