XII. Día de hermanos

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Miro a Sesshomaru quien sonríe como bobo mirando la pantalla de su teléfono. Suspiro y restriego mis ojos porque justo hoy él ha decidido que es momento de tener un día de hermanos, pero desde que salimos de casa ha estado mensajeando a su novia. Miro a nuestro alrededor. Luego de tener un partido de basketball estamos tomando algo de beber en una cafetería.

Coloco una de mis manos bajo mi barbilla y miro la calle cubierta de personas, es bonito saber que no estás solo en el mundo. A pesar de que estoy con Sesshomaru no puedo disfrutar al máximo este momento con él. Desde niño hemos tenido esto; salir ambos como buenos hermanos que somos, o como él lo declaro, el día de los hermanos Taisho. La principal razón por la cual no puedo disfrutar esto no es porque él se esté mensajeando con su novia, de hecho, Rin en las pocas veces que hemos interactuado es una chica bastante genial y comprendo porque Sesshomaru está perdido por ella, Rin es genial.

Suspiro sin despegar mi mirada de la calle. La razón por la cual no puedo disfrutar de esto lleva nombre y apellido Kagome Higurashi. Mi hermano se ahoga en trabajo para dar con ella, mientras yo solo soy capaz de perderme en su mirada en cuanto la tengo de frente. Mientras Sesshomaru busca cualquier rastro de ella yo la tengo sobre mi tocándome, haciéndome saber lo que es ser el hombre de ella. Me siento fatal en ese aspecto, sin embargo, me siento peor porque sé que yo no cambiaría el hecho de saber de Kagome. La maldita pandillera que vuelve mi mente un lío.

Ella con su peligro solo logra que quiera vivir a pesar de las consecuencias. Un movimiento me hace girar y veo cuando Sesshomaru baja el celular y lo coloca sobre la mesa. Toma de su batido y bebe de el. No digo nada en los próximos minutos en lo que solo somos capaces de beber de nuestro pedido.

—¿No lo dirás hermanito?—pregunta mirándome con una ceja enarcada. Frunzo el ceño, Sesshomaru deja su postura de policía y se relaja a mi alrededor.

—¿Debo decirte algo?—comento tomando más de mi batido.

—Hay una chica por la cual estas así—casi escupo el batido. Toso porque no me esperaba que él entrara el tema de la chica misteriosa que me hace tener peleas según mi madre.

—Obviamente no—él sonríe sin creerme una sola palabra.

—Inuyasha—lo veo sonreír como si alguien le hiciese el chiste del año—sabes que te conozco perfectamente, se cuándo mientes y cuando no, justo ahora me estas mintiendo, hermanito—ruedo los ojos y dejo el vaso sobre la mesa.

—No hay ninguna chica—aseguro jugando con el vaso.

—Claro, y yo no tengo nada serio con Rin—rio.

—Como si eso fuese posible, es la primera vez que te veo caer redondito por una chica—comento. Él rasca la parte trasera de su cabeza y hace un extraño puchero como si estuviese pensando en ella. Qué lindo es ver a tu hermano babee por una chica.

—Ella es especial—dice mirando algún punto con una sonrisa en los labios.

—¿Cuándo sabes que es la indicada, Sesshomaru?—pregunto interesado en la respuesta.

—Sabes que es la indicada cuando al mirarla a los ojos solo puedes pensar en lo especiales que son, cuando al estar a su lado buscas solo hacerla sonreír, sabes que es la indicada cuando el mundo podría acabarse, pero sabes que eso no importa, porque tu mundo es ella—casi le aplaudo. Joder, de verdad está enamorado—ahora háblame de la chica—ruedo los ojos.

—Es una chica preciosa, sin embargo, está un poco loca, pero igual, su locura encaja con mi seriedad—murmuro—es independiente, valiente, no parece temerle a nada, es atrevida, audaz, es una clase de chica que pensé no existía. No hace lo mismo que las demás, es autoritaria, no busca que la rescaten, más bien ella rescata, pero también es oscura, es inalcanzable y no la puedo entender. Cuando parece que estamos en el mismo camino, ella me muestra que no es así—él escucha atentamente—es una chica de iniciativa, si hasta parezco un niño pequeño a su lado. Es inteligente y...

Guerra de pandillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora