V. Contradicción

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Veo a mi madre conversar de manera alegre con mi padre, ellos a pesar de los años parecen que no superan ese amor que se han tenido. Es divertido ver como mi padre parece no querer perder detalle de cada movimiento que realiza ella. De manera distraída tomo una de las galletas que mi madre preparó y me la como. Estamos en la sala toda la familia, a excepción de Sesshomaru quien es la razón por la cual estamos sentados esperando. Al parecer se ha dignado a traer a casa a la chica que lo tiene babeando al hablar con él por teléfono.

Hace dos días que me encontré que Kagome Higurashi y aun me siento nervioso por la manera en la que me habló, ella no jugaba con sus palabras, quiero creer que sí, pero me temo que no. Miroku ríe mirando algo en su teléfono y ruedo los ojos, seguro se está poniendo de acuerdo con la próxima chica que vendrá a desfilar por el pasillo luego de que él la folle. Es un maldito.

Mi celular vibra y me doy cuenta de que es un mensaje de Tsubaki, desde la fiesta me ha estado enviando mensajes, al parecer quiere algo conmigo, yo no la rechazaría. Tsubaki yo compartimos muchas cosas similares lo que me hace estar cómodo a su alrededor, ella es muy animada y fugaz, muy vivaz. Creo que no me cerraría a la idea de formar una relación con ella.

—Inuyasha—levanto la mirada y los ojos de mamá me observan curiosos---cariño, ¿pasa algo?—le sonrío para que su rostro deje de ser tan arrugado, mi madre siempre ha sido capaz de leerme muy bien, temo que sepa lo que pasa. Si Sesshomaru se entera que he tenido tres encuentros con la chica que investiga y me lo he callado estaré en líos fuertes, además, siento esta extraña necesidad de investigar más a Kagome, no sé si es un capricho, pero necesito saber de ella más.

—No pasa nada, solo me pregunto si Sesshomaru se hace el importante y por eso dura mucho—mamá ríe al igual que papa.

—Es malo hablar así de tu hermano mayor, Inuyasha—una genuina sonrisa se posa en mis labios y giro un poco la cabeza para mirar a Sesshomaru quien está de pie y a su lado una chica muy hermosa—familia, ella es Rin, mi novia—miro a Sesshomaru con orgullo, pensé que jamás traería una chica a casa, suele ser muy reacio a relaciones, pero al parecer esta chica ha roto cualquier barrera y él no lo pudo evitar.

—Buenas noches, es un placer al fin conocerlos—la chica tiene voz suave y se mueve con seguridad, pero no hay que olvidar que ella es la que lo ayuda con el caso de Kagome, y si es policía no es para nada una chica débil y frágil como su rostro angelical lo muestra. Últimamente las chicas que me rodean tienen un rostro de no romper un plato, pero en realidad son capaces de destruir el mundo.

—Tenía ganas de conocerte querida, vamos, la mesa está lista para poder cenar, tengo todo preparado—anuncia mi madre con voz fe anfitriona. La chica le sonríe de una manera muy amable y Sesshomaru la mira como bobo. Mamá la obliga a ir a su lado separándola de mi hermano y yo me levanto sonriéndole.

—Qué asco Sesshomaru, estás babeando—anuncio y él rueda los ojos.

—Cuando te enamores estarás igual que yo—no digo nada y sólo suspiro.

La cena pasa sin contratiempos, Rin es muy segura en las palabras que utiliza y podría ser que un tanto calculadora, la chica es de esas que podría patear culos de manera increíble. Muerdo mis labios, Sesshomaru y Rin son las personas que llevan el caso de Kagome. ¿Qué pensará mi hermano si se entera que estoy involucrado con ella? Kagome es una delincuente y a pesar de eso ella camina por las calles con tranquilidad, pertenece a una pandilla. ¿Cuántos muertos tendrá en su consciencia? Me da temor indagar en su vida porque algo me dice que no me encontraré solo con la historia de una chica que sobrevivió al escape de un orfanato, sino que estaré dentro de un terreno, caminaré dentro de un terreno de cadáveres, o tal vez ella no haya asesinado más, pero trabaja con el tráfico de armas, eso seguro tiene consecuencias. Lástima que mi propósito de estar alejado de Kagome Higurashi no se pueda, ella ha posado sus ojos en mí y eso causa un efecto contradictorio en mi interior. Estoy temeroso, estoy ante algo desconocido, peligroso, algo que puede acabar no solo con mi vida, también con la vida de las personas que amo. Pero entonces siento esta extraña euforia de que una chica como ella haya decidido mirarme, a mí, no a nadie más. Una contradicción total, solo espero que esa contradicción no me cause más problemas de lo que ya tengo.

Guerra de pandillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora