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No había dormido muy bien, de tanto pensar en el, Lo peor de todo es que debo madrugar.

—¡HAYLE APURATE! —no había dormido nada, y el ogro de Jimin ya atormentaba la mañana. —Ya voy. —rodee mis ojos, y las sábanas desaparecen, y mi uniforme ataca.

Hice todo lo que siempre hago para ir al instituto. Baje las escaleras, y mi hermano había hecho el desayuno, unas tostadas y jugo de naranja.

Tomé dirección a mi asiento preferido, y en mis manos se encontraron el delicioso jugo de naranja. Suspiros salían descontrolados. —Dime la verdad.

—¿Qué?

—¿Por qué estás así? —Jimin frunció el ceño—Estas demasiado rara, aunque ya lo eres, pero estás más.

—Noo. —parpadeo varias veces—Estoy.... algo confundida nomas. —suspire.

—¿Porqué?

—Por... unas calificaciones nomas.

—Claaaaro—sonrió—¿Esa materia es como conquistar a Jungkook? O me equivoco—

La tostada me quito un poco de aire, tosia demasiado por cada palabra que Jimin habló. —¿Q-qué?

La sangre se posaba en mis mejillas, causando que ardan y me sonroje. —Vamos, rara.

Te odio Ogro.

...

Camine al salón, esperando que Jungkook no esté ahí, no quiero ni verlo, ni nada. Entre al salón y como de costumbre, nadie llegaba, siempre Jimin me hace madrugar más de lo normal. Es un tonto, verdadero tonto. Camine dando leves pasos, y tomé asiento, revisando un poco mi celular. Nadie llegaba era muy raro. Ni Cloe, ni Alys, ni Hoseok, ni Jin, ni nadie.

Pero era muy obvio, era demasiado temprano, y nadie llegara temprano, como yo.

El tiempo ya tocó, muchos de los alumnos caminaron hacia sus respectivos lugares, Cloe y los demás se acercaron a mi con una enorme sonrisa, y con los desastres que siempre hacían. —¡RARA! —gritó Jin, riendo con esa risa de limpiaparabrisas.

—¡Raros! —giré.

En par de segundos, Jungkook llegó, con sus dos amigos, Nam y Yoongi. Pensé que este día, Jungkook me diría millones de cosas, y hacerme sentir de la manera más linda. Pero no fue así, soy una tonta, el ni siquiera me miró, ni noto mi presencia, ni nada. Fue un golpe bajo, y un dolor en mi pecho no se controlaba.

—Y después.... Hayle deja de verle, lo comes. —Hoseok tenia una sonrisa muy pícara. —Uhm, no... no. —baje mi cabeza, y otra vez mis mejillas como de costumbre estaban rojizas.

—¿Pasó algo? —Alys alzó sus cejas.

—S-si.

—¡Sueltalo!

—Ayer.. Jungkook fue a mi casa en la madrugada. —todos se habían sorprendido—Y pues... nada.

—¿Nada?

—Si, nada.

—¡SUELTALO! ¡SUELTALO! —gritó Hoseok.

—¡Lo bese! —tierra tragame.

Todos me miraron muy pícaros, en sus caras estaban unas sonrisas de "Muy bien" mi respiración se descontrolo, y mi cuerpo temblaba.

..

Las clases de matemáticas habían finalizado, y Jungkook seguía sin notar mi existencia, vi como salía del salón riendo, con sus dos amigos, y automáticamente mi animo cayó al subsuelo, destrozandome en cada latido de mi corazón. Sentí mucha impotencia en llorar ¡Tonta! Pensé que tendría una gran oportunidad con el, pero mis sueños me daban la realidad.

—¿Vamos a comer, pequeña? —Jin extendió sus manos para alzarme.

—N-no, tengo mucho sueño, ayer no dormí nada porque..

—¿¡TIRARON!? —gritó Cloe.

—¡No! —chille.

Me encontraba sola en el salón, suspirando cada dos segundos, y me hundía con mis tontos recuerdos de ayer. Cuando Jungkook me beso, fue lo mejor que había pasado ayer, sentir sus suaves labios, suaves y exquisitos, por lo general el siempre tiene los labios húmedos por que siempre lleva su vacelina. Y eso le hace que siempre tengan sus labios rojos, y un poco brillantes.

Acomodé mis brazos, como un cómodo lugar para dormir, agache mi cabeza, dejando caer mi cabello, y poder descansar lo que no hice ayer en la noche, y hoy en la madrugada. Y de vez en cuando acariciaba la cadena que Jungkook me lo había dado.

Por fin mis ojos descansaban, y me sentí muy relajada, estaba apunto de caer en un profundo y largo sueño. Pero mi cabeza se encontraba teniendo unas leves caricias, de una mano jugando con mi cabello, y dándome pequeñas piquetes en mi brazo, obligandome a abrir mis ojos, haciendo un quejido de que me despertarán en la linda situación que me encontraba. Estoy segura que Cloe esta aquí, siempre me interrumpe cuando estoy durmiendo, leyendo, o algo así.

—¡Dejame dor..

Los ojos negros como ciruelas, me miraban un poco sorprendidos, no era exactamente Cloe, Jungkook estaba apoyado en la mesa de alado, viendome detalladamente, causando un cosquilleo en mi estómago, y se paseaban varios animales en este. Mis piernas temblaban, y mis mejillas estaban estallando en llamas. ¿Me reclamara por haberle besado? No lo culpo, yo también lo haría, pero si el fuera el ladrón, no me quejaria.

Seguimos mirándonos, en un silencio muy desagradable, no sabía que decir, ni hacer. Sólo me levante del sitio, y salí corriendo a la puerta, y huir como una cobarde. No quería nada más que correr. Pero de un tirón, volví a mi sitio, estando cerca de él, derritiendome completamente. Trago duro, y eso provocó que Jungkook sonriera.

—¿Porqué te vas? —el silencio se rompió.

—Debo.. irme, perdón.

—¿Es por lo de ayer?

Mierda, si se acordó.

—No, no, no—mentía—lo de ayer fue un impulso nomas, y, y perdón por lo que hice no volverá a pasar. —obviamente no lo haría nunca más.

Otra vez intenté escapar, pero los manos de Jungkook infiltraban en mis brazos, otra vez con la misma fuerza que tuvo la primera vez que lo conocí. Mientras más camina, más retrocedía, su presencia me mueve todo..

—Se bien, que te mueres por hacerlo. —sonrió, maldito seas.

—N-no, tu me odias, yo te odio. —mi respiración comenzaba a faltar.

Llegue al punto de chocar con la pared, como la primera vez que Jungkook me mostró su lado de macho alfa, su fuerza, y su horrible forma de ser, de un macho controlador.

Sus dedos aún lástimaban mis brazos, otra vez haciendome mucho daño.

—¿Porque no aceptas? —lo habló tan firme.

—¿D-de que hablas?

—Por qué no aceptas. —su cara estaba a milímetros de la mía—Acepta que me quieres tanto como yo te quiero.

¿QUE ERA RESPIRAR?

—Acepta que te mueres por un beso, acepta que todo el amor que sientes por mi es verdadero. ¡ACEPTALO!

No voy a mentir, esas palabras me dieron vida, nací, mori, y volví a nacer. Mi corazón estalló, la adrenalina era más potente, mis mejillas ardían, y mis orejas igual, mis sentimientos tenían un laberinto de emociones, derritiendome cada vez que sus ojos se penetraron con los míos, la fuerza de sus brazos bajaron, su rostro estaba demasiado perfecto, y actualmente mi vista se fue a sus labios, sus apetecibles labios.

Me quieres tanto como yo te quiero

Entonces sabía muy bien, que empezó una linda historia de amor.

Feelings. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora