CAPÍTULO 10

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Llegué a casa todavía mal por la discusión que había tenido con Marcos, no conseguía borrar de mi mente la mirada llena de dolor que tenía cuando se fue, pero no tenía tiempo para pensar en ello. Tenía que prepararme para cuando Pablo llegara.

Fui corriendo a mi habitación, me quité toda la ropa y me dirigí al baño para darme una ducha rápida. Antes de meterme en la ducha me miré en el espejo y me di cuanta de que tenía aún tenía un poco rojos de las lágrimas que me había tragado. Solté un profundo suspiro y me metí en la bañera. Al salir me sequé el pelo y me lo planché, me puse rímel en las pestañas, raya en los ojos para resaltarlos más junto con un poco de sombra. Después de eso abrí mi armario y me puse el vestido negro que me había comprado la semana pasada con Esther. Era un vestido precioso con espalda abierta hasta la cintura, atado al cuello y me llegaba por la mitad del muslo. Para finalizar el look me puse mis zapatos negros de 12 cm y mi pintalabios rojo. Me miré en el espejo y no pude evitar pensar qué es lo que opinaría Marcos sobre como iba vestida y que cara pondría al verme así.

Aún faltaban 20 minutos para que llegase Pablo así que decidí llamar por teléfono a Esther. Tras varios intentos decidí dejarlo para cuando acabase la cena, ya que parecía que había salido y se había olvidado de coger el teléfono.

Sonó el timbre de la puerta y bajé a abrir a Pablo. Abrí la puerta y Pablo se me quedó mirando con la boca abierta y los ojos como dos platos. Me empecé a reír ante su expresión, hasta que por fin reaccionó y me cogió por la cintura para atraerme hacia él y decirme al oído.

-Estás increíblemente preciosa. Me has dejado sin palabras - dijo el con una voz extremadamente sexy. Yo no pude evitar que un escalofrío recorriese todo mi cuerpo.

-Tú tampoco estás nada mal. Mejor que cualquier bombero. - dije con un tono sensual.

Él me miró a los ojos y me besó apasionadamente en los labios. Un beso hambriento, profundo, con nuestras lenguas jugando en la boca del otro. Cuando nos separamos para recuperar el aire, Pablo dijo:

-Esta noche eres TODA para mi y SÓLO para mi. No pienso dejar que se te acerque nadie ni un sólo centímetro - Tras oír eso me puse muy colorada- que mona estás cuando te sonrojas. Me encanta. Me encantas.

Plantó un casto beso en mis labios y cogidos de la mano nos dirijimos hasta su coche.

El restaurante estaba en pleno centro, en la calle Serrano. Cuando salios del coche un aparcacoches se llevó el coche de Pablo y nosotros nos dirigimos hacia el interior del restaurante. Pablo ya tenía hecha una reserva, así que no tardamos nada en sentarnos. Yo estaba asombrada por el lujoso restaurante y no paraba de mirar a todos los lados.

-Me siento el chico más afortunado en este momento Julia - me dijo con una sonrisa en los labios. Yo me volví a sonrojar.

-Pablo este sitio debe ser carísimo. No hacía falta que me trajeses aquí, sabes que cualquier sitio me vale siempre que sea contigo.

-Lo sé preciosa pero hay algo que te llevo queriendo decir desde hace mucho y como es importante y querido hacerlo de una forma que nunca vayas a olvidar.

-¿Y que es lo que me quieres decir? - Pregunté con interés

-Primero pidamos la comida.

Así fue pasando la noche muy tranquila. Todo estaba buenísimo y Pablo y yo no parábamos de cogernos de la mano de besarnos, el no paraba de decirme cumplidos y yo no podía evitar devolvérselos. Este tipo de cosas no las solía hacer con Pablo pero después del día que había tenido sentaba bien notar que alguien se preocupaba por ti.

Llegó el momento de los postres y con ello mis nervios.

-Bueno...-dijo Pablo que parecía algo nervioso- ha llegado el momento...-cogió una gran bocanada de aire, me miró a los ojos y dijo.

- Julia, ¿Quieres ser mi novia? - antes de que pudiese responder, él continuó hablando- sé que todo el mundo piensa que soy un muejeriego y que uso a las chicas sin importarme lo que ellas sientan. Pero desde que te conozco no pudo dejar de pensar en ti. El resto de las chicas han desaparecido para mi. Solo estás tú y sólo tú. Sé que llevamos siendo 'novios' un tiempo pero, ahora lo quiero hacer oficial. Por favor preciosa, ¿me harías el grandísimo honor de ser mi novia y convertirme en el hombre más envidiado del mundo?- mientras Pablo hablaba y me decía todo lo que sentía, no puede reprimir que una lágrima resvalara por mi mejilla. Estaba cambiando por mi, para hacerme feliz, y yo lo único que había hecho desde la fiesta era preocuparme por el tema de Marcos.

La sonrisa de Pablo se borró y al ver la lágrima en mi mejilla se alejó un poco de mi

-Julia si no sientes lo mismo no pasa nada, podemos seguir como hasta aho...- y no le dejé terminar la frase porque me levanté de mi silla y salté sobre él para besarlo como si el mundo se fuese a acabar

-Claro que quiero ser tu novia-dije en un susurro. Tras oír mis palabras a Pablo se le dibujó una enorme sonrisa en su cara.

-Pensaba que me ibas a rechazar.

-¿Tan loca me crees? ¿Cómo le voy a decir que no al chico más cañón y sexy de todo Madrid?

-Osea que solo estas conmigo por mi cuerpo? - dijo con una sonrisa lasciva

-Entre otras muchas cosas - dije mientras le mordía el lóbulo de la oreja

-Julia... que no me voy a poder controlar...

- Pues no lo hagas!

Tras decir eso inmediatamente pidió la cuenta y nos marchamos a su casa.

Nada mas cerrar la puerta de su piso me cogió en brazos u me agarró por el culo, lo que me hizo gemir sobre su boca, pues no podíamos parar de besarnos. Me llevó hasta su cama y me tumbó suabemente. Me empezó a besar y a dar pequeños mordiscos por el cuello lo que me excitaba aún más. Le agarré por el cuello acercándole lo máximo posible a mí y rodeé su cintura con mis piernas. De esta forma pude notar como un gran bulto se iba formando en su pantalón. dejó de besarme para poder quitarse la ropa y lo mismo hice yo, hasta que los dos nos quedamos en ropa interior y nos volvimos a lanzar el uno sobre el otro. Pablo devoró cada parte de mi cuerpo mientras me arrancaba mi ropa interior y lo mismo hice yo con él. Ahora si que pude notar su gran virilidad en pleno esplendor. Me cogió las manos y las colocó por encima de mi cabeza y con otra mano abrió el cajón de su mesilla, sacó un condón y se lo colocó con gran agilidad. Yo estaba muy húmeda preparada totalmente para él. Y no se hizo esperar, se sitió en mi abertura y empujó hasta lo más hondo haciendo que ambos gimiéramos.

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Hola chic@s!! Aquí os dejamos otro capítulo más.

El de la foto es pablo:)

Esperamos que os guste!

Votad y comentad :):)

Besos y hasta pronto ;)

¿Por qué tú? (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora