¿Por qué tú? (COMPLETO)

CAPÍTULO 30

POV MARCOS

Ya había pasado más de un mes sin saber de Julia ni tampoco de Esther. La última vez que hablé con Esther me dijo que era mejor que dejásemos las cosas así. Que había hecho mucho daño a Julia y que estaba vez estaba de su parte. Y sin que me diese tiempo a contestar ni a preguntarle si quiera dónde era la beca colgó y por más que llamé después, no me cogió el teléfono y poco tiempo después descubrí que había bloqueado mi teléfono, al igual que Julia.

Sabía que Pablo estaba con ellas, fuera cual fuera el país en el que se encontraban, y a pesar que sabía que él estaba con Esther, me cabreaba pensar que estaba tan cerca de Julia. Sí, ya no eramos novios, y por mi culpa ni siquiera amigos, pero no entendía por qué no me había dicho lo de la beca, y por mi comportamiento nunca lo sabría.

Intenté que los padres de Julia me dijeran donde estaba, pero resultó inútil, Julia se lo había prohibido, y creo que ya no les caía tan bien como antes...

Cada noche tenía una chica distinta en mi cama. No me importaba ni su nombre ni su físico, y aunque me acostaba con ellas para dejar de pensar en Julia, casi nunca lo conseguía, y la única forma de que pudiese llegar al orgasmo era pensando en ella y en su increíble cuerpo. Además sólo conseguía dormirme pensando en ella y acariciando el tatuaje que tenía en mi costado: Forever yours.

Cuando me llegó la notificación de que había obtenido mi beca en Londres me sentí muy feliz, lo que necesitaba era un cambio de aires. Tenía que asumir que nunca iba a saber donde estaba Julia.

Y así es como llegué aquí, Londres. Llevaba viviendo aquí solo tres días. Iba caminando por la calle con un par de chicos que había conocido en la residencia en la que vivía, cuando se oyó en la calle un fuerte golpe, y a mi me pareció oír mi nombre. Nos giramos y vimos que un coche había atropellado a alguien. Desde donde estábamos no se veía a la persona atropellada, pero me lancé hasta donde se había producido el accidente pues tenía conocimientos de primeros auxilios. Cuando vi quien era la persona atropellada se me paró el corazón, todo a mi alrededor se volvió borroso, como sumido en un completo silencio. No podía creer lo que estaban viendo mis ojos. Era Julia, tenía los ojos cerrados, una gran mancha de sangre en sus pantalones y un hilillo de sangre saliendo de su boca.

-Julia... Julia... - la cogí  entre mis brazos y comencé a llamarla, mientras lágrimas caían de mis ojos.

-Julia, mi amor, por favor abre los ojos - pero ella no respondía.

Al poco tiempo llegó una ambulancia, los paramédicos pusieron a Julia en una camilla y preguntaron si alguien quería acompañarla al hospital. Rápidamente dije que yo y me monté en la ambulancia.

El traslado al hospital se me hizo el viaje más largo de mi vida. En mi cabeza sólo aparecían imágenes del tiempo que habíamos estado Julia y yo juntos. Cómo pude ser tan idiota. No podía morir, era demasiado joven, demasiado guapa, demasiado perfecta.

Al llegar al hospital todo me daba vueltas. Se llevaron a Julia corriendo, pues estaba perdiendo mucha sangre y no sabían por qué. Rellené unos papeles que me dieron sin saber muy bien lo que estaba escribiendo. Después cogí el teléfono del hospital  y llamé a Esther.

-¿Hola? - dijo Esther.

-Esther, soy Marcos.

-Marcos te dije que no quería volv... - la corté.

-Julia está en el hospital.

-Ya lo sé se fue esta mañana a hacerse un reconocimiento. Un momento, ¿tú cómo sabes que está en el hospital? ¿Estás en Londres? ¿Qué está pasando?