CAPÍTULO 34

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POVJULIA

Los meses habían pasado y en este tiempo, no había podido dejar de pensar en la carta que Marcos me había mandado. Mis sentimientos estaban hechos un lío, yo misma estaba hecha un lío. No podía pensar con claridad. Además, Marcos había cumplido con lo que anunciaba en su carta, no me volvió a escribir ni una sola carta más, ni un e-mail, nada. Parecía que de repente se lo había tragado la tierra. Por otra parte, a mí eso en teoría me debería dar igual, ¿no? Mañana me iba a casar con Jack, el hombre perfecto, en Londres, en la iglesia perfecta. Y no es que diga que es perfecto porque me vaya a casar con él, es simplemente la verdad. Jack es listo, guapo, divertido, deportista (motivo por el cual tiene ese físico tan impresionante que te deja sin respiración), cariñoso, entregado, buen amante... todo él era pura perfección. No entendía como podía haber tenido tanta suerte. Porque me sentía afortunada, ¿no? Sí, definitivamente me sentía así.
Estaba de los nervios, no podía dejar de hacerme este tipo de preguntas todo el rato y debía dormir, pues mañana sería el gran día y no quería aparecer ante mi futuro marido con ojeras, al cual le habían obligado a irse a dormir a casa de sus padres mientras yo me quedaba en nuestra casa con mi familia.

"Marido" todavía no me hacía a la idea de esa palabra. Ni tampoco a que pronto iba a ser la "señora Kingswords". Otra vez había empezado a desvariar y seguía sin poder conciliar el sueño, esta iba a ser una noche larga, y lo peor de todo es que sentía una extraña sensación en mi cuerpo que no conseguía descifrar, eran como mariposas en el estómago pero a la vez náuseas... no sé, una sensación difícil de explicar.

La puerta se abrió y entró Esther.
-Sis, deberías dormirte porque sino mañana vas a estar horrible, y no quieres salir fea en las fotos de tu boda, ¿verdad?
-Verdad. - dije soltando un gran suspiro. - pero es que no puedo dormir.
-Vamos... que tampoco es para tanto. Piensa que solo es un día más del año. Solo que vas a llevar un vestido precioso y que va a haber un montón de gente obsevándote y haciéndote fotos. - dijo Esther tan tranquila.
-Esther dos cosas: la primera, diciéndome eso, no me ayudas a que me tranquilice. Y la segunda, ya te lo diré yo cuando te cases tú, que por cierto es en cuatro meses - dije sonriendo.
-Exacto, y me dirás lo mismo que te estoy diciendo yo a ti, como buena dama de honor que soy, y como buena dama de honor que vas a ser tú.
-Tienes razón.- cerré los ojos y justo antes de que ella saliese por la puerta dije - es solo que tengo como una sensación en el estómago que me incomoda.
-Serán los nervios Julia. - aunque en su voz noté algo raro, como si en realidad hubiese querido decir otra cosa. No le pregunté e hice como si nada, y ella se fue al cuarto que le habíamos asignado.
Mientras yo intenté descansar, aunque sabía que dormir iba a ser algo imposible. Seguro que Esther tenía razón, yo y mis nervios...

POV MARCOS

El tiempo había pasado y Julia no contestó a mi carta. Eso significaba que ella había tomado una decisión, y era la de casarse con "su médico", como decían muchos periódicos. Yo cumplí mi promesa de no volver a mandarle más cartas ni e-mails ni nada, debía dejarla ser feliz y respetar su decisión aunque eso fuese lo más duro y difícil de mi vida.

Me miré en el espejo de mi baño y no me sorprendió ver el aspecto tan horrible que tenía. No había pegado ojo en todo la noche, pues había estado notando como náuseas. Aunque yo sabía que el verdadero motivo por el que no me podía dormir y por el cual tenía este aspecto tan horrible hoy, era porque hoy el amor de mi vida se casaba y se casaba con un hombre que no era yo, y eso me estaba matando. Obviamente no estaba invitado a la boda, pero lo más probable es que mañana saliese en todos los periódicos, no sé si estaba preparado para ver a Julia vestida de novia. Me la había imaginado muchas veces así vestida, pero conmigo a su lado obviamente. Hoy no tenía ganas de hacer nada ni de aguantar a nadie, así que decidí que hoy no iría a trabajar y simplemente me quedaría en casa lamentándome por lo que pudo haber sido, y por mi culpa, no fue.

¿Por qué tú? (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora