EPÍLOGO (no es el final)

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¡NOTA IMPORTANTE!: LEAN LOS COMENTARIOS DEL FINAL

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(Tres años más tarde)

POV JULIA

Me desperté con un fuerte dolor en la parte baja de mi abdomen. Ese dolor me llevaba despertando varias noches seguidas, solía durarme el mal estar un par de minutos y luego conseguía volver a dormirme. Miré la hora en el despertador y eran las cinco de la mañana. Me giré en la cama y vi que estaba sola. ¿Dónde se había metido este hombre?

Me levanté de la cama con mucho cuidado y lentamente comencé a calzarme. Salí de la habitación y comencé a buscar por todas las habitaciones. No había nadie, hasta que cuando entré por segunda vez al salón me di cuenta que en el sofá había un bulto. Me acerqué intentando hacer el menor ruido para no asustarlo.

-Marcos, cariño, despierta. - dije acariciando su mejilla con ternura.

Poco a poco fue abriendo los ojos, y cuando se dio cuenta de que quien le despertaba era yo, se incorporó de un brinco.

-¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Te duele algo? - dijo Marcos con la cara pálida.

-Tranquilo Marcos, estoy bien. - le dije tranquilizándole mientras le mostraba una sonrisa y pude ver como su cara empezaba a cobrar color otra vez - Es solo que me he despertado y al no verte a mi lado me he preocupado.

Me sentó sobre su regazo y me dio un beso en los labios.

-Perdona princesa, es que no podía dormir. Así que he pensado que a lo mejor viendo la tele conseguía conciliar el sueño.

Apoyé mi frente en la de él mientras pasaba mis manos por detrás de su cuello.

-Y tú, ¿por qué te has despertado? ¿Otra vez ese dolor?

-Ya sabes, este niño es un auténtico torbellino y no para ni siquiera por la noche. Como se nota que eres su padre. - Mientras decía esto, Marcos apoyó tiernamente sus manos sobre mi abultado abdomen. Estaba embarazada de ocho meses y llevaba un par de semanas despertándome por un dolor.

-Julia deberíamos ir al médico, ese dolor no puede ser normal.

-No te preocupes Marcos, he leído que a muchas mujeres embarazadas les pasa. - le di un pequeño beso en los labios.

-Bueno... - y ahora dirigió la mirada hacia mi gran tripa - Álvaro, tienes que tratar bien a mamá, así que pórtate bien y déjala dormir. ¿Vale campeón?

Mi hijo, al escuchar la voz de su padre, como siempre que le hablaba, empezó a dar patadas y a moverse. Cada vez que pasaba, yo me emocionaba muchísimo, no podía evitarlo, eran lo mejor de mi vida. Marcos también notó las patadas, pues seguía con las manos sobre mi tripa.

-Le gusta que le hables. - le dije con la voz emocionada. - le encanta tener cerca a su padre.

-Y a mi me encanta teneros cerca a los dos. - dijo mientras me acomodaba en su regazo y apoyaba mi cabeza en su pecho.

-¿Sabes? Sé que ya han pasado tres años desde que sucedió, pero lo recuerdo como si fuera ayer.

Sabía a lo que se refería, pero aun así le pregunté.

-¿El qué?

-El día de tu "casi boda" - dijo con una gran sonrisa en la cara.

¿Por qué tú? (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora