Corrí unas cuantas cuadras hasta llegar a la orilla de la playa, ahí estaba Miyeon y otra versión de ella, pero más baja y joven.
Estaba a punto de tomarle la mano a su contraria, pero grité su nombre, llamando la atención de ambas, cuando la castaña estaba a punto de mirarme fue jalada por aquella niña.
—¡No aceptaré a ningún intruso! —gritó y una esfera dorada las encerró.
—¡No vayas con ella, Miyeon! —golpeé varias veces ese globo dorado, pero fue en vano.
Caí de rodillas al pensar que no había nada por hacer, ella estaba encerrada en ese lugar y yo acá.
No, no puedo detenerme. ¿Qué haría Miyeon en estos momentos? Ella haría todo lo posible para salvarme. Bueno, yo no soy ella, pero pensamos igual cuando se trata de cuidar a los nuestros.
—Yo te quiero más que a nadie en el mundo —susurré al estar de rodillas en la arena— Me gusta tu actitud animada, y al pretender ser fuerte frente a nosotras, cuidarnos por ser la mayor, comer como una princesa, todo. Eres sorprendente, Unnie, incluso sin entender lo que decía cuando nos conocimos, tratabas de enseñarme coreano y aprender mi idioma.
Unas cuantas lágrimas caían por mis mejillas, algunas cayeron en mis puños cerrados sobre el suelo arenoso.
Yo te quiero, Miyeon.
Somos "Tom & Jerry".
Una luz azul salió de mi puño derecho, abrí la mano y aquel brillo se convirtió en un disco. Coloqué el CD en el módulo astral que mi doble me había dado.
—Ven a mí, ser del Crepúsculo —solo esas palabras bastaron para entrar al típico escenario dorado.
Estaba cayendo, antes que recibiera un buen golpe por la caída, dije lo último que me faltaba, cuando vi a Miyeon junto a la otra: —¡Transfórmate!
Mi traje era muy parecido al del doble de Miyeon, sólo que el mío era azul. Mi arma era un tipo de espada ancha, que la pude utilizar como patineta voladora cuando estaba a punto de caer, y un cañón a la vez.
Disparaba a todos los kaynimas que se transformaban en los monstruos parecidos a hidra, un disparo a la cabeza central y morían. Gracias clases de mitología.
Volé hasta Miyeon y la cargué en mis brazos, me elevé mucho más alto para evitar cualquier ataque, alejándola del peligro.
—Siento haberte llamado mentirosa —me disculpé.
—Si sabes que este no es el mejor momento para hacer ese tipo de cosas, ¿verdad? —dijo mirando cómo nos atacaban.
—¿Sabes cuánto orgullo me estoy tragando? Quiero y debo decírtelo en este momento —la tiré y ataqué a aquellas serpientes, pero una logró atacarme y comencé a caer, junto a Miyeon.
Estábamos demasiado cerca, por lo que pudimos tomarnos de las manos.
—¿Sabes? Puede que no me hayas escuchado, pero yo... —me interrumpió.
—Ambas somos unas mentirosas —tomó mi mano con más fuerza y nos acercamos— Siempre me cuidas, te preocupas por mí, sin embargo, tomaste el papel de hermana mayor y me decías cosas hirientes, aunque es porque tú siempre estabas a mi lado en que decidí vivir de esta forma. Eres la razón por la que pensé que sería mejor seguir viva, y por la que siempre me pongo de pie y enfrento las cosas, pero hay ocasiones en las que siento que fue culpa mía que Tae se haya extraviado.
La abracé y besé su frente, como hacen algunos padres para quitarle el miedo a sus hijos.
Antes que pudiéramos impactarnos con el suelo, el cañón volvió a mí. La sostuve de la misma forma que el principio, pero ahora levitábamos cerca del suelo.
—Por fin lo aceptaste —dije al tenerla entre mis brazos.
—Tal vez esta es la primera vez que lo hago y no lloro, y también me hace sentir bien —comentó.
De la nada salieron más kaynimas y perdí el control, ambas caímos y la rodearon. Iban a atacarla, pero algo destruyó a nuestros contrarios, era nada más que la espada de Seriyeon.
Tomamos nuestras armas y comenzamos a pelear.
—Miyeon, todos toman responsabilidad en sus acciones, y eso es todo lo que se puede hacer —mencioné al estar de espaldas a ella— Es inútil sentirse responsable por el destino o acciones de los demás.
—Suenas algo arrogante al pensar de esa forma —comentó al cortar una cabeza del monstruo.
—No deberías cargar con la vida de los demás, pero siempre eso es lo que haces —seguimos atacando a los engendros— Está bien vivir solo por ti, incluso si es egoísta de tu parte, pero es lo mejor.
—Eres la arrogante y mentirosa estudiante de honor, mi mejor amiga: Yeh Shuhua.
La niña nos atacó desde lejos y nos estrellamos con una pared de los edificios destruidos que estaban ahí.
—Ven conmigo, si no lo haces —la pequeña fue interrumpida por Miyeon.
—No dejaré que el Crepúsculo consuma mi mundo, ¡lucharé para que no suceda!
Otro monstruo salió, más grande y posiblemente fuerte, estábamos a punto de ser aplastadas por él, pero nuestras amigas llegaron y comenzaron a atacarlo, me puse de pie y las ayudé.
Lanzamos nuestros ataques más fuertes y acabamos con él.
No sé si era nuestra imaginación, pero eran más fuertes que antes.
—¿Miyeon, te encuentras bien? —preguntaron al unísono.
—Sí, estuvieron increíble, se han vuelto más fuertes desde la última vez.
—ShuHua, ¿cómo te volviste ecualizadora?
—No dije algo que fuera la gran cosa —mentí.
—¿Así que le dijiste algo a Miyeon? ¿Dejaste tu orgullo para confesarte? —bromearon Minnie y Soyeon.
—¡Cállense! —grité.
—Cierto, no escuché lo que dijiste al final, ¿podrías repetirlo? —Miyeon siguió el juego.
—No lo volveré a repetir —hice un puchero.
—Bueno, habrá otra ocasión para que hablemos —musitó.
—Ahora debemos acabar con ella —señalé a la pequeña castaña con mi espada.
—Soy Miyeon de otro fragmento —sonrió maliciosamente— ¿Aún quieren acabar conmigo?
—Eres una Miyeon, pero no la nuestra —contradijo Soojin.
—Si es así, quiero que lo intenten —le salieron unas grandes y grises alas.
Miyeon comenzó acercarse a la pequeña, sus pasos eran lentos y cuidadosos.
—¿Aún sigue la oferta? Te acompañaré si evitas que el Crepúsculo tome este mundo.
—¿Qué crees que haces? No necesitas sacrificarte —exclamamos.
—ShuShu, guarda esto por mí —me dio el medallón de Seriyeon, aquel que tenía la foto de Tae.
Se dio la vuelta y volvió a acercarse a su doble.
—¡No lo hagas! —Soojin trató de detenerla, pero sostuve su brazo.
—Miyeon, regresa a salvo, ¿vale? —susurré.
Pese a su lejanía me sonrió y asintió, y musitó un "lo prometo".
Se envolvieron con las alas de la pequeña y desaparecieron ante nuestros ojos.
Al abrir nuestros ojos, ya habíamos vuelto a nuestro mundo.
—¿Por qué la dejaste ir? —preguntaron al volver a la normalidad.
—Sólo sé que Miyeon volverá, confío en ella —apreté el medallón.
Ella no sería capaz deabandonarnos.
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5:55 | (G)I-DLE
Science FictionMiyeon, ShuHua, Yuqi, Minnie, Soyeon y Soojin pertenecen a la Sociedad de Investigación de Radio, un club creado por Miyeon. Pero, con el pasar del tiempo cambian de nombre a "(G)i-dle", un grupo de aventuras. Miyeon al ver en internet un supuesto m...