Las seis chicas se encontraban en su cafetería favorita hablando sobre su futuro, cosas tribales, momentos divertidos y todo lo que había pasado en esos siete meses, que pareció que la brisa del viento se los llevó.
Ah, el tiempo pasaba cada vez más rápido, pronto Miyeon y Shuhua se graduarían, pronto se irían a la universidad. Deberían comenzar a prepararse para los exámenes que vendrían.
El señor de Kim se había lastimado, el pobre anciano había caído al bajar los pequeños escalones de la entrada del local.
La castaña se ofreció a ayudarlo con todas las cosas, como preparar un café hasta limpiar el lugar. sus amigas, las miembros de "la sociedad de investigación de radio", (g)i-dle, habían decidido también ayudar a aquel hombre que siempre las atendía con una sonrisa y que, con su café sus papilas gustativas hicieran una fiesta al dar el primer sorbo o mordida de las cosas que vendía.
Estuvieron una semana entera ayudando al señor Kim, pero eran seis y eso facilitó las cosas. Ahora el anciano se encontraba haciendo reposo en su hogar, al cuidado de su familia.
El último día que les tocaría estar a cargo del local, Miyeon y Soyeon debían hacerlo solas, ya que los demás miembros estaban ocupadas. Pero, cuando entraron al lugar y vieron una silueta familiar sentada en el mostrador, sonrieron maliciosamente y la obligaron a trabajar.
Las quejas se hicieron presentes, al igual que unos halagos por parte de los clientes; Seriyeon era muy diferente a Miyeon, ella no solía sonreír mucho.
Un grupo de chicos llamó la atención del doble de la castaña. Inconscientemente sonrió al cruzar su mirada con él. Por alguna extraña razón tuvo una corazonada y volvió con su trabajo.
No volvió a sonreír ni sentir nada cuando el grupo de amigos se retiró.
—¡Unnie! —exclamó la tailandesa al entrar al local y ver a Seriyeon limpiando una mesa.
La castaña se dio la vuelta y se quedó confundida al ver el rostro de asombro de Minnie.
—Te ves muy diferente, ¿bajaste de peso de la noche a la mañana? ¿Por qué luces más madura y seria? —preguntó al acercarse a ella y examinarla con la mirada.
—Unnie, lamentamos haberte dejado sola —entraron Yuqi, Soyeon y Soojin.
—Hola —saludó al trío que acababa de entrar.
—¿Por qué estás tan sospechosas ustedes dos? Unnie, te ves... —dijeron.
—¿Por qué siento que me están confundiendo con la Cho Miyeon de su fragmento? —contestó.
—¿Seriyeon? Por ahí hubieras empezado —hablaron.
La verdadera Miyeon salió con Soyeon a ver lo que estaba sucediendo. La única que faltaba por llegar era Shuhua, por lo que decidieron confundirla, ¿qué tanto podría diferenciar a su mejor amiga de su doble?
—¡Miyeon! Mis clases terminaron antes de lo visto —la pelinegra que esperaban había llegado.
—Los clientes se han ido, así que ayudamos a Miyeon a limpiar, pero ahora solo estamos jugando con ella —indicaron las tres chicas.
—No sabía que a Seriyeon le gustara jugar, ¿dónde están Soyeon y Miyeon? —preguntó. Su broma no salió como pensaban.
—¿Por qué no dejan de jugar y vienen a ayudarnos? —se quejaron las mencionadas, ellas estaban terminando de lavar los vasos, tazas, platos y cubiertos sucios.
—Creo que si la miras por mucho tiempo y escuchas su voz... —la tailandesa miró a ambas por un momento y las escuchó quejarse— Sí, nuestra Miyeon es diferente a su doble.
—Le decimos "Seriyeon" porque es seria, pero es más alta que Miyeon por unos cuantos centímetros, su voz es deferente —habló la rubia.
—Podría decirse que ella cuando nos ordena cosas como "vuelvan a su fragmento, enseguida", tiene el tipo de voz de Yuqi —comentó Soyeon.
—La sonrisa de ambas es muy bonita y brillante —dijo la pelirroja.
—G-gracias —dijeron ambas.
La hora de cerrar llegó y tuvieron que irse a sus casas. Miyeon decidió llevar a su doble a pasar la noche en su casa. Pésimo error, su madre se las topó y tuvieron que inventar miles de pretextos, no tan creíbles.
—Hola, es un placer, me llamó Miyeon, que casualidad, ¿no cree? —saludó a su madre de este fragmento— Nos encontramos en Anteiku y quedamos sorprendidas al ver el gran parecido que teníamos, es como si fuéramos dobles, sólo que yo soy un poco más alta y seria.
—¿También te apellidas "Cho"? —preguntó la mujer.
—No —negó frenéticamente con la cabeza— Soy Park Miyeon.
Después de aquello, tuvieron una incómoda cena. De último, estaban tumbadas en la cama hablando sobre el futuro de la castaña. Recibió un sermón de su doble, debía ser más responsable y seria sobre sus cosas, y segura de los pasos que daba.
—¿Recuerdas al chico que vi en la cafetería y sonreí? —consultó y su contraria asintió— En mi mundo él no es tan sonriente y rodeado de personas, no es el típico chico popular. En mi fragmento siempre está luchando y protegiéndose la espalda, así son todas las personas de su edad.
—Tenemos hogares muy diferentes —susurró Miyeon.
—Al menos, en tu mundo tienes la oportunidad de ser libre y disfrutar de la compañía de tus amigas —dijo— No dejes que nada te detenga.
Cho Miyeon vestía un vestido blanco y caminaba sobre el verde pasto de lo que parecía ser el principio de un bosque. Su sombrero salió volando por la fuerte brisa, pero un niño se lo devolvió, no, Taeyong le había devuelto el sombrero.
Sus pequeños y brillantes ojitos, al igual que su sonrisa, y su voz al decirle: "ten, deberías sostenerlo, el viento es muy fuerte. Es igual de fuerte que tú". Era demasiado como para ser real.
El chico volvió a sonreír y decirle otras palabras: "Nonna, eres muy valiente".
Ambas castañas despertaron de golpe y con las mejillas mojadas por sus lágrimas. Fue un sueño. Todo eso había sido un simple sueño.
—Debo volver a mi fragmento —anunció la más seria— Adiós.
La más baja corrió detrás de ella para convencerla de ir con ella, pero se negó. Miyeon no se rendiría tan fácil, por lo que tomó de su brazo y la encaró, pensaba que era por lo peligroso que podría ser su fragmento.
—No es por el peligro, sino, porque quiero que vivas en este lugar en el cuál tendrás un futuro y tienes a personas que te aman —respondió— Gracias por todo.
Logró que la más baja la soltara y desapareció.
No le importó estar en pijama y fue a casa de sus amigas. Despertó a cada una de ellas y las llevó al árbol sagrado, no sin antes dejar que se cambiaran. Shuhua le había devuelto la ropa que dejó en su casa, de la última vez que durmieron en casa de la pelinegra.
—Debemos ayudar a Seriyeon —dijo cuando estaban en el lugar.
Ninguna se quejó, simplemente asintieron con la cabeza. Si Cho Miyeon actuaba tan madura y autoritariamente, debía deberse a algo muy importante.
Colocaron la frecuencia del fragmento de su doble en el módulo astral de Minnie.
Shuhua sería el enlace, ninguna más podía serlo.
Esperaban que la doble de la pelinegra estuviera viva y a salvo, no querían cometer un error y que su amiga terminara por desaparecer, o... realmente solo deseaban ayudar a la mayor.
Cuando abrieron los ojos, no encontraron señales de la pelinegra. El árbol sagrado estaba rodeado de unas varas de luz y con un tipo de campo que lo protegía.
Detrás de todo eso estaba un domo dorado, avanzando lenta, pero destruyendo todo a su paso. Eso era lo que pasaba cuando un mundo iba a ser consumido por el crepúsculo.
¿Dónde estaba Shuhua? ¿Qué le estaba pasando a ese mundo?
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5:55 | (G)I-DLE
Science FictionMiyeon, ShuHua, Yuqi, Minnie, Soyeon y Soojin pertenecen a la Sociedad de Investigación de Radio, un club creado por Miyeon. Pero, con el pasar del tiempo cambian de nombre a "(G)i-dle", un grupo de aventuras. Miyeon al ver en internet un supuesto m...