SE HA ACABADO

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La lluvia y el viento eran demasiado fuertes.

Las siete chicas se encontraban en el árbol sagrado. Los tres menores debían estar en el cuerpo de su doble.

—Dame eso —Miyeon le arrebató el módulo a Soyeon para tratar de volver al mundo de Seriyeon.

Oprimió el botón de "play" para que pudieran regresar a la dimensión de su doble.

Un intento, dos, uno y otro, y otro, todos con el mismo resultado: ningún viaje.

—Unnie, para —pidió la tailandesa.

—No quiero que sea verdad, pero... —Soojin trataba de pensar las palabras que diría, aunque Soyeon se adelantó.

—Supongo que... el fragmento de Seriyeon se ha destruido, y por lo visto, también ella.

—Eso no... —la castaña dejó salir las lágrimas y que se combinaran con el agua de la lluvia que mojaba a su rostro— No puede ser verdad.

El doble de la pelinegra quiso acercarse para consolarla, cosa que no salió como imaginó.

—¿Por qué sigues aquí? —soltó cuando la vio cerca de ella.

—Y-yo...

—¿Por qué ella y no tú? —dijo con la voz entrecortada.

—¡Miyeon! —exclamó su mejor amiga.

—¡No es posible que ella esté muerta y tú sigas con nosotras! ¡¿Por qué no hiciste nada?! —gritó.

—Shuhua y yo estábamos en el mismo cuerpo, no puede funcionar de esa forma, ¿te das cuenta que, si yo moría o me pasaba algo, tú no volverías a ver a tu Shuhua? —contestó.

—Vete —bufó.

—Miyeon, debes calmarte, ¿sí? —habló la pelinegra de su mundo— Yo tampoco puedo procesarlo, creo que ninguna puede hacerlo.

—Entiendo que estés molesta conmigo, pero... —el doble de Shuhua fue interrumpida por la castaña.

—Solo querías proteger a mi Shuhua, protegerte a ti misma.

—Ella hizo lo que pudo, deja de culpar a los demás —interfirió Yuqi— Tā hěn yǒnggǎn, tā shì yīngxióng, jiù xiàng nǐ yīyàng (ella fue valiente, ella fue un héroe, al igual que tú).

—Tienes absolutamente toda la razón —musitó Soyeon. Por primera vez había entendido algo que la china decía en su idioma natal.

—Creo que deberías guardar esto —el doble de la pelinegra le entregó el medallón que Seriyeon siempre solía llevar— Apuesto que a ella le gustaría que lo tuvieras contigo.

—Gracias —apenas lo tuvo en sus manos, se lo colocó.

—Sé que hice mal, pero... prométeme que tratarás de ser feliz —le sonrió— Prométanme que se mantendrán unidas sin importar qué.

—Lo prometo —imitó el gesto y recibió un abrazo de todas sus amigas.

—Se ha acabado.

—No, aún no —musitó a lolejos el doble de Shuhua y se retiró— Esto está lejos de acabar.

5:55 | (G)I-DLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora