5:55 | (G)I-DLE

SOOJIN

Yuqi convirtió unas pequeñas palabras en números y con ellos haríamos el ritual. Yo sería el enlace el día de hoy.

Nos veremos en Anteiku.

Al abrir los ojos me encontraba en una especie de bar antiguo, como los que aparecían en las películas tipo western. Era Anteiku, el señor Kim me hacía saber todo eso. Él seguía vistiendo de la misma forma: pantalones negros de corte recto, una camisa de manga larga blanca, un chaleco color beige y de vez en cuando negro.

Mi ropa había cambiado. Ahora vestía una playera de manga larga a cuadros de color rojo vino y con flecos, un tipo de jeans, botines negros.

—Entonces... ¿Esas ratas no han venido por aquí? —preguntó una Miyeon con enojo. Vestía muy parecido a mí.

—Este salón es seguro, los sheriffs vienen muy seguido, ¿por qué dos mujeres vendrían aquí de todos modos? Una cazarrecompensas como tú debería saberlo —fue lo que Shuhua respondió. Ella traía un vestido de la época.

—A veces la realidad no es muy parecida a las apariencias.

Miyeon y Shuhua no aparentaban llevarse tan bien (o como Tom & Jerry), solo hablaban como compañeras o conocidas, pero nada más que eso.

—Descuida, las atraparé —dijo Miyeon al disparar un cartel que decía "Se busca, vivas o muertas". Disparó en la cabeza de la persona que estaba en medio del cartel: Soyeon; ella estaba acompañada de Minnie y Yuqi.

—¡Eso es trampa! —gritó el que solía ser el profesor Nishiki a Shownu. A Minnie le dará su infarto cuando lo vea.

—¿Por qué haría trampa? —respondió su contrario— A diferencia de ti, yo tengo de todo, habilidad en póker, varias chicas tras mí, y mucho, mucho dinero.

—Oye —habló la ShuHua que atendía el lugar— Termina rápido, ese es tu trabajo, vamos —me empujó a donde estaban ellos.

—Son personas civilizadas, por lo que deberían resolver esto pacíficamente y... —una voz masculina me interrumpió.

—¿Qué tal si mejor se largan de aquí?

—Sheriff Min —él tenía el cabello teñido de color menta. ¿Existía el tinte en esta época?

—Muchas gracias, Sheriff —trató de agradecer Shownu.

—Será mejor que hagas las cosas como se deben. —le sacó un as del bolso de su saco— No tolero a los tramposos que andan en mi ciudad.

—¡Mierda! —al igual que el profesor, él se fue corriendo.

—Te he estado buscando, Seo. —dijo el sheriff— Vamos, párate derecho, ahora eres mi compañera, depende de ti que se respete la ley.

Salimos del local y nos fuimos a su un tipo de coliseo romano, por lo que me había dicho el Sheriff Min, se daría un duelo entre 2 bandidos, el ganador sería libre y el otro... moriría.

—Esto es horrible, no creo que sea un juicio justo —exclamé al ver como el pelinegro le disparaba en el pecho al rubio y este caía de rodillas.

—Deja de hablar como una niña inmadura e ignorante —dijo— Así es el mundo.

Bajamos de las gradas del lugar y pasamos por un gran salón, decididos a retirarnos de aquel lugar y así ir a nuestras casas.

—Si todo se decide con duelos, ¿para qué nos necesitan? —pregunté.

—Los duelos son algo fundamental para alguna disputa civil. Si hay pruebas sobre que alguien cometió un crimen, se encerrará inmediatamente, nosotros somos los encargados de obtener esas pruebas. —respondió.

—Sheriff Min —pronunció una tercera voz.

—Juez Park, ¿necesita algo? —dijo el anterior mencionado.

—Sólo quería saludarlo, ¿es tu nuevo compañero? —me señaló.

—Soy Seo Soojin, un gusto —hice una reverencia.

—Una chica joven y hermosa, justo lo que necesitamos para mantener a salvo a la ciudad —comentó mientras echaba su cabello para atrás.

El Sheriff se dio la vuelta en señal de que ya debíamos retirarnos.

—Es nuestro trabajo, un juez que sólo quiere llamar la atención de los civiles no puede hacer justicia, pero nosotros sí —mencionó al salir de aquel lugar— Se fuerte, encuentra la forma de enfrentar cualquier problema.

Al llegar a casa lo primero que hice fue correr a los brazos de mi madre, y no pude evitar que una que otra lágrima corriera por mi mejilla. Ella seguía aquí, y no sabía que ocurría con mis amigas.

—Supongo que fue un día difícil, pero no te rindas —correspondió a mi abrazo— Sobre todo después de haber estado de terca para tener este trabajo, aun cuando estaba en contra.

Permanecía en silencio para escucharla atentamente.

—Querías que los débiles tuvieran una oportunidad, ¿verdad? —me soltó— Me conmovió tu espíritu y más cuando me dijiste que te gustaría ser un héroe justiciero para esta ciudad. Debes bañarte y dormir —besó mi frente y me dirigí a hacer lo que dijo. No había hecho algo, pero me sentía sucia, quizás por el hecho de saber que la "justicia" y "oportunidad" que quería darles a las personas era en vano.

Espero que las demás estén bien. No me gustaría verlas en aquel escenario sangriento. No quiero que les pase algo a alguna de ellas.