MI OTRA YO

328 33 0
                                    

Las criaturas se juntaron, convirtiéndose en un monstruo de siete cabezas de serpiente. Éstas atacaron a la castaña, sin embargo, no le causaron daño alguno. La chica misteriosa portaba una armadura del mismo color que vestía: rojo. Siguió atacando a la bestia, pero cada vez que cortaba o disparaba, la criatura volvía a regenerarse, aunque esto no hizo que se rindiera. Continuó con el ataque. Una cabeza la hizo caer y otra estaba a punto de darle un mordisco, pero atacó por debajo; les perforó el lugar donde debía estar su corazón.
Sin previo aviso, otras salieron al momento de matar a aquella. Parecían ser más fuertes, la tenían atrapada.

—A este paso ella... —Miyeon dio unos pasos hacia delante.

—No hay nada que puedas hacer por ella —la pelinegra le tomó la mano, no quería ver a su mejor amiga morir.

—¡Lo sé! Pero... —miró a la chica.

De pronto un rayo de luz salió de entre las serpientes que estaban enredadas en ella. Y aunque era algo casi imposible, salió ella y ahora ya no había la bestia. Desapareció la armadura y cayó al suelo sosteniéndose con su espada.

—¿Estás bien? Parece que te duele... —la castaña corrió hacia su salvadora, pero se quedó sin palabras al ver que era idéntica a ella misma.

—¿No creen que se parece a Miyeon? —dijeron asombradas Minnie y Soyeon.

—Realmente se parecen —susurró Yuqi.

—Son de 189.4, ¿no? —preguntó mientras se ponía de pie.

—¿Eh? —dijeron todas en unísono.

—No sé cómo llegaste aquí, pero no vengas de nuevo —habló con un tono frío— Regresa a tu mundo y olvida lo que sucedió —alzó un reproductor y presionó un botón.

Abrieron los ojos y se encontraban en casa, todo parecía normal, la hora seguía siendo la misma, y la otra chica estaba frente a ellas.

—¡Regresamos! —Soyeon y Soojin dieron un brinco.

—Menos mal —dijo Shuhua mientras abrazaba a Minnie.

—Eso fue una locura —se paró Yuqi.

—Ahora regresen a su casa o al lugar dónde pertenecen —ordenó la chica.

—¿Ese es un reproductor de casete? Yo tengo uno y... —Miyeon preguntó y trató de acercarse a ella.

—¡Dije que regresen a casa! —exclamó.

—Vamos —comenzaron a irse.

No llegaron muy lejos, porque escucharon el sonido de algo impactándose con el suelo. Cuando voltearon vieron a la misma chica, se había desmayado. Se las ingeniaron para llevarla a la casa de la castaña, fue casualidad que nadie estuviera presente.

Todas estaban preocupadas por si alguno de sus padres llegase a descubrirla, pero dijo que podía manejarlo y las menores confiaron en ella y se fueron.

—Miyeon, ya es casi hora de cenar —habló la madre de la mencionada al verla subir las escaleras.

—Claro, enseguida bajo —corrió para verificar a la chica de su habitación.

Abrió la puerta y la vio en ropa interior frente al espejo. Tenía unas marcas en su abdomen, solo leves moretones.

—¿Qué crees que haces? —preguntó.

—Cambiándome, ¿qué más podría hacer? —respondió con sarcasmo.

—No puedes hacerlo, hace un momento parecías un zombi. Lo que deberías hacer es descansar —trató de sonar con autoridad y le arrebató sus prendas.

5:55 | (G)I-DLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora