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— ¡Austria! ¡Necesito tu ayuda! —gritó quien llevaba una silla de ruedas con un país en ella.

— Ay —susurraba el americano— , te dije que la silla no era necesaria, Rusia —volteó un poco el ojeroso hacia el ruso, pero éste no le prestaba atención y sólo se preocupada por llegar donde Austria se encontraba. Correr por el hospital, de su hermano, era muy peligroso y mas por quien se dedicaba a hablarle al profesional— .

Rusia paró y explicando, con apureza, todos los síntomas de USA se dedicaba a gritar con preocupación.

URSS, quien era quien estaba hablando con su hijo de profesión médica, apartó al mayor, Rusia, e hizo que USA le mirase.

— Que idiota —gruñó el soviético— ¿¡Por qué no comes nada!? —regañó.

— ¡Porque no se me da la voluntad de hacerlo! —contestó a grito el americano a quien, ahora, se encontraba agachado e inspeccionando el torso de USA. Levantó su mirada del torso y, ya, con el ceño fruncido miró mal al americano— ¡Le recuerdo que yo soy el mayor y no tiene ningún derecho a gritarme, Desunión!

— ¡No me hable así! —golpeó el suelo, con su bota negra de cuero, con notorio enojo— ¡No voy a viajar al pasado! ¡Deje de ser un imbécil y trage! —URSS sacó una barra energética de su bolsillo y destapó la  envoltura para proceder a agarrar las mejillas del americano e intentar que comiera.

USA, tratando de evitar el "bocadillo", movía su cabeza de un lado a otro. URSS lo tensionó e hizo que abriera la  boca; USA, con angustia, se dedicó a hacer lo primero que se le viniera en mente.

Con un movimiento brusco mordió la mano del soviético e hizo que saliera sangre de ella, el ruso, obviamente, gruñó de dolor. USA siguió masticando, tal y como de Alemania se tratase, e hizo que saliera mas sangre; las náuseas no tardaron en aparecer. USA escupió la mano con asco y también aprovechó a expulsar la sangre del soviético.

— ¡Tu, imBÉ-

— ¡Ya basta! —gritó con horror y furia el austriaco ¡Que imágen tan desagradable!

Austria llamó a una enfermera para que trajera algunos complementos, para el uso de los dos, y atendiera a su padre.

— Vamos, ven aquí —Austria atrajo la silla hacia su ser y empezó a revisar los dientes de USA— . ¡Wow! —exclamó cuando procedió a observar del colmillo hacia atrás— ¡Para ser alguien que sufre de anorexia, tienes grandes dientes! ¡Esto es casi imposible para mi!

— ¿Qué pasa, Austria? —preguntó el ruso capitalista— ¿Sus dientes están bien?

— ¡Literalmente si! —Austria dejó que su hermano mayor pudiera observar los extraños dientes de EUA— ¿Son herencia? —preguntó el profesional sorprendido y lleno de felicidad.

— No, UK no tiene dientes filudos —negó el estadounidense— ; deja de mirarme, es raro —refirió a Austria, quien desvío su mirada con vergüenza.

— ¡Te voy a partir el cu-

— ¡Lo voy a castigar sino cierra su boca, URSS! —de nuevo empezó a discutir con el menor.

— ¡YO LE PEGARÉ UN TIRO, SEÑOR! —respondió con furia el soviético.

— ¡EH! ¡Sabía que fue usted! —se lanzó contra el soviético a golpearlo y destruir su hermoso rostro. URSS casi no se movía mientras USA lo postaba contra el suelo.

El ruso rápidamente agarró a USA procediendo a quitarlo de encima de su padre.

— ¡Sueltame, sueltame! —ordenó el americano al ruso— ¡Él nunca agradece nada y me trata de ésta forma! ¡Debo darle una lección! —movía brazos y piernas para que lo soltasen.

— ¡QUIETO! —le gritó Rusia y, tanto como USA como URSS, quedaron quietos, con impresión y una pizca de miedo— ¡Parecen niños! ¡Paren de pelear! —gritó a ambos— ¡Papá, deja de provocar a USA! ¡USA deja de tocar a mi padre!

Ambos se quedaron callados por un momento para que luego las risas de éstos mismos tomaran dominio del lugar.

— ¡Me encanta tu acento! —dirigió al ruso capitalista mientras carcajeaba el americano.

— ¡Mi hijo se ve tan lindo enojado! —carcajeaba el soviético.

— ¿Uh- —Rusia se confundió y se avergonzó cuando sus mayores continuaban hablando de su "lindura".

Las risas terminaron cuando USA empezó a toser de nuevo, Rusia y URSS lo vieron con preocupación.

— Bueno, bueno... —dijo el profesional— me encanta vuestro show pero debo llevar a USA a un internado, yo mismo lo trataré.

— ¡¿Internado?! —exclamó el ruso capitalista— ¡¿Por qué?!

— Es lo mejor, así evitamos que falte a tratamientos y pueda superar esto mas rápido, a menos de que quieran que se muera —Austria y USA cruzaron miradas y volvieron a ver a los rusos— .

— No no no no, ¿Cuánto cuesta? —preguntó el nórdico.

— Nada, Rusia, es cortesia de la casa; eso si, lo mas rápido que podemos tratarlo es un año —entonces Rusia lo pensó por un momento, y se le ocurrió una idea— . No pueden visitarlo —dijo simple el austriaco y Rusia desechó su idea— , pero si pueden mandarle cartas y regalos, están prohibidos los aparatos tecnológicos.

— Bueno... —dijo Rusia— con que él se pueda recuperar, estaré feliz —dio un pequeño suspiro.

Después de unos minutos de conversación llegó Canadá con lo solicitado, se despidió de su hermano y dejó que se disponiera a irse.

El último en despedirse era URSS y la imágen quedó impregnada en el cerebro del ruso capitalista.

— Cuídate mucho, USA...  —con sus grandes manos en las mejillas del estadounidense le susurró el comunista procediendo a dejar un beso en su frente.

Oh, ahora que Rusia se sentía la persona mas mala del mundo por sentir celos tan terribles.

¡Se nos armó la gorda, comrades!

USA se vaaaaa
Zi

'Norsk

𝑨𝒏𝒐𝒓𝒆𝒙𝒚 «𝑹𝒖𝒔𝑨𝒎𝒆»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora