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— ¡AH! ¡PERÚ! ¡MAS DESPACIO, WEÓN! —se escuchaban gritos y otros tipos de sonidos obscenos. Era tal el ruido, que los vecinos de al lado se estaban quejando.

— Es un regalito de despedida —besó su mejilla mientras azotaba con estocadas al chileno contra la pared, literalmente— ~

Chile trataba de no ahogarse por los gemidos que proporcionaba y las lágrimas que salían abundantes de sus ojos.

— Pa-para~ —gimió con delicadeza.

— Claro, como desees~ —dio una última estocada procediendo a que ambos llegaran al climax.

— ¡PERÚ! —gimió fuertemente, a la vez que Perú gruñía, como último para correrse junto a su prometido.

Sacó su miembro para dar un pequeño beso al chileno, como le tenía sostenido de sus glúteos, lo llevó hacia la cama y lo recostó allí.

Los dos estaban jadeando; Chile trató de taparse con sus brazos y cerrar sus piernas con dificultad. Perú sonrió, apreciando a Chile, y lo tapó con las mantas que estaban allí.

— Voy a bañarme, creo que ya fue mucho —rió por lo bajo para proceder a meterse en el baño de la habitación, pues estaban en un hotel.

Chile después entraría a bañarse, puesto que le tocaba el partido contra Argentina. Perú se dispuso a bañarse primero puesto que le tocaba viajar hacia el estadio donde se enfrentaría contra Brasil.

A los minutos salió el peruano completamente vestido, ya que era su costumbre vestirse en el baño; le proporcionó un beso a Chile— Nos vemos en casa, chilito —dijo con suavidad para caminar hacia la puerta.

— Te deseo lo mejor, púre —dio una risilla para que el peruano le dedicara una dulce sonrisa y fuera de allí.

El chileno se levantó con dificultad y se dirigió al baño.

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Pasadas unas horas, Chile ya se encontraba viajando a su país, ya que, había terminado su partido contra Argentina y ocupado el cuarto lugar en la copa.

El avión aterrizó en la pista para que a los minutos el chileno pudiera bajarse y dirigirse hacia su hogar.

Abrió la puerta, tiró sus pertenencias al sofá para poder subir hacia su habitación. Cambió sus prendas y se dedicó a dormir; mañana podría ver a Perú.

Pasaron algunas horas, el reloj marcaba las 12:30 a.m. 

Alguien se encontraba entrando por la ventana de la habitación de Chile; el chileno se despertó al sentir que, alguien encima suya, lo estaba intentando ahorcar.

— ¡A-AGH! —el chileno trató de quitar esas manos, de su cuello, enrollando las suyas en las muñecas del otro, también enrollando la cola que poseía en la pierna de quien estaba intentando ahogarlo.

— ¡SACASTE A UNO DE MIS MEJORES JUGADORES! —reconoció la voz del argento al instante y abrió los ojos con horror— ¡Nadie lo hace sin tener una consecuencia por delante! —le gritaba al chileno con enojo 

El chileno estaba dando quejidos a la vez que trataba de recuperar respiración.

— ¡¿Qué mierda, Argentina?! —gritó el chileno.

Ya le estaba marcando su cuello, Argentina se veía raro y no estaba pensando correctamente.

Se escuchó un grito de afuera, también se podían observar las luces de un carro señalando a la ventana— ¡Argentina! ¿Qué haces en la casa de Chile? —se escuchó el grito del británico, puesto que lo había seguido.

𝑨𝒏𝒐𝒓𝒆𝒙𝒚 «𝑹𝒖𝒔𝑨𝒎𝒆»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora