Dichosos ✔

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Miedos acechan
Miedos condenan
Esperando por la noche
Noche indefensa
Devastado todo a su paso
Quebrando cada fibra de paz
Llevandose lo más amado

🦋

La temperatura de sus cuerpos estaba elevada, con respiraciones entrecortadas y latidos rápidos. Ambos seguían con el desesperado jugueteo de labios. La mano del castaño se coló por debajo de la camiseta de su novio, podía decir que estaba por primera vez percibiendo mediante su tacto, la piel ajena y fascinante, sintiendo como los músculos de su abdomen se estremecían ante su toque gentil y suave.

Mientras el menor seguía pasando sus manos por su cintura, espalda, llegando hasta más abajo, recibiendo leves descargas eléctricas en sus dedos, contando cosquilleos en cada roce. Y repitiéndolo una y otra vez, hasta hacer una leve presión aquella zona digna de un altar. Todo él lo merecía, debía decir, pero ese momento era para apreciar ese buen atributo.

Entonces la primera prenda fue despojada con premura, dejando la piel expuesta del torso de Harry, en ese punto, sus ojos iban directo a algo en especial. Si bien su musculatura estaba bien trabajada, su yema del índice delineando primero las antenas, siguiendo con las alas, era un asombroso tatuaje. Magnífica imagen. Aunque mucho mejor era el recuerdo de ambos consiguiendo el tatuaje a juego. Y todo fue en un impulso de idiotez, pero sí que lo estaba disfrutando.

El castaño fue bajado al suelo, pero en ningún momento dejo de sujetarse del cuello de su amor.

En ese momento podía ser consciente de la evidente adrenalina y excitación en ambos, su sed no era una habitual o común, su hambre tampoco se refería a comida. Lo deseaba, los dos lo hacían.

Harry dejó de besar los labios de su pequeño haciendo un camino de pequeños besos de su barbilla pasando por la mejilla y llegando hasta el ángulo de su mandíbula. El cuello como última parada, deteniéndose largo rato ahí.

Suaves jadeos salían de la boca del castaño. En un momento ambos se deshicieron de las prendas del otro, quedando casi descubiertos del todo.

En verdad iba a pasar, no había vuelta atrás.

Mejillas rojizas y labios hinchados adornaban el rostro del mayor. Harry no podia describir lo hermoso que se veía.

Los dedos del pequeño picaban por tocar la piel nívea del rizado. Deteniéndose en cada uno de los tatuajes de sus brazos, incluso aquellos que estaban cercanos a sus caderas, bonitos laureles.

El menor fue bajando sus besos, llegando al vientre del castaño. De rodillas, sus dedos juguetearon con el elástico del bóxer. Bajándolo con delicadeza y descubriendo la desnudez del otro.

Mirándolo a los ojos, lo introdujo en su boca. Provocando un gemido un poco agudo del castaño, que solo fue el primero de muchos que le siguieron mientras el rizado succionaba con delicadeza. Enredó sus dedos en los rizos, jalándolos un poco. El éxtasis estaba en su sistema.

Siguiente a esto continuaron con las caricias en la cama, no perdiendo el contacto visual. Admirando cada espacio en la piel del otro. El momento fue mágico, el momento en el que finalmente se entregaron al otro en cuerpo, porque en alma ya lo habían hecho hace mucho tiempo atras. Eran una alma, una alma reencontrandose con su otra mitad.

Y por un momento, lo que había más allá de esa alcoba no importaba. Era insignificante comparado a los sentimientos en la habitación. Sentimientos fuertes, latentes y sinceros.

Con la agitación aún presente, Louis recorría con su dedo el pecho del rizado. Mientras él lo rodeaba con su brazo.

Paz, por un momento.

My Straight Boy (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora