La Primera Grieta ✔

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Tengo una sed infinita, una sed insaciable. Una que solo puede ser concluida por ti. Has llevado esto demasiado lejos. Cariño, ahora soy dependiente. Dependiente de la droga más destructiva en el mundo, no tengo opciones contigo. No me permites consumarme. Pareciera que quieres verme acabado antes de dejar el veneno fluir. No una muerte rápida, no sencilla. Dolor en cada segundo hasta que no quede cordura. Estarás viendo mientras me estropeo pero no estarás para cuando ya me haya extinguido. Porque como toda adicción te iras antes de mi inminente final.


🌹🗡️

20 de mayo de 2016, 21:37

Viendo las incesantes luces de la ciudad desaparecer paulatinamente, se acomodó de nuevo en el asiento. Sopló en dirección a la ventana, logrando que esta se empañara. Dándose cuenta de que efectivamente el abrigo estaba siendo útil. De todas formas, aprovecho esto para hacer un dibujo con su dedo. Trato de hacer un corazón, aunque viéndolo bien eso parecía una manzana o un trasero. Ninguno cerca de verse como un corazón, analizándolo unos segundos, una alerta en su mente saltó. ¿Qué hacía dibujando corazones? Lo borró inmediatamente con la palma. Y aunque de reojo, Louis era observado atentamente por Harry.

Luego de unos minutos, el conductor por fin estaba estacionando el auto. Lo miró fijamente mientras bajaban del vehículo, y raramente se mantuvo caminando detrás de él, en completo silencio. Su cabello ya poseía un par de centímetros más de los que tenía cuando estuvo en su programa. Sus rizos descendían en plenitud, como cascadas acarameladas. Sin notarlo, Louis estaba embelesado, siendo testigo de algo tan genial.

Otra alarma fue activada cuando su burbuja se quebrado. Frente a él, Harry estaba moviendo algo cerca de su rostro. Salió del trance bastante mareado.

― ¿Huh? ―fue lo único que atino a decir. Ganándose una sonrisa de parte del otro.

― ¿No quieres ponértelos? ―preguntó mostrándole los patines blancos. Ni siquiera había visto a su alrededor. Estaba muy ocupado analizando los mechones rizados de cierta persona.

― ¿Son de mi talla? ―cuestionó tomándolos, a lo que Harry solo asintió con la cabeza, estaba irremediablemente sonriente. Eso no era bueno, no si se suponía que iba dispuesto a encontrar defectos, y solo podía enlistar cosas geniales sobre Harry. "Ah, anotaría eso para una canción más tarde". Aunque, su cerebro dio con algo ― ¿Y cómo sabes mi talla?

El otro sacó su celular, desbloqueando la pantalla y mostrándole lo que había. Por supuesto, estaba en el navegador con los resultados de la búsqueda "Talla de pie de Louis Tomlinson" y sí, eso estaba en lo correcto. Ni siquiera quería averiguar cómo es que eso estaba en internet.

Resopló antes de sentarse para ponerse los patines, siendo seguido por el otro. Su cercanía era lo bastantemente corta como para que la rodilla de Harry rosara su pierna. Apuró sus movimientos para poder pararse antes de que su temblor fuera más notorio.

―¿Qué hacemos aquí? ―preguntó caminando hacia el interior, acomodando mejor susguantes blancos, viéndolos ahora, ya no estaban tan blancos en el área de lapalma. Estaba mucho mejor.

―Antes, venía a este lugar para pensar mejor las cosas. ―respondió el otro contranquilidad, mirando hacia arriba, como si evocara memorias del pasado.


― ¿A una pista de patinaje?

―Si, a esta en especial. En un principio no sabíahacerlo, recuerdo las peores caídas que tuve, en una me fracture el brazo. ―rió,recordando como intentó hacer un doble giro sin éxito. Llegando al suelo en unsegundo. ― Sin embargo, aprendí.

―Lo sé, de no ser por eso no habrías actuado en "El cascanueces"

―Olvide que eras un fan loco. ¿No es así?—Estaba sonriendo de manera que todo se volvía a poner confuso, pesado. Lo dejaba sin aire, obligándolo a respirar profundamente mientras en su cabeza repetía "Tú, jodido perdedor... asombrosamente Harry". Su mirada expresaba enojo, pero para el otro la imagen era de un cachorro ladrando. Tierno. —Entonces... Solía venir a este lugar a meditar sobre todo y nada. En esos tiempos comencé a sentir que algo en mí no concordaba con los demás.

― ¿A qué te refieres? ―preguntó, adquiriendo seriedad en un momento. Como palabras claves siendo pronunciadas, no quería perder algo como eso.

Harry dejó de verlo directo a los ojos, enfocándose en otro lugar sin importancia. Continuó―Recuerdo que una vez, mis amigos y yo estábamos en el centro comercial, un grupo de chicas paso junto a nosotros. Ellos murmuraron lo bien que se veían. Pero yo solo me enfoque en el único chico que iba con ellas. No lo admití en ese entonces pero a mí me llamo más la atención él.

― ¿Ahí descubriste que...? ―su interés no solo estaba siendo genuino, también era obvio. Con más confianza, Harry volvió a mirarlo de frente.

― No, en ese momento pensé que era pasajero. Creí que con tiempo se pasaría. Pero nuca lo hizo.

― ¿Cuándo lo afirmaste? ―su corazón estaba con pulsaciones más fuertes, como si estuviera descubriendo algo que de verdad quería saber, que ciertamente llevaba preguntándose meses. Solo siendo develado para él. Un fanático entre tantos.

―Lo acepte hace unos cuatro años más o menos. ―admitió, teniendo como resultado la confusión en las pupilas de Louis. Como si la misma pregunta estuviera en su rostro.

― ¿Cómo?

― Lo supe cuando un mar intenso lleno mis pulmones sin dejarme respirar y unas perlas cubiertas por pétalos de rosa fueron mi salvación.

― ¿Huh?

― Hace cuatro años vi por primera vez tu programa, y después de volverme adicto a escuchar tu voz y verte sonreír, supe que lo tuyo iba más allá de lo platónico. ―de nuevo, lo dejaba sin habla. No podía ni imaginar cómo estaría su rostro ante tal declaración. Como una poesía, describiría Harry. Con el paso de los segundos, recuperó fuerzas y logró recuperar su voz.

―Lo que dices es que yo te convencí, ¿Es eso?

―Lo reafirmaste.

Sintió su rostro muy caliente, como si toda la sangre de su cuerpo hubiera decidido de la nada, acumularse en su cara. Nunca podría expresarse tan libremente como lo hacía Harry. A veces lo envidiaba, envidiaba toda esa libertad, envidiaba toda esa confianza que el rizado poseía. Porque incluso cuando el fuera caracterizado por su gran ego, pocos sabían que ahí estaba alguien verdaderamente asustado, cubierto en miles de capas, estratos que lo encarcelaban. Se sentía, en el calabozo más profundo de la maldita torre de fama.

―Ven, vamos a patinar. Es una pista para eso, después de todo―Harry tomó su mano sonriendo, haciendo que toda la asfixia que estaba sintiendo momentos antes, se disipara.

No quito la mano, no se resistió. Solo se dejó llevar y hacer. Y sonreía, lo hacía en verdad.

Y ahí estaba, la primera grieta en su escudo de cristal. Era a prueba de balas, pero Harry nunca sería un simple disparo, él era torbellino de enormes explosiones.


My Straight Boy (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora