Capítulo XXVIII

25 8 9
                                    

Débora

Me asegure de que la policía no me siguiera para llegar al punto que me dijo mi padre que estarían sus hombres esperandomes para que llevarme junto a el.

Siempre sospeché que mi padre no andaba en nada bueno y ahora lo confirmo al saber que todo el FBI handa tras el.

Llegué al punto que me padre me había indicado, había cinco hombres los cuales me miraban con atención. —¿Y mi padre?

—Lo verá pronto. –respondió uno de los hombres.—Tiene que ponerse esto. –vuelve a decir el mismo hombre con un pañuelo negro en sus manos.

Lo mire raro. —¿Para que rayo? –digo confundida.

—Nadie puede saber donde se encuentra el señor Daniel. –lo miro mal.

—Haber soy su hija no lo delataria. –digo obvia.

—Fueron ordenes del jefe, lo siento señorita. –bufé y le arrebate el puto pañuelo de mala gana de la mano.

—¿Como piensas que manejaré mi auto con los ojos vendados? –digo y el hombre estaba hablando conmigo rodó los ojos.

—Señorita ¿usted es o se hace? –lo miro ofendida. —Su auto se quedará y usted irá con nosotros. –ahora la que rueda los ojos soy yo.

▪▪▪▪▪▪▪

—Idiota al paso. –le digo al estúpido del hombre que todavía no se el nombre. El muy animal me llevaba a rastras después de que sentí que había parado el auto me quité el paño y el muy salvaje me sacó del auto con brusquedad.

—Pues date rápido princesita. –lo miro mal.

Entramos a la casa donde se supone esta mi padre. Al entrar el hombre me dirigió a unas escaleras la cual subimos y me llevó frente a una puerta café la cual tocó.

—¿QUIÉN?–se escuchó del otro lado de la puerta la voz de mi padre.

—Ya está aquí. –dijo el hombre a mi lado.

La puerta se abrió dejando ver a Dahia la perra guardiana de mi padre, la miré mal nunca me a caído bien y no por el hecho de que siempre andara metida entre las sábanas de mi padre por que eso a mi no me interesa, si no por que la muy estúpida es una hipocrita, frente a mi padre se comporta conmigo como si fuéramos amigas y cuando el no está se porta como una perra en celo.

Dahia salió y yo me quedé a solas con mi padre.

—¿En que problemas te has metido papá? –me siento en una de las dos silla que están frente a su escritorio.

—No hablemos de eso. –se tiro hacia atrás en su silla. —¿Para que querías verme?

—Necesito que me ayudes con algo. –digo sin rodeos.

—Sabes que no puedo exponerme por que pueden atraparme. –asiento.—¿Entonces?

—Necesito algunos de tus hombre, tengo algo planeado y tus hombres me pueden ayudar. –digo mirando mis uñas. –Necesito una manicura pronto. –digo en mi adentro.

—¿Qué aras? ¿Tengo que preocuparme? –me mira curioso.

—No, solo haré que alguien se arrepinta de haberme traicionado. –digo mientra miro a mi padre fijamente.

—Hay veces en lo que cuando te quedas mirando haci me das miedo, pero recuerdo que ere mi hija y eso lo heredaste de mi. –sonrío por su comentario.

                       (....)

Awilda

Hace unas horas oscureció y por la gran pared de cristal que hay en living del departamento se puede apreciar la ciudad toda iluminada según el edificio donde se encuentra el departamento es alto se ve todo más lindo.

Territorio De Enanas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora