Capítulo XXIX

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Awilda

Miro como resbalan las gotas de aguas por el cristal, no tengo nada más que hacer que estar aquí aburrida comiendo helado de vainilla y trocitos de piña con miel. Tengo una hambre infernal por más que como siento que quiero más.

El día está todo lluvioso y lo único que apetece hacer es comer y dormir.

—¡Dímelo mami! –dice Ema tirándose a mi lado en el sofá.–Quiero.–me quita el envase donde tengo el helado y se come una cucharada para luego escupilo en el mismo recipiente.

La miro mal. —Eres una cochina, me acabas de dañar el helado.

—Guacala, por que no me dijiste que era de vainilla. –me protestó.

—No tenía por que decirte era MI helado. –le digo enojada recalcando el mi.

—Sorry.–rodé lo ojos.—Luego te compró otro.

—Sabes, mejor ve ahora.

—Está lloviendo. –me señala hacia el cristal donde se puede ver como cae la lluvia.

—Lo sé, pero quiero mi helado ahora. –le digo un poco irritada.

—No me voy a mojar por que tu quieras, haci que lo siento. –dice para luego pararse pero la detengo tomándola del brazo izquierdo.

—QUIERO MI HELADO. –le grito y ella me mira sorprendida y hasta yo lo estoy.

—Sueltame, ¿Que te pasa? ¿Eres bipolar o qué?–la suelto. —El período te pone muy intensa.–dice por último y me da una última mirada para luego subir las escaleras.

Qué rayos pasa conmigo, esto no es algo normal en mi, gritarle a alguien por un estúpido helado, creo que Ema tiene razón el periodo me pone intensa... Espera yo no tengo el periodo.

Veo a Ema bajar las escaleras, me da una mirada rápida y sigue caminando hasta la puerta la abre y sale sin decir una sola palabrapalabra. No la culpo, cualquiera haría lo mismo después de mi actitud.

Me paro del sofá y camino a la cosina por algo de comer.

Abro la nevera y saco jugo de naranja para luego servirme en un vaso, me siento en una de las sillas de la cosina tomo el vaso con jugo en mi mano derecha y le doy un sorbo.

¿Como estará Anjoly en estos momentos?¿La estarán tratando bien?¿Habrá comido? ¿Tendrá frío o calor?¿Y si ella se fue por que quería estar sola y no fue secuestrada? ¿Y si está muerta? ... Ni Dios lo quiera.

Esas y muchas más son las preguntas que me llegan a la mente.

Subo a mi habitación para acostarme un rato, tengo sueño y esta lluvia no pasa para que pueda salir y hacer que se me valla el sueño.

▪▪▪▪▪▪

Despierto por que siento alguien acostarse a mi lado. Me giro para ver quien es y me encuentro con Andrew, me sorprendo al verlo junto a mi.

—¿Qué rayos haces aquí?–le preguntó sorprendida sentandome.

—Quiero pasar tiempo con mi hermanita. –dice imitando mi acto.

—Mmm.–lo miro raro. –¿Seguro? –el niega. —¡Lo sabía! ¿Qué quieres que haga por tí?

—Hay una chica que me gusta y creo que ella también gusta de mi y me gustaría pedirle que sea mi novia. –dice un poco nervioso. —Y quiero que tu me ayudes.

—¿En que quieres que te ayude?

—No se. –lo miro raro. —Osea es que no sé nada de chicas y las cosas que le gustan.

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