Capítulo XXXI

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Awilda

Llegué a los portones de la casa, toqué.

—¿Quien?–dice una mujer.

—Soy amiga de Ema. –dije y al instante ví como se abría el portón, no lo dudé y entre.

Llegué a las puertas de la casa toque el timbre y de una
vez la puerta fue abierta por un chica de ojos azules que por su uniforme se ve que es la chica del servicio.

—¿Se encuentra el señor Thirlwall?

—¿Quien lo busca? –responde con una pregunta.

—Awilda Stewart, amiga de su hija Ema.

Ella asiente. —Enseguida regreso, puede tomar asiento.

Le tomo la palabra y me siento en uno de los sillones que hay en el living.

Después de algunos minutos regresa la misma chica de hace un rato junto a el señor Thirlwall y un mujer de piel morena con los ojos claros.

—Me retiro, compermiso. –dice la chica que me abrió la puerta.

—Bien Lele, gracias. –responde el señor Thirlwall.

—Tu debes ser Awilda –dice la mujer su voz es igual a la que habló ahorita cuando estaba en los portones de la casa.

—Si, soy yo. –ella sonríe.—Mmm venía a ver si podía hablar con Ema. –digo tímida.

El señor Christopher se puso rígido al momento que mencione a Ema y la mujer que todabia desconozco su nombre lo mira.

—¿Para que quieres ver a mi hija?–habla por primera vez Christopher.

—Es que quiero pedirles disculpas por haberle gritado. –digo apenada bajando la cabeza.

—Ema está secuestrada. –suelta de repente el señor Christopher.

—¿Que? –digo sorprendida.

—Como lo escuchaste. –dice en un tono seco.

—¿Pero como? ¿Cuando? ¿Quien? –digo.

—Es algo complicado. –dice la mujer.

—¿Complicado? –la miro.

—Verás.

—Bia.–dice Christopher mirando a la susodicha.

—¿Qué? Haber Christopher tu hija esta secuestrada por uno de los hombres más buscado del FBI y la señorita acá es amiga de tu hija y trabaja para el FBI y puede ayudarnos.–yo abro los ojos de par en par como rayos esta mujer sabe que yo tengo que ver con el FBI.

—Disculpa, pero ya no trabajo con el FBI. –ella alza una ceja.

—¿Segura? Por que últimamente vas mucho al edificio del FBI. –yo la miro.

—¿Me estas vigilando? –pregunto indignada.

—Sorry, pero tengo que saber con que clase de personas se junta mi hija. –responde Christopher serio.
Lo miré aciendome la ofendida, no puedo ni pensar que alguien me siga a cada lugar que voy.

Después de haber aclarado lo del hecho de que Christopher me haya mandado a vigilar empezamos a hablar seriamente.

A lo que padre de Ema me contó que había recibido una llamada de Daniel Heureaux donde le dijo que tenía a Ema e incluso se la había puesto al teléfono para que hablara con el.

Ema esta secuestrada todo por que el señor Thirlwall se negó a prestarle ayuda a el señor Heureaux a salir del país.

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