Capítulo XXX

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Ema

—Hola Ema

No puede ser.–digo en mi interior.

—Quizás te estas preguntando ¿por que estas aquí? –lo miro y ruedo los ojos.

Estúpido nisiquieras sabes lo que estoy pensando para saber si en realidad es eso lo que me estoy preguntando.

Te responderé el ¿por que estas aquí? –arrastra una silla y se sienta frente a mi. —Sabes.

Muchas cosas–ruedo los ojos.

—Deja de rodar los ojos, te pareces mucho a tu padre en ese gesto. –vuelvo a rodar los ojos.—Bien como te decía anteriormente, te diré las razón de ¿por que estas acá?

Yo a sentí.

—Hace unos días tuve un encuentro con tu padre, al cual le pedí que me ayudará para salir del país para que los estúpidos del FBI no me encuentre, pero tu padre se negó y ahora le tocará pagar las consecuencias de haber rechazado ayudarme. –finalizó con una sonrisa.

—Entonces mi papá sabe dónde está este señor el puede ir a denunciarlo, tengo que hablar con el. Espera como lo haré si estoy amarrada. –respiro hondo.

—Te quitaré la sinta que tienes en boca si promete no gritar. –yo a siento.

El me fue quitando la sinta al principio lentamente pero después la arrancó, que animal.

—¿Me podría dar agua? por favor. –es lo primero que digo al ya no tener la sinta esa sobre mi boca.

El me mira raro. –¿Agua? Estas amarrada, secuestrada y lo que pides es agua.

Yo a siento. —¿Qué quería? Que me pusiera a gritar como loca que me sortara y que me dejara libre, algo que se que no hará, no gastaré mi saliva en barde.

—Eres muy inteligente. –dice con una sonrisa.

—Ya lo sé, ahora el agua. –le digo mirándolo mal.

—No estas en un hotel ni en tu casa para mandar. –le doy una mirada fulminante. —Pero no te preocupes el agua te la mandaré a traer con uno de mis hombre en un rato. —sonrio satisfecha. —Ahora es que llamar a tu padre para que sepa que estas en mi poder y tendrá que ayudarme para que no le pasé nada malo a su hijita querida.

El saca su celular de bolsillo izquierdo delantero del pantalón negro de tela que lleva se pone a marcar en la pantalla supongo es a Christopher.

—Hola Christopher viejo amigo. –dice con una sonrisa en su rostro. —No llamo para eso, te llamo para decirte que tengo una personita aquí conmigo que te quiere saludar. –lo miro mal, nunca le dije que quería hablar con Christopher.—Claro que no le hare nada, todo lo que le pase depende de tí. –se calla un momento supongo mi papá esta hablando. —Ok no te preocupes te la pondré.

Me pone el célular en el oído izquierdo. —Ema ¿estas bien?–escucho la voz de mi papá desesperado jamás en mi vida lo había escuchado haci.

—What's up Chris ¿como están por allá? –digo tranquilamente.

—Ema deja el relajo y dime ¿como estas y donde estás?–dice rápidamente.

—Pues estoy sentada amarrada en un cuarto color blanco que por cierto esta mal pintado.

Hij... –Daniel no lo dejó que terminará y me quitó el celular del oído.

—Ya escuchaste, tu hija está bien por el momento, te daré setenta y dos horas para que ide el plan para sacarme del país o si no te mandaré a tu linda hija descuartizada en una caja de regalo hasta la puerta de tu casa y ya sabes nada de hablar con la policía.

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