Renato se dejó caer en la silla del comedor, al lado de Emilio, frente a Joaquín, Martha le había convencido de bajar al menos a cenar ya que no se había alimentado en todo el día y se la había pasado encerrado en su habitación sin hablar con nadie.
Martha comenzó a servir los platos, había preparado un estofado de carne que olía delicioso, a Renato por un momento se le olvidaron sus pensamientos, rencores y corajes, la comida de su nana siempre le hacía sentir mejor.
En la mesa se sentía la tensión, Emilio estaba preocupado, su mente no había dejado de pensar en todo lo que Renato había dicho sobre su hermano, en la pelea que tuvo con su madre el día anterior. Tampoco había dejado de pensar en el momento que compartió con Joaquín esa tarde. Era un recuerdo que le daba algo parecido a la esperanza. Tal vez podría acercarse poco a poco al chico y conocerle.
Que dejara de temerle.
Renato volteó a ver a su hermano, que solo comía un poco de la ensalada de verduras y arroz que también había preparado Martha para la cena.
—¿Porqué no comes carne, Joaquín?– preguntó, serio, llamando la atención de su madre y de Emilio, Joaquín no le miró. —¿Ahora eres vegetariano, o algo así?– Renato dejó su tenedor encima del plato, mirando a su hermano remover los granos de arroz blanco en el propio. —Joaco– le volvió a llamar.
—Renato, quiero cenar en paz, hijo, por favor– comentó su madre, desviando la mirada de su hijo menor a su hijo mayor que tenía los ojos pegados en su plato.
—Yo también, ma– respondió el chico, con un tono de voz entre desafiante y molesto. Miró a su madre con ojos oscuros. —Y para poder cenar en paz, me gustaría saber porqué Joaquín no está comiendo. Este. Delicioso. Estofado.– continuó entre dientes, señalando la bandeja del platillo de carne, Emilio miró a Joaquín después de haber evitado ver a los tres miembros de la familia. —Estoy muy seguro de que Martha lo preparó con muchísimo amor, y Joaquín, obvio, se puso de especial y lo rechazó– soltó, sin dejar de mirar a su hermano mayor.
—Renato, cálmate– susurró el rizado, Renato lo volteó a ver, puso las manos sobre la mesa, dejó a su boca curvarse un poco en una mueca que a su madre le pareció una sonrisa casi demoníaca.
—Estoy muy calmado, Emilio– le dijo, con el tono de voz grave. Emilio lo miró. No. No estaba calmado.
—Renato, ya.– dijo su madre en tono duro, Joaquín estaba hundido en su silla, comiendo en pequeños bocados, comiendo porque tenía que comer, sabía que si se levantaba la escena se haría mas grande, trató de ignorar a su hermano, con la cabeza gacha, los hombros alzados, la mano que sostenía el tenedor temblaba un poco. —Estás poniendo incómodo a tu hermano–
—¡Uy!– soltó Renato, levantando las manos en un ademán de burla —Perdóneme señorito Joaquín, por incomodarle– hizo comillas con las dos manos al soltar la última palabra de su frase —Lo que menos quisiera es que se ponga más triste de lo que está acostumbrado– dijo en tono bajo, pero no lo suficiente para que todos en la mesa escucharan. Su madre soltó un suspiro pesado, Emilio bajó la mirada a sus manos que descansaban en su regazo, incómodo, Joaquín no había levantado la cabeza en ningún momento. Renato soltó una carcajada seca.—Como si fuera posible, eres la depresión con piernas– espetó.
Joaquín dejó salir de su boca una espiración sorprendida, detuvo su mano dejando el tenedor a medio camino del plato a su boca. Renato comenzó a levantarse de su lugar. Su madre trató de detenerlo del brazo pero el chico se soltó del agarre de la mujer. Martha salió de la cocina al escuchar parte de lo que sucedía.
—¿Qué pasó Joaquín?– murmuró a su hermano, que se había hecho más pequeño en su silla. —¿Cuándo vas a hablarme?– preguntó, no esperando una respuesta. Ya no. Joaquín sentía las mejillas calientes y la garganta arder. —¿Cuándo vas a mirarme?– le preguntó de nuevo, con la voz más rígida, endureciendo la mandíbula.
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Letargo. (Emiliaco)
Hayran KurguJoaquín se siente mal, se siente solo, se siente perdido, se siente... ¿sucio? Tiene mucho tiempo sin sentir nada más que dolor. ¿Que te pasó, Joaquín? ¿Desde cuando estás metido en este horrible letargo? "-Ma- cortó el silencio Renato, haciendo que...