Corbyn estaba apuntado
en la lista de besos que
poseía Jade.
El nombre de Jade estaba
escrito en la lista de besos
que tenía Corbyn.
Los dos desconocían el reto
que tenían ambos y conseguir
el beso de la victoria costaría
más que un simple roc...
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La vuelta al instituto fue incómoda y horrible para Jade y Corbyn. La gente les odiaba por lo de la lista y eso se podía ver en las acciones y miradas que les daban cuando les veían pasar.
Reclutaron a los chicos y a Emma para que estuvieran con ellos, pero todo se estropeaba cuando entraban a clase, ya que no compartían aula juntos.
Miley y Ryan tenían secuaces en todas partes. Gente que quería hacer daño a Jade y Corbyn solo para conseguir algo que los dos populares prometían. Nadie sabía que era, pero todo el mundo accedía cuando le proponían la idea.
Corbyn se sentía desprotegido. No le gustaba andar en silla de ruedas por el instituto en aquella situación. Podrían hacerle cualquier cosa y él no podría detenerlos.
- Hey Jade.
La morena se giró a su llamado y se sorprendió cuando unos labios tocaron los suyos sin previo aviso.
Ella se separó inmediatamente.
- ¡¿A tí que tengo pasa Brett?! - exclamó enfadada limpiándose la boca.
El chico rió al igual que sus amigos.
- Queríamos saber si estábamos también en tu lista. - dió un paso al frente al igual que los demás y ella retrocedió - ¿No te gustaría probarlo? Quizás ganas algunos puntos extras.
- Alejaros. - dijo intentando sonar firme, pero su cuerpo temblaba - Si no... - miró a su alrededor y se dió cuenta de que estaba sola. Ya había sonado el timbre - Si no gritaré.
- ¿Enserio? - un amigo de Brett la tapó la boca - Tranquila, no teníamos pensado divertirnos aquí.
Jade entró en pánico e intentó chillar o patalear, pero todo el grupo de Brett la tenía sujeta. Corbyn estaba en un examen importante en el otro edificio, no podía salvarla.
Sollozó sin dejar de moverse y los chicos rieron.
El sonido de una pistola cargándose se oyó al fondo del pasillo y Jade cerró los ojos creyendo que la matarían. Sin embargo, los chicos al oír eso giraron la cabeza hacia ese lugar y en cuestión de segundos salieron corriendo dejando a la chica allí.
La morena abrió los ojos relajando su respiración, frunció el ceño y observó el final del pasillo.
Un chico estaba allí con la pistola apuntando al techo y una expresión aburrida en el rostro. Era de estatura media, piel pálida, pelo castaño oscuro y rostro serio. Jade debía admitir que era apuesto.
- De nada. - dijo frío y se dió la vuelta con tranquilidad.
Jade entrecerró los ojos confundida. ¿A ese chico que le pasaba?
Decidió olvidarlo y recogió sus cosas dispuesta a irse de allí como si nada hubiera pasado, pero al salir, no pudo evitar mirar hacia atrás por si el chico seguía allí.
