Capítulo 8

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Corbyn sonrió juguetón y sujetó a Jade de la cintura

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Corbyn sonrió juguetón y sujetó a Jade de la cintura.
Ella dejó sus manos en el pecho del chico y comenzó a mover sus caderas contra las de él.

Las emociones y sensaciones que Corbyn sentía con ella eran imposible de canalizar y expresar a través de palabras. Solo podía jadear mientras el sudor en su frente se deslizaba por su rostro hasta su cuello, cerrando los ojos para sentir con plenitud.

El rubio alzaba las caderas continuamente para poder conseguir más placer, mientras que Jade restregaba todo su cuerpo contra el miembro del rubio.

Nadie les podía ver ni oír. A esas horas, nadie pasaba por allí y en ese lugar casi nunca había gente, ya que estaba medio abandonado.
Y si la gente pasaba, no les podrían ver, la hierba era bastante alta y los cubría completamente.

Jade y Corbyn compartían sentimientos y se entendían entre ellos con gran facilidad. Los dos eran parecidos y solo habían encontrado una nueva distracción frente a la soledad con el reto de la lista de besos.
Siendo obligados a ser tocados y sentir por fin calor corporal después de mucho tiempo. Obligados a sentir un mínimo de amor mezclado con toneladas de lujuria día a día.

Así era como ellos mataban la depresión y soledad.

Y ahora, tocándose el uno al otro. Comenzaban a sentirse mucho mejor que con las otras personas que habían estado. Conociendo lo que habían pasado ambos, se esforzaban y sentían mucho más cada caricia y toqueteo que recibían. Creían que así podrían curarse mutuamente, pero no estaban ni cerca de aquello.

Los dos gemían a la par.
Corbyn llevó sus manos al trasero de la chica, levantando su falda poco a poco.
En cambio, ella bajó sus manos hacia el miembro erecto del rubio y empezó a masajearlo por encima de la tela del pantalón.
A Jade se le hacía casi imposible hacer eso sin pensar en besarle.

Después decidió dar el siguiente paso y metió la mano dentro de su pantalón y boxers.
Corbyn soltó un gemido cuando notó las tibias manos de la chica en su amiguito y comenzó a gemir mucho más en cuanto ella comenzó a estimularlo sin ningún problema.

Corbyn intentaba detenerse, pero estaba llegando al orgasmo solo con ese simple toque. Si sólo eso le ponía así, ¿Qué pasaría si hicieran el amor?
Al final pasó, él se liberó y la chica paró sus movimientos.

El rubio cerró los ojos intentando regular su respiración mientras Jade jugaba con su cabello.

- ¿Cuánto tiempo tenemos? - preguntó sin abrir los ojos.

- Un cuarto de hora. Mi madre solo me ha llamado para avisarme.

- Perfecto. - sonrió ampliamente y abrió los ojos.

Dió una vuelta sobre sí mismo atrapando a Jade debajo de él.

- ¿Qué piensas hacer Besson? - preguntó la chica con una sonrisa seductora.

- Solo quiero devolverte el favor.

Comenzó a bajar sus manos por todo el cuerpo de la morena, bordeando y delineando todas las curvas de su cuerpo. Una de sus manos fue algo más lejos dejándola justo encima de la parte íntima de Jade.
Soltó una risa ronca antes de comenzar a tocarla sin piedad alguna.
Hizo de lado su ropa interior y metió de pronto un dedo dentro de ella quitándola el aliento de inmediato.
Lo removió de un lado a otro llenando a la chica de placer.
Hasta que paró.

Jade le miró confusa ante su repentino descanso, pero se dió cuenta que solo lo había hecho para comenzar a bajar su ropa interior hasta sus pies.

Corbyn acercó el rostro a su feminidad y lamió la zona con determinación. Succionanaba continuamente el líquido que la chica había generado ante su tacto y pasaba la lengua por los laterales.

Jade sujetaba la cabeza del chico hacia su zona íntima alzando las caderas para conseguir más de lo qué él le proporcionaba. No era placer. Lo que Corbyn hacía llegaba a más que eso.

- Corbyn - gimió ella avisándole de que estaba llegando al orgasmo.

El chico, sabiendo lo que pasaba, hizo sus movimientos más rudos y rápidos, y ella llegó al orgasmo en cuestión de segundos después.

Después se tiró a su lado en el césped y observó como ella intentaba calmarse con una sonrisa divertida.

- Dios, sabes divino. - exclamó relamiendo sus labios.

Ella sonrió de lado sin abrir los ojos e intentó incorporarse, pero casi se le había olvidado como andar por lo que había pasado momentos antes.

Corbyn la sujetó de la cintura y la ayudó a levantarse, aprovechando que ella no tenía todavía la ropa interior para apretar su trasero.
Ella soltó un pequeño grito y le miró mal.

El rubio sólo sonrió tendiéndole de nuevo su ropa interior.

- Estoy deseando ir a tú casa para estudiar. - comentó Corbyn con una sonrisa.

- No te creas que va a ser así siempre. - dijo ella mientras se ponía las bragas.

- Oh no nena - empezó agarrándole de la cintura - Ya me has enseñado el paraíso y no pienso volver a la tierra.

THE KISS LIST; 𝗖.𝗕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora