Capítulo 7

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Jade y Corbyn estaban callados, sentados el uno al lado del otro

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Jade y Corbyn estaban callados, sentados el uno al lado del otro.
Las gradas de la pequeña pista de baloncesto estaban desiertas y hacía todo demasiado silencioso.

—Por eso te mudaste, tú madre necesitaba más trabajo para pagar el tratamiento de tú padre y todo los gastos de la familia. Por eso... ¿No te gusta estar en casa?

—Sí —susurró con la voz rota y limpió sus lágrimas rápidamente—. Odio saber que no recuerda nada de lo que vivimos juntos. Odio tener que esconderme en mi cuarto para no enfrentarle. Prefiero evitarlo.

Corbyn se sentía un inútil por no poder encontrar alguna solución al problema del padre de Jade.

—Puedes venir a mi casa cuando quieras, enserio. No hay problema. Y si quieres ayuda con el dinero...

—No —cortó con rapidez—. No quiero tu dinero —el chico se tensó, incómodo y ella recapacitó un poco—. Lo siento, pero... Mi familia es orgullosa y no podría aceptarlo. Pero sí que iré a tu casa, si no es molestia.

Corbyn asintió con una sonrisa.

—Serás bienvenida, siempre.

Ella sólo asintió y se quedaron de nuevo callados.

La chica miraba al frente, perdida en algún punto del horizonte. Corbyn la observaba preocupado.
Agarró su mano y solo en ese entonces Jade le miró.
Él sonrió de lado provocando que ella hiciera lo mismo.

- ¿Quieres que te enseñe a jugar al baloncesto o qué? - preguntó levantándose del asiento.

Ella le siguió con una mirada confusa.

- Pero no tenemos pelota.  - comentó Jade frunciendo el ceño.

- ¿Quién ha dicho que para jugar al baloncesto se necesite pelota?

- Todo el mundo. - contestó ella obvia.

Corbyn rodó los ojos sonriendo y bajó de las gradas dando grandes zancadas.
Fue a la moto aparcada en una esquina de la pista y comenzó a rebuscar en el compartimento donde normalmente guardaba el casco.
Sacó una pequeña pelota que podía sujetar solo con la palma de su mano y se acercó de nuevo a Jade.

- ¿Con eso vamos a jugar? - cuestionó la chica con una mueca.

Corbyn volvió a rodar los ojos asintiendo.

- No seas tan quisquillosa.

Sonrió divertido para luego empezar a botar la pelota alrededor de Jade.

- ¡Vamos! - alentó - ¡Quítamela!

Ella comenzó a estirar sus brazos hacia Corbyn intentando agarrar la pequeña pelota, pero el rubio era muy escurridizo y se le hizo imposible.
El chico comenzó a reír victorioso y Jade frunció el ceño volviendo a extender sus brazos al balón para poder quitárselo.
Imposible.

El baloncesto no se le daba bien. Era mejor en fútbol...

Sonrió de lado antes de dar una patada a la pelota cuando ésta iba a tocar el suelo.

- ¡Hey! ¡Eso es trampa! - se quejó Corbyn yendo a por ella.

Pero Jade se le adelantó y comenzó a conducir el balón con los pies alrededor de Corbyn. Justo igual a lo que le había hecho él.
Ahora el chico no podía quitarle el balón ya que no tenía tanta destreza en los pies.

Pero nadie le iba a ganar.
Cogió a Jade de la cintura y la puso en su hombro mientras ella pataleaba sin cesar.

- ¡Otra vez no! - gritó cansada - ¡Déjame!

Corbyn rió triunfante y caminó hacía un gran árbol cerca de las pistas.
Estaba rodeado de hierba larga y seca.

Cuando llegó al pie del árbol se arrodilló con ella aún encima y la recostó en la hierba delicadamente.
Antes de que ella pudiera levantarse el rubio se puso encima de ella con cada brazo al lado de sus hombros.

- Eres hermosa. - comentó en un susurro que a Jade le pareció adorable.

- Tú tampoco estás mal. - sonrió de lado y puso sus manos en el pecho de Corbyn.

El pelo de Jade estaba esparcido por la hierba y a Corbyn no le pudo parecer más encantadora.
Su piel morena resaltan con el color de la hierba y sus labios...
Olvidó ese pensamiento y se centró solo en sus ojos.

Pero lo necesitaba. Necesitaba sentir los labios de Jade sobre los suyos. Quería hacerlo. Tener el placer de saborear su boca sin perder la estúpida apuesta.

Se acercó a su rostro con lentitud y en ese momento Jade pudo deducir que iba a ganar el reto.
Pero no la besó. Al menos no lo hizo en los labios.

Corbyn había optado por besar solo su cuello. Y aunque no le pareciera lo suficiente satisfactorio, se aguantó.

Succionó su piel con delicadeza, pasando de vez en cuando la lengua por la zona afectada.

Jade soltó un gemido cuando el rubio llegó a su punto débil y fue justo en ese momento cuando el miembro de Corbyn comenzó a crecer.

La chica volvió a jadear, ya qué las caderas de Corbyn estaban a la misma altura de las suyas y pudo notar como el amiguito del chico crecía directamente en su feminidad.
Ahora fue el turno del rubio para jadear.

- Corbyn. - exclamó la chica con la respiración agitada.

- No me digas que ya estás húmeda. - comentó el rubio divertido.

- ¿Qué? ¡No!

- ¿Enserio? - susurró en su oído rozando sus labios con su oreja - Podemos comprobarlo si quieres.

Quitó una de sus manos del suelo (mientras que con la otra se sujetaba para no caer encima de Jade) y la deslizó por el muslo de la chica.
Subió su falda y tocó directamente su intimidad.

Jade clavó sus dedos en el pecho de Corbyn mientras gruñía.

- Sí que estás húmeda. - susurró en una risa - No me mientas.

Ella respiró con dificultad antes de sonreír socarronamente.

- Recuerda que tú fuiste el primero en excitarse. - metió su mano en el pantalón de Corbyn y acarició su miembro.

Corbyn gimió sonoramente y Jade sonrió.

El teléfono de la chica les interrumpió con un horrible sonido.
El rubio gruñó sin levantarse. No quería que ella se fuera.

Jade cogió el teléfono y tras algunas cortas palabras colgó.

- Tengo que recoger a mi hermana. - informó y Corbyn se quitó de encima malhumorado.

Ella rió y antes de que Corbyn se levantara por completo le tiró nuevamente al suelo y se sentó encima de él.

- Pero antes vamos a bajar ese problema tuyo. - señaló el gran bulto con una sonrisa.

THE KISS LIST; 𝗖.𝗕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora