Capítulo 17

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Las lágrimas habían parado de caer, pero las mejillas de Jade seguían con aquellas marcas de tristeza y desolación

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Las lágrimas habían parado de caer, pero las mejillas de Jade seguían con aquellas marcas de tristeza y desolación.

Llevaba dos días sin salir de su cuarto por la muerte de su padre, y por lo que se podía observar, aún le quedaba un largo trecho que pasar para recuperarse y tener fuerzas para ir al instituto.

Tenía el móvil apagado desde aquel día, por lo que no pudo ver los millones de mensajes que Corbyn le mandó.

El rubio estaba preocupado por ella. No respondía sus llamadas, no leía sus mensajes y cuando pasaba delante de la casa no parecía que no hubiera nadie, por lo que no llamaba.

¿Qué podía hacer? La única opción que le quedaba era el hermano de la chica, pero eso era una pésima idea.
Estaba claro que a Michael no le gustaba para nada Corbyn.

El funeral del hombre ya había pasado. Fue el peor día en la vida de Jade. Vio como se iba su mejor amigo, su compañero de juegos, el que siempre le compraba galletas cuando estaba triste, el que la escondía de su madre cuando ella estaba enfadada; su padre.

Corbyn llamó a la puerta de la casa agitando sus manos nerviosamente.
Creía que Jade se había arrepentido de todo lo que habían pasado juntos, creía que ya no le gustaba.

La puerta se abrió de golpe mostrando el rostro serio de Michael.
Al ver al rubio allí alzó las cejas y se cruzó de brazos.

- ¿Qué quieres?

- Hablar con Jade...

- No está. - intentó cerrar la puerta pero la voz de su hermana le interrumpió.

- ¿Quién ha llamado? - preguntó Jade con una voz monótona desde el piso de arriba.

Su hermano gruñó mientras Corbyn sonreía.

- ¡Espera un momento! - gritó Michael a Jade y se llevó al chico fuera de la casa.

- Mira rubio teñido... - comenzó.

- No soy teñido.

Michael soltó una exagerada risa.

- Sí, y One Direction a vuelto. - Corbyn frunció el ceño ofendido y rodó los ojos. - El caso es que no quiero que te acerques a Jade.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Porque solo la haces mal. Debería haber estado aquí cuando su padre murió, pero estaba contigo. - el chico abrió los ojos sorprendido.

- Siento lo de tu padre... Pero no fue mi culpa, no sabía que podía pasar eso tan pronto.

El chico mayor rodó los ojos asintiendo.

- Nadie lo sabía, y de eso es de lo único que te salvas. - le miró con dureza, examinándolo de pies a cabeza - Jade ha bajado sus notas desde que te conoció, y por lo que he visto tu las has subido ¿No es cierto?

- Si, pero yo no...

- Tranquilo, sé que aún así no llegarás muy lejos. - Corbyn bajó la mirada bufando - Lo que te intento decir es que tú no irás a la universidad y Jade quiere ir, pero es demasiado buena como para dejar a su "novio" solito. - rodó los ojos - Cometerá alguna locura y no podrá ir a la universidad. ¿Dejarás que pase eso? ¿Dejarás que deje sus sueños atrás por tí? - rió con ironía - Sé que solo te estás aprovechando de ella, pero porfavor, para ya. No estropees más su vida.

Corbyn se quedó callado. No quería estropear el sueño o la vida de Jade. Y, aunque sus intenciones eran buenas (no como Michael había dicho) sabía que la chica estaría mejor sin él.

- ¿Puedo verla? - preguntó en un susurro.

Michael gruñó, pero al final accedió.

Antes de que el rubio subiera las escaleras le agarró del brazo y le giró hacia él.

- Está será la última vez que quiero verte con ella. - amenazó - Mañana, si decide volver al instituto, no la vas a hablar, mirar o siquiera notar. ¿Entendiste? Quiero que te odie.

Corbyn asintió con la cabeza baja y corrió hacia arriba.

Tocó dos veces la madera barnizada de la puerta y entró con sigilo.

Jade estaba tumbada boca arriba en la cama, pero cuando oyó la puerta abrirse giró su cabeza hacia el chico.

Corbyn corrió a la cama y la envolvió en un enorme abrazo, dándola todo su apoyo y ánimos. No dijeron nada, solo se necesitaban sentir el uno al otro.

- Siento mucho... - se calló al oír un sollozó y cerró los ojos con fuerza.

No le gustaba verla de esa forma. Quería que estuviera feliz, que volviera a ser la Jade de antes.

La apretó aún más en sus brazos y besó su cabeza.

- Sé que debe de ser duro Jade, pero la vida debe seguir, él no hubiera querido que te quedaras en tu cuarto para siempre. - besó su frente y limpió sus lágrimas.

Jade asintió convencida y sorbió su nariz.

- Gracias. - susurró y Corbyn sonrió enternecido por su adorable voz.

Se quedaron callados de nuevo, abrazándose y disfrutando del silencio.
La chica cada vez parecía más cansada y sus ojos se cerraban por si solos.

- ¿Jade? - susurró Corbyn.

- ¿Mjm? - cuestionó ella somnolienta.

- Prométeme que nunca me vas a odiar, haga lo que haga y diga lo que diga.

Jade se quedó un poco confusa, pero el sueño le estaba venciendo y solo pudo asentir diciendo:

- Te lo prometo.

THE KISS LIST; 𝗖.𝗕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora