Capítulo 37

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Corbyn

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Corbyn

Me pasé los fines de semana tratando de olvidarla.
Pero no podía detener a mí mente.

Trataba de fingir que yo era el bueno, pero ella podía negarlo con un simple argumento.

Tenía razón, debía haberle enviado un mensaje de buenas noches. Debería haberla dado más tiempo. Desearía haber sabido todo esto antes.

Ahora repetía nuestra despedida en mi cabeza, pero ni siquiera fue un adiós. Todavía la escucho tocando mi puerta, rogando piedad.

Intentó llamarme, pero ya había tenido suficiente. Le dije que estaba bien, no me importó mucho, pero me di cuenta cuando colgó de que lo había arruinado.

Traté de fingir que me encontraba perfectamente, pero Jade me conocía. Me conocía muy bien.

Si pudiera recuperarlo... Si pudiera, lo haría. Le daría todo lo que tengo.

Y ahora allí estaba ella, tumbada en mi cama apretando las cobijas contra su cuerpo desnudo, entre las sábanas arrugadas, recuerdo de lo que vivimos anoche tratando de arreglar todos mis errores. Solo mis errores.

Me sentía una pésima persona por no confiar en ella, precisamente en ella.

La que me cuidaba cuando estaba enfermo, me invitaba a su casa para que no me sintiera solo, me ayudaba a estudiar, me dió una segunda oportunidad, me amaba...

Y yo solo... Lo estropee.

No saqué la máxima nota en los exámenes, no me esforcé. No podría estar con ella en la universidad, arruiné mi sueño, y lo peor de todo, arruiné el suyo.

Dejé caer mi cabeza hacia abajo y restregué las manos por mí rostro, intentando despejar mi mente.

Me giré un poco para volver a verla. Dormía con tranquilidad, sus largas pestañas descansaban en lo alto de sus mejillas. Parecía una diosa, tan majestuosa, Tranquila y bella.

Era todo lo que deseaba y necesitaba, pero yo no era lo que ella merecía.

Me levanté de la cama y me vestí con rapidez directo al estudio de mi padre. Necesitaba hacer algunas cosas.

Jade

Tras despertar y no encontrar a Corbyn en el cuarto, decidí ponerme una de sus sudaderas y preparar el desayuno.

Observé el calendario encima de la mesa, hoy era la graduación. El puto último día de clase.

Sonreí anchamente y deambulé por la casa con una taza de café en las manos para aquel rubio.

THE KISS LIST; 𝗖.𝗕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora